El lumpen

El lumpen

De la ropa sucia, que se lava en casa, no se puede hacer una bandera blanca.
Izo este par de calzoncillos,
hago flamear mi par de calcetines

¿Y dónde – pienso – lavan la ropa sucia los sin casa?
Yo, que creo tener una casa y que no hago, por eso, la guerra
no estoy en paz ni conmigo mismo ni con nadie

(quién demonios es el sí mismo en estos casos)
en lugar de lavar la ropa sucia hago de ella – y me traiciono – una bandera de rendición.

Enrique Lihn

Ahora que se acerca el primer lunes de septiembre, que en Estados Unidos es un día conmemorativo conocido como el Labour Day o Día del Trabajo, el equivalente al Primero de Mayo en casi todo el resto del mundo, viene a colación algo muy relacionado con el trabajador o más bien con su antagonista, el que no da un golpe y vive de lo que se presente, el llamado “lumpen”.

Sin duda alguna la palabra “lumpen” la conocimos después de la revolución, porque antes ni nos percatamos en lo absoluto de que existía salvo para algunos estudiosos de las obras de Carlos Marx.

El lumpen surgió con fuerza como un personaje representado por un vago, que trataba por todos los medios de evadir el trabajo y fue particularmente utilizado como propaganda de lo que no debía ocurrir, por ser un sujeto negativo, durante diferentes etapas a lo largo del proceso revolucionario.

Algunos recordarán que en Cuba circuló un semanario humorístico con ese nombre, al estilo de Zig-Zag, Palante, El Pitirre, El Sable o Melaíto, los que en diferentes momentos fueron suspendidos por el régimen cubano. Desde entonces el humor ha sido el arma subversiva que más ha temido la dictadura.

La ofensiva revolucionaria de 1968 criminalizó mediáticamente todo lo que no lo hubiera sido hasta ese momento o ya lo había sido antes como fueron dejarse el pelo largo, los pantalones estrechos, tener familia en el exterior, ser homosexual o religioso y sobre todo criticar las acciones del gobierno. Pero al igual que con Zig Zag y otras publicaciones, solamente a los extremistas les hacía gracia lo que publicaban.

Pero desde hace años El Lumpen volvió a aparecer, ahora en una versión digital y con un humor bastante discutible para mi gusto y con menos credibilidad en lo que publica, pero se entiende que se trata de sátira fantasiosa que no creo que

Lo importante es que la palabrita impactó entre los cubanos y todavía, a pesar de que la mayoría no sabe de qué se trata ni su origen, sigue aplicándose. Si antes de 1959 hubiera sido de dominio público, al Negrito del Batey de Alberto Beltrán lo hubieran llamado “el Lumpen”.

El auge de la palabrita lumpen en Cuba

Ya vimos que el auge de la palabrita comenzó con la llamada “Ofensiva Revolucionaria” de 1968 que destruyó la economía y siguió con el fiasco de la zafra de los 10 millones que llevó al país al abismo, pero continuó como parte de los los giros del idioma en Cuba. Ya se había empleado, pero con menos fuerza en los primeros años de la revolución, donde se reprimió a jóvenes con posturas no afines a la revolución y que fueron llevados a campamentos de trabajo de la UMAP.

Pero su mayor uso fue a partir de los sucesos de la Embajada del Perú y el puente marítimo de Mariel hacia los Estados Unidos en mayo de 1980. Los mítines de repudio, al mejor estilo de los nazis, consistió en atacar con golpes e insultos a los que abandonaban el país y los títulos que les endilgaron era el de “gusano,escoria, antisocial, siquitrillado,lacra social y lumpen”, calificativos para desprestigiarlos como personas.

Esto se estableció de tal forma que lumpen, gusano o escoria era repetido como un cliché a todo el que siquiera se expresara en contra de alguna medida del régimen y de ello no se salvaba ni siquiera los familiares.

Un versito de esos años decía:

“Se robaron el café y el cigarro en La Victoria
Y no puede ser la escoria porque la escoria se fue.”

Los cubanos sabíamos que escoria eran las impurezas del metal cuando era fundido o maquinado, gusano era alguien que se arrastra, pero lo de lumpen, ese era un nombre totalmente ajeno a nuestro vocabulario. Los revolucionarios los interpretaron como sinónimo de personas viles y despreciables.

Origen

Pero el origen de la palabra lumpen es otro.

Se trata de un germanismo, derivado de “lappen” (trapo o harapos), cuya derivación Lumpen, describe a aquellos que viven al margen de la sociedad en condiciones de pobreza extrema, o sea, harapientos, mendigos, vagabundos y ladrones que viven sin trabajar, los marginales, lo peor de todas las clases sociales y sin conciencia de clase, pero no tuvo una relevancia notable hasta que fuera acuñada por Carlos Marx, lo que hizo que se hiciera de uso común en los regímenes comunistas.

No es la única palabra alemana que empleamos a menudo sin saber su origen, como es Alzheimer, Búnker, Bundesliga, Volkswagen, Leitmotiv, Kaputt, Blitzkrieg, Kindergarten, Kirsch, Zeppelin, Poltergeist, Delikatessen, Putsch, Strudel, Zeitgeist, Edelweiss, Gestapo, Nazi, Schnaps, Oktoberfest, Hamster, Realpolitik, Lager, Sauerkraut, Wermut, Pilsener, Dachshund, Autobahn, Berline, Kobalt, Pretzel, Kitsch, Accordion, Aspirin, Pistole, Zink, Proletariat, Panzer, entre otras.

“Lumpemproletariado” es un término propio de la teoría marxista, que fue empleado por Karl Marx y Friedrich Engels a mediados del siglo XIX en sus obras.

Con su teoría comunista, plantearon la injerencia del estado en todos los aspectos de la vida, desde la ideología, controlando y censurando la educación y los medios de comunicación y difusión, pasando por la prohibición de las religiones, la injerencia gubernamental sobre la familia, el establecimiento de políticas de un único partido, la estatalización de todos los medios de producción y financieros y la militarización de la sociedad, garantizando con ello el que el grupo gobernante se mantenga en el poder.

Tanto en su obra cumbre, “El Capital”, como en el Manifiesto Comunista, los teóricos del socialismo y el comunismo, definen al lumpen como lo más bajo de todos los estratos sociales, una masa de desclasados que fue separada del proletariado o clase obrera, y que se alimenta económicamente de cualquier tipo de actos criminales o el actuar como pordioseros o mendigos. El lumpen no es el vago que ha sido erradicado de los campos y se ven obligados a delinquir para vivir, sino que es un producto de la descomposición social que es muestra de la marginalidad extrema, como son los indigentes, mendigos, prostitutas, drogadictos y todo tipo de delincuentes de baja monta y que pueden vivir de lo que para otros constituyen desechos.

Su modo de vida está por debajo de los más miserables integrantes del proletariado y no aportan nada a la sociedad, ni siquiera su fuerza de trabajo, son totalmente improductivos.

Y que el lumpen no posee conciencia de clase alguna, es un grupo social muy fácil de ser comprado por las clases poderosas para apoyar sus proyectos, de ahí que fuera aprovechada esta característica para definir que los enemigos de la revolución eran lumpen comprados por el “oro yanqui”.

Marx escribió una obra monumental: El Capital, donde detalla la esencia del sistema capitalista. Fuera de eso, toda su producción fue una porquería inservible, ni siquiera como abono, muchas de ellas para complacer a quien lo mantenía: Federico Engels.

La Corte de los Milagros

En su monumental obra “El Jorobado de Nuestra Señora de París”, se habla de la llamada Corte de los Milagros, una zona marginal del París del siglo XVII, donde se reunían mendigos, falsos impedidos físicos, prostitutas y toda ralea de baja condición. Durante el reinado de Luis XIV, el Rey Sol, el más famoso de la historia de Francia y cuyo reino duró 72 años, contrastando con la opulencia y derroche de la corte, la inmensa mayoría de la población estaba sumida en la pobreza de forma tal que muchos tenían que convertirse en mendigos o delinquir para no morir de hambre.

Las constantes guerras con su secuela de tullidos y mutilados, así como huérfanos, la enorme subida de los impuestos para sufragar las guerras y el derroche de los nobles y la corona, llevó al empobrecimiento casi total de los menos favorecidos.

Es ese el origen de la Corte de los Milagros, lugar donde vivían hacinados estos infelices y donde a los niños se les enseñaba a robar desde pequeños y donde la policía ni el ejército no se atrevían a entrar. Allí tenían sus leyes y su propio gobierno, encabezado por su propio rey, El Grand Coesre. Llegó un momento en que existían en París doce lugares conocidos como la Corte de los Milagros, los que eran los lugares más peligrosos de toda Francia.

Victor Hugo se inspiró en los personajes de la Corte de los Milagros para escribir la citada novela, donde destacan Quasimodo, el jorobado y sordo campanero de la Catedral de Notre Dame y la gitana Esmeralda, injustamente condenadas al patíbulo.

Y el nombre de la corte viene nada menos de que muchos fingían incapacidades, enfermedades o lesiones que no tenían y que les servían para pedir limosna o para robar y cuando regresaban a sus hogares en los barrios marginales donde vivían, desaparecían como por obra de un milagro su invalidez. No podía llamarse de otra forma sino Corte de los Milagros, un lugar donde diariamente ocurrían tantos “milagros”.

Probablemente esta haya sido la inspiración de Carlos Marx para definir al lumpen.

Cuando años después Carlos Marx escribe “El XVIII Brumario de Luis Bonaparte”, analizando la crisis política post revolucionaria en Francia, destaca el papel que tuvo el lumpenproletariado al ser manipulado por el emperador Napoleón III y sus agentes, los que gracias a dádivas reunieron a todo el lumpen parisino para apoyarlos en su control de la sociedad. Al respecto dijo Marx que “nunca un gobernante había especulado de forma más estúpida basado en la estupidez de las masas”. Para el filósofo, el lumpenproletariado representaba lo peor de lo corrupto, reaccionario y sin conciencia de clase alguna.

El concepto de lumpen en la Cuba de hoy

Fidel Castro aprovechó la oportunidad de ir conceptualizando a sus enemigos con las peores calificaciones, demonizándolos como parásitos sociales. Distintas etapas fueron propiciando el destierro o exilio de muchos de ellos y el resto fue objeto de una represión al mejor estilo Stalinista. Según los conceptos revolucionarios, todo el que abandonó el país, ya sea por la vía de Camarioca, los Vuelos de la Libertad, el Éxodo del Mariel, la Crisis de los Balseros y los cientos de miles que lo han hecho por otras vías, es un lumpen, un gusano y un vendepatrias.

Y esa es una falsedad histórica. El verdadero ejército de lumpen está en Cuba, haciendo papel de chivatos, y plegados a todas las desvergüenzas del régimen en contra de su propio país.

Después vendría la UMAP, los conceptos de “lacra social” y “peligrosidad”, los que sumados al deterioro progresivo de la economía, hicieron posible una aceleración de la aparición masiva del lumpen como integrante importante de la sociedad, empleada con un doble objetivo para controlar a toda la nación: el lumpen llevado a la miseria por el régimen y el lumpen dispuesto a venderse al régimen por migajas. Al final sus filas están integradas por los elementos más desmoralizados de todas las capas sociales y que está concentrada básicamente en las grandes ciudades.

A ello ha contribuido no solo la necesidad, sino de forma principal, la pérdida de valores relacionados con el comportamiento moral y social.

El lumpen en la Cuba republicana.

Desde el bandidismo hasta las acciones de corrupción gubernamental de casi todos, por no ser absoluto, los gobiernos republicanos, los años donde el gangsterismo campeaba por sus respetos en los mandatos de Grau y Prío y muchos otros hechos delictivos, hasta uno inconcebible, que se robara el diamante del Capitolio y apareciera en la gaveta del presidente de la nación, muestran que el lumpen, no como definición, pero sí como oficio, estaba presente en las capas más bajas y las más altas de la sociedad.

Me crié en el Cerro, un barrio pobre, donde conocí mucha gente de muy bajos ingresos pero que luchaban a capa y espada por sobrevivir y otros que eran, según conocí después, el típico lumpen. Y como lo viví de cerca, voy a mencionar unas palabras que eran terroríficas para los niños y adolescentes de mi generación: Aldecoa y Torrens.

Aldecoa.

A mediados del siglo XIX el catalán Zoilo Aldecoa compraba unos terrenos en lo que hoy es Nuevo Vedado y Puentes Grandes, donde creó una urbanización que lleva su nombre.En ese barrio humilde se construyó el primer apeadero del ferrocarril cubano, el Paradero de Ciénaga, donde más tarde se crearon grandes talleres ferroviarios. Allí está el Bosque de la Habana, el Jardín Zoológico y otros sitios de interés.

Pero lo que más nos ocupa es la Escuela Correccional de Aldecoa. Este reformatorio acogía tanto a niñas como a jovencitas, que podían ser ubicadas como lumpen: mendigas, rateras, prostitutas y se decía que allí se preparaban para la vida, dándoles una educación adecuada e instruirse con hábitos morales y de buenas costumbres.

Pero en el fondo aquello era un reformatorio y la palabra lo dice todo. Si es terrible cuando pensamos en la vida de una persona abandonada por sus padres y que es criada en un orfanato, sin duda es mucho más duro criarse en un reformatorio, que implica reformar, corregir conductas por las buenas o por las malas.

Por eso cuando alguien hablaba de Aldecoa, a las muchachitas se les ponían los pelos de punta y a los muchachos nos parecía que todas las que allí estaban no solo eran unas puticas, sino que eran unas criminales.

Una vecina, llamada Mirta y conocida como Mirta la loca, porque gustaba de enseñar sus senos a otros jóvenes, aparentemente, porque nunca conocí la verdad, fue enviada a Aldecoa para ser reformada. La reforma fue tal que cuando regresó, comenzó a “trabajar” en el barrio de Colón.

Torrens

Viajando por la Autopista Novia del Mediodía, yendo hacia San Antonio de los Baños, nos encontramos las instalaciones de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), donde antes hubo un centro de radioescucha electrónica soviética, la conocida Base Lourdes. Los más jóvenes pensaran que esos eran terrenos yermos o agrícolas pero nada más alejado de la realidad, los más viejos sabemos lo que allí hubo: un reformatorio para lumpen juveniles, el tristemente recordado Campamento de Torrens.

Desde 1942 hasta 1959 allí existió el llamado Campamento de Orientación Infantil de Torrens, a donde iban a parar los niños y adolescentes que fueran sorprendidos en broncas callejeras, robando, deambulando por las calles, robando frutas o ropa en patios ajenos, durmiendo en estaciones de trenes o en la calle y otras conductas derivadas de no tener familia o no tener quien los protegiera. Se argumentaba que allí iban a escolarizarse, aprender un oficio y prepararlos para la vida, pero en realidad los empleaban como mano de obra sin retribución para trabajar en la agricultura y la cría de animales.

Como era un reformatorio, las condiciones de vida eran las propias de un presidio que iba desde el hacinamiento hasta el maltrato. Por eso cuando nos hablaban de que habían enviado a alguien a Torrens, todos comentábamos que debía estar pasando las de Caín.

Deben haberse logrado muy pocos reinsertados a la sociedad como plenamente rehabilitados. Personalmente conocía un par de hermanos que vivían en un solar muy cerca de mi casa, en Salvador y Suzarte, el solar del 20, que eran conocidos como “los polacos”. Dentro de aquel solar donde vivían decenas de personas de la raza negra, eran los únicos blancos. Tenían una hermana mayor que era prostituta y ellos desde muy niños, siempre estaban en peleas callejeras y en robos menores, por lo que en una ocasión la policía los capturó y los envió a Torrens.

Tendrían entonces 10 u 11 años. Salieron de Torrens a los 16 o 17 y se convirtieron en los guapos del barrio. Uno de ellos era monaguillo de la iglesia de El Salvador, pero nada más alejado de su comportamiento que el de un servidor de Dios. Eran borrachos, pendencieros, apuntadores de bolita, vendedores de mariguana y todo lo malo que se pueda pensar, no ya para sobrevivir, sino también para la buena vida, pues vestían bien, usaban buenos relojes y siempre andaban en fiestas.

“Los polacos” aprendieron más de la conducta delictiva durante su estancia en Torrens que lo que habían aprendido en las calles del Cerro. Allí se hicieron unos perfectos lumpen.

También hubo otro reformatorio de menores en Guanajay, pero ahora en los terrenos que ocupaba el reformatorio de Torrens hay un centro universitario, y para no olvidar completamente la historia, en lugares muy cercanos se han creado la Prisión de Valle Grande, el Centro Penitenciario de Mujeres de Occidente y la Prisión de Mujeres Manto Negro. El espíritu de la represión se mantiene ensombreciendo la zona.

El lumpen de hoy

Entre los resultados de la globalización, está la aparición de una élite que no pertenece a ningún país en particular y que no depende de ningún gobierno, y que a su vez crece sobre la historia, la cultura y las tradiciones, lo que va a acumuando las riquezas en un solo sentido.

Mientras ello ocurre, crece el lumpen, que representa un peligro que viene desde lo más bajo de la sociedad y por su gran número se hace muy peligroso.

Los cubanos deberíamos sentir vergüenza por tanto odio que nos inculcaron, por tanta hipocresia que nos vimos a compartir para sobrevivir, y a lo menos que podemos aspirar los que estamos lejos de nuestra patria, es a reconocer que solo hay un enemigo, la dictadura castrista, y sembrar la mentira, la desidia y el odio entre cubanos es ser tan bajo, tan lumpen como la fauna que desgraciadamente prolifera en nuestro país actualmente y que en buena medida respalda al régimen por su baja catadura moral.

Con todo el desastre que ha dejado el fidelismo, ni la Isla se ha hundido en el mar como predijo ni la Cuba republicana y democrática ha dejado de existir, sigue viva en cada cubano que está fuera del país y en muchos dentro de Cuba.

La lumpenización, por definir de alguna forma la pérdida de valores cívicos, poco a poco va a desaparecer, y solamente quedarán vestigios de este mal. La cultura de la honradez y el respeto volverá a tener vigencia. Las personas llamadas a representar el orden y la ley dejarán de dedicarse a acumular beneficios personales y se desterrará el falso igualitarismo inmoral y se restaurará la conciencia ciudadana.

Las recientes protestas del 11 de julio en Cuba, muestran que los cubanos no hemos perdido la esperanza, y que aquella república fallida que mostró hechos vergonzosos como el gangsterismo, el bonche universitario, la corrupción de los funcionarios públicos y los golpes de estado, a pesar de todo, brindaba a los cubanos dos cosas que perdieron con la revolución: esperanza y libertad. La palabra lumpen pasará al olvido como tantas cosas que no vale la pena ni recordar.

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