¡Cómo han cambiado las máquinas!

¡Cómo han cambiado las máquinas!

La primera vez que me monté al timón de un carro moderno, en los años noventa, en un Nissan Sentra, me di cuenta de que la industria automotriz había alcanzado otro nivel. Acostumbrados a los viejos carros americanos de la década de los cuarenta y cincuenta, a los obsoletos Lada y Moskvich, aquella tecnología me parecía futurista, pero sabía que era a la inversa, entre las cosas en que Cuba estaba detenida en el tiempo, estaban, en uno de los primeros lugares, los automóviles.

Direcciones hidráulicas que doblaban sin esfuerzo, timones más pequeños y ergonómicos, mayor potencia, ausencia casi total de ruido, freno impactante, caja de transmisión de velocidades automática, mayor eficiencia en el consumo de combustible, parabrisas polarizado, cinturones de seguridad, asientos reclinables y muchos otros detalles me hicieron reflexionar sobre el tema. Y solo estábamos a principios de 1990, por lo que han pasado treinta años, donde la brecha entre la tecnología automotriz de esos años al presente es un abismo infranqueable.

Desde 1886 en que Carl Benz patentó el primer automóvil, con capacidad de dos personas, los carros comenzaron a popularizarse y hacerse adecuados para las familias y durante el siglo XX los carros fueron sustituyendo a los carruajes tirados por caballos, mientras que el verdadero boom del automóvil, sobre todo en Europa y Asia, fue después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, hasta llegar a convertirse parte inseparable del desarrollo económico. El auto, más que un lujo, se convirtió en una necesidad.

Por eso creí interesante detenerme a analizar algunas cosas que marcaron a los automóviles que conocí en mi juventud y compararlos con los actuales. De algunas cosas no nos hemos dado cuenta y otras se han modificado para mayor seguridad y comodidad y otras, muchas, han desaparecido.

La máquina

Los automóviles han sido llamados de diferentes formas, derivados todos de la denominación norteamericana “car”, o sea un vehículo de motor con ruedas usado para la transportación.

En países hispanoparlantes la denominación del automóvil varía. Mientras en Argentina, Uruguay y Paraguay se denomina “auto”; en Colombia, Perú y Venezuela se le llama “carro”; en México se usa indistintamente “carro” y “coche”, este último el nombre más usado en España y también indistintamente en el Cono Sur.

Pero en Cuba, en mis tiempos de niño y joven, todos la nombramos como “la máquina”. No se decía: coge un taxi, sino coge una máquina, ¡súbete a la máquina!, ¡cuidado que viene una máquina! y así sucesivamente. Una máquina era un automóvil, aunque existieran cientos de tipos de máquinas para múltiples usos, cuando se decía máquina estábamos hablando de un carro, y todos así lo entendían.

Un ejemplo de ello es la canción “El túnel” de Enrique Jorrín, un cha cha chá que hizo furor y que fue creada a partir de la construcción del primer túnel de la calle Línea bajo el río Almendares en La Habana.

“Toda la gente en La Habana
que le gusta manejar
cuando salen de paseo
quieren el túnel cruzar.
¿no se, por qué?
Y yo conozco un muchacho
que maneja un maquinón
y le dice a las chiquitas vamos al túnel, mi amor.
El carro que es caza pollos
entra enseguida en acción
y cuando están en el túnel
Se oye esta conversación:
¡Ay, mi vida, qué tragedia,
el carro se me trabó!
y aquí en el medio del túnel hasta la luz se apagó.
Y ahora dicen las chiquitas cuando ven el maquinón,
vamos al túnel mi vida, vamos al túnel mi amor..”

Y como entonces los carros predominantes en Cuba eran los americanos, la máquina se designó en la canción como “un maquinón”.

Y ahora, con el fenómeno de haberse convertido Cuba en el único país donde se han conservado, a veces convirtiéndolos en una especie de Frankenstein, los viejos carros de las décadas anteriores al triunfo de la revolución, a estas máquinas o carros, los maquinones, se les ha apodado como “almendrón”. El almendrón etimológicamente es un árbol originario de Jamaica que da unos frutos con olor a almendras amargas y que tiene igual nombre, pero en Cuba se usa para designar a los automóviles fabricados antes de los años sesenta, por lo regular norteamericanos. ¿Este nombre viene por su forma de almendra gigante o por los cambios extremos que han sufrido estas máquinas?, lo cierto es que carro americano viejo, se conoce como “almendrón”, ya sea porque es para uso particular o como en su mayoría, se emplean como taxis colectivos o “boteros”, que tampoco se de donde viene el nombre porque no es un bote.

Y otros nombres relacionados son por ejemplo el “paragüero”, que en Cuba no es la persona que hace, arregla o vende paraguas o el mueble donde se deposita el paraguas, sino el chofer que maneja mal y es poco diestro en ello.

“Fotingo” son los carros de las primeras décadas del siglo XX, principalmente el Ford Modelo T, con tres pedales para embrague, freno y acelerador (foot in and go), pisa y arranca, del cual pretendí comprarme uno por 50 pesos cubanos (equivalente a unos 600 dólares actuales). Fotingo, definitivamente quedó coloquialmente para designar los carros muy viejos. “Foot in and go” de cierta forma también sirvió para diseñar un conocido eslogan comercial: “písalo y arranca”, empleado por los acumuladores Los Ángeles fabricados en Cuba.

Pero la chapa que traían era impresionante, como la de un tanque de guerra. El marido de una prima mía, compró un Chevrolet de 1937, le cambió el motor, la caja de velocidad, el sistema de frenos y lo dejó hecho una joya, con la cual además, el que chocara con él, seguramente dejaba este mundo.

“Usted sí puede tener un Buick”, era un eslogan comercial de la marca, que hacía que la gente quisiera tener un Buick, un carro de gama media, elegante y poderoso.

Gracias a eslogans como esto es que hoy en cuba y durante seis decadas han continuado circulando autos norteamericanos de las decadas de 1930, 1940 y 1950, aunque con las modificaciones que han tenido, por lo regular adaptándoles motores diesel de camiones, ahora dejan, por donde pasan, un espeso humo negro y contaminan fuertemente el ambiente.

Los almendrones tuvieron su origen cuando en 1960 se suspendieron las importaciones de automóviles y posteriormente el estado confiscó todos los negocios particulares y prohibió la compra venta de autos, por lo que poseer un carro se convirtió en un sueño imposible. El comienzo de la importación de carros se hizo principalmente para funciones estatales y solamente un grupo pequeño de funcionarios y personajes destacados del arte y el deporte.

De ahí que los almendrones quedaron como una única opción. Son una verdadera reliquia, algunos están revalorizados y otros en franco desbarajuste, pero en sentido general no esperes en ello ni comodidad ni seguridad, sólo que te llevan a donde necesitas.

Se calcula que en Cuba hay alrededor de 75 mil autos clásicos conservados de una forma u otra, fabricados entre 1920 y 1960. De ellos muy pocos conservan las piezas originales, que son los que tienen consideración de coleccionables o clásicos.

Los viajes largos de mi suegro en el Plymouth Cranbrook de 1952

Con el desarrollo tecnológico, los carros se han vuelto más fiables, pero en la Cuba de los años 70 y 80, preparar un viaje largo, era algo para lo que había que prepararse. Había que tener la certeza de contar con lo que pudieras necesitar en un momento dado por un fallo mecánico o la no disponibilidad de combustible, líquido de frenos o aceite motor.

Lo primero era llevar el carro al mecánico para que lo revisara y ajustara el encendido, la alimentación, la amortiguación, la alineación de las gomas, la batería y los frenos.

Después se revisaba el contar con algunas cosas imprescindibles para no quedarse botado en la carretera, como bujías, cables, correas, una goma de repuesto, el gato y la llave de clanes, y si contabas con repuestos como bobina, bomba de gasolina y alternador, entonces podrías dormir tranquilo, pero eso no era nada fácil de conseguir.

Lo cierto es que los carros, al igual que los equipos electrodomésticos y los muebles, eran fabricados para que duraran mucho tiempo, algunos casi para siempre. Así en mi casa la cocina General Electric duró medio siglo, sustituyendo por otras piezas los fusibles y termostatos hasta que no se consiguieron los quemadores para reponerlos; el refrigerador también General Electric que tras más de medio siglo se entregó, equivocadamente, para ser repuesto por un ineficiente refrigerador Haier chino; la batidora Osterizer que con medio siglo de actividad febril, seguía haciendo batidos, un ventilador General Electric de los años cuarenta que no tenía muerte y así sucesivamente.

Y los carros, teniendo en cuenta el desarrollo tecnológico del momento en que se fabricaron, eran fuertes y con el correspondiente mantenimiento, podían durar, como lo han hecho, muchísimas décadas.

Por eso es que recuerdo a mi suegro, una persona muy meticulosa, que revisaba el carro, un Plymouth Cranbrook de 1952, un auto grande, cómodo y económico y cuyo único defecto (al menos de lo que se quejaba mi suegro, eran los frenos) a diario aunque no fuera a salir, y en particular cuando íbamos a alguna parte un poco apartada de la casa, la revisión era más profunda, así que no es necesario explicar que cuando dio un viaje hacia Cienfuegos, con mi suegra y mi hijo mayor, entonces un niño, las medidas tomadas pueden sentar cátedra en cuando a precaución se refiere.

Todo fue revisado y cuando ya no quedaba nada más, entonces se llevó un farol carretero con una mecha nueva y debidamente lleno de combustible, unas banderas rojas y ni recuerdo cuantas cosas más.

Afortunadamente el viaje de unos 350 kilómetros no tuvo tropiezos, y si los hubiera tenido, probablemente casi todo estaba previsto para resolverlo. Y el regreso, otros 350, también transcurrió sin la menor interrupción. Mi suegro podía calcular sin equivocarse un viaje a la luna y no le iba a fallar nada.

Pero de lo que pretendo hablar es de aquellas cosas que un día fueron imprescindibles en los autos y el tiempo se ha encargado de ellos.

Elementos de los carros que desaparecieron o se modificaron

Parabrisas

Cuando surgieron los primeros automóviles, con independencia de la baja velocidad a la que se movían, no por ello dejaban sus ocupantes de ser impactados por el viento, la lluvia, la nieve, el polvo, piedras, insectos y otros elementos peligrosos o incómodos, por lo que los conductores y acompañantes debían usar gafas. Es por ello que surgió la idea del parabrisas, una lámina de vidrio, que aunque protegían de lo antes expuesto, constituían un peligro muy grande en caso de rotura por un accidente. Es por ello que poco tiempo después, en 1910 se inventó el parabrisas con vidrio laminado con varias capas de vidrio y nitrato de celulosa que ante un impacto, hacía posible que el cristal no se despedazara en trozos afilados. Fue introducido en 1920 pero quedó para autos de lujo y no fue hasta 1944 cuando Volvo incorporó el parabrisas de seguridad como un estándar de fábrica.

El parabrisas transitó por diferentes apariencias, planos, dobles con un separador central, en forma de V, curvos en sus extremos hasta llegar a los actuales con cristales sensibles a la luz solar, polarizados para proteger de los reflejos o destellos y los blindados. Igual ha ocurrido con los limpiaparabrisas, que pasaron de manuales a sofisticados elementos.

Pero seguro que los de mi generación no olvidan aquellos parabrisas impactantes, como el del Studebaker Champion de 1951, uno de los primeros en usar un parabrisas sin división y con una especie de aleta movible para proteger a los ocupantes del sol. Ni tampoco los parabrisas exageradamente grandes y curvos que caracterizaron todos los carros desde 1955 hasta 1960, siendo mi preferido un clásico, el Chevrolet Impala de 1957.

El timón

Los primeros carros empleaban palancas o manubrios hasta que apareció el timón circular, que hizo más fácil los giros. Los timones eran gigantes y su única función era para doblar, más tarde se le incorporó una bocina en el aro del volante o el boton del claxon en el centro del volante, después se le añadieron las señales de giro, en principio a partir de un brazo de unos 20 centimetros que salía lateralmente a la derecha o a la izquierda, según el sentido del giro, los que más tarde fueron sustituidos por luces intermitentes de color naranja.

Posteriormente los timones se hicieron más pequeños y se le incorporaron cambios de velocidades, control de música, de luces, conectividad, airbag y otras funciones en los conocidos como timones multifuncionales que son los que cumplen con los estándares actuales.

Perilla giratoria universal

Es algo muy raro de ver hoy en día y me llamó la atención que el chofer de un Uber la empleaba.

La perilla para el volante o timón, lo usaban los camioneros y guagüeros pero también muchos automovilistas. lo que los ayudaba en los giros, porque las direcciones entonces no eran hidráulicas y la acción de una perilla esférica agarrada al timón era una ayuda considerable.

Los asientos

Los asientos pasaron de tipo banco, espaciosos y para tres pasajeros incluyendo el chofer y de cuatro pasajeros en el asiento trasero, a uno más cómodo, al menos en la zona de manejo, para que el conductor tuviera más espacio y comodidad y por ende mayor seguridad. Muchos modelos hoy en día también tienen delimitados los asientos individuales para cada pasajero, los que tienen libertad de movimiento, inclinación y hasta abatimiento completo para mayor comodidad o acomodo de carga.

De las ruedas macizas a las gomas sin camaras

Recuerdo que en los años cincuenta rodaban por las calles habaneros unos camiones curiosos por dos cosas: tenían gomas macizas (en realidad eran ruedas de acero níquel de alta resistencia cubiertas con una banda de caucho) y una transmisión trasera mediante cadena. Eran de la marca Mack, que sigue siendo muy popular y reconocida mundialmente y lo apodaron Bulldog por su rudeza. El saber que sus gomas eran macizas me hizo pensar que obligatoriamente tendría muy buena amortiguación para no brincar como un potro salvaje.

Al principio de la industria automotriz las ruedas eran similares a las de las carretas tiradas por caballos, hasta que la primeras gomas, ruedas, llantas o neumáticos, según se le nombra en distintos países, fueron inventadas por John Dunlop, que diseñó el primer neumático para bicicletas, lo que se hizo extensivo a los automóviles.

Con el tiempo, el caucho sintético y las mayores velocidades y peso de los carros, hizo necesario el desarrollo de nuevas ruedas.

Así el mundo fue yendo hacia neumáticos de larga duración, específicos para diferentes climas y terrenos y desapareció la cámara, que era la que contenía el aire a presión, hasta ser la goma sin cámara un estándar actual. Sin embargo en Cuba, sigue existiendo, sobre todo por la carencia y la orfandad y el atraso tecnológico junto con el desabastecimiento permanente propio del sistema, la profesión de poncheros, una de las más primitivas y salvajes que he conocido.

Radios y Antenas

A partir del desarrollo de la radiodifusión, los autos comenzaron a fabricarse con receptores y antenas a partir de 1930. Entonces las estaciones eran de AM (Amplitud Modulada) y alcanzaban largas distancias, lo que hizo que se emplearan grandes antenas, construidas en la estructura del auto. En los años 50, con la aparición de la FM (Frecuencia Modulada), las antenas fueron modificadas para recepciones de mayor calidad, hasta llegar a la llamada Power antenna, o antena de potencia, que se hizo popular a partir de los carros más caros, hasta que fue sustituida por la antena pasivas, más barata y fácil de producir.

Y en nuestros días las vemos parecidas a la aleta de un tiburón y que son capaces de conectarse a satélites, GPS, e Internet, sintonizar las estaciones de radio digital AM, FM y DAB o satelitales, pero los automóviles también tienen otras antenas con diferentes funciones como antenas telefónicas 4G para servicios de conectividad, servicios de seguridad, como llamadas de emergencia, y para mejorar la cobertura móvil de los ocupantes y su seguridad.

Todo carro tiene un antena para la radio, pero otras muchas más que no identificamos claramente, como las de posicionamiento GPS, Bluetooth y Wifi Luego están las antenas para navegación y posicionamiento del vehículo (GPS) y Bluetooth y WiFi. Pero esas no son las únicas funciones de las antenas, en dependencia del vehículo se emplean para acceder remotamente al vehículo, encender la calefacción o el aire acondicionado y otras tareas, por lo que por lo regular cada carro moderno tiene al menos diez antenas con diferentes funciones.

Caseteras, CD’s

En los años setenta y ochenta el casete de audio se hizo un elemento ampliamente popular que no podía faltar en los carros porque permitía a los conductores escuchar su música preferida durante el viaje.

Las caseteras fueron sustituidas por los Discos Compactos (CD), los que dominaron las sucesivas décadas hasta la masificación de los servicios satelitales y por Internet.

En la Cuba de los sesenta en adelante, si era un lujo tener un carro con radio (recuerdo haber comprado un radio Ford que es el mejor que se escuchaba, poseer una casetera y después un reproductor de CD era lo máximo. Y muchísima gente sigue aferrada a los CD’s a pesar de la abrumadora conectividad disponible.

Los ventiletes

Cuando los carros comenzaron a tener techo, surgieron los ventiletes para ayudar la entrada de un flujo de aire al interior del vehículo. Los primeros ventiletes se situaron en el frente del carro, cerca del parabrisas y eran operados por una palanca dentro del auto. Estas ventanas de ventilación no fueron muy efectivas pero al menos fueron para el conductor y los pasajeros un alivio de tener aire fresco sin necesidad de abrir las puertas.

Nos salvaron la vida muchas veces, después vendrían los ventiladores y desapareció cuando el aire acondicionado fue introducido en la producción masiva de carros.

Aire acondicionado

Al inicio de la aparición del automóvil los carros eran abiertos y solo se disponía de una capota para proteger a los ocupantes de la lluvia o el sol. A partir de los años veinte, sobre todo en los climas fríos se decidió abrir un boquete en el salpicadero o tablero del auto para que el calor disipado por el motor calentara el interior del auto. Ese fue el inicio de la calefacción, lo que se extendió a los carros con cabina cerrada.

Junto con ello se crearon las ventanillas de cristal que podían ser bajadas y subidas a discreción para obtener el flujo de aire deseado. Pero ninguno de estos elementales sistemas de control de la temperatura interior impedían que el polvo, el hollín, los insectos y otros cuerpos no deseados entraran e hicieran muy pobre la calidad del ambiente dentro.

Fue en los años treinta que Kelvinator equipó a un Cadillac con un sistema de aire acondicionado con un motor a gasolina. Y el primero que empleó un sistema de climatización con el mismo principio que el de la actualidad fue el Packard de 1939, pero tenía la desventaja de que permanecía encendido mientras el auto estuviera en funcionamiento.

Y es después de la Segunda Guerra Mundial que se crearon los controles para el aire acondicionado independientes de los del motor del carro, pero todavía seguía siendo un elemento caro. El éxodo interno en los Estados Unidos hacia lugares más cálidos, como el sur, hicieron que el aire acondicionado se convirtiera en un estándar de fábrica, porque los compradores lo demandaban. Hoy en día ni que hablar de lo sofisticado de los controles de la climatización en los carros, que pueden hasta diferenciar la temperatura en cada una de las plazas o asientos.

Mi primer acercamiento a un carro con aire acondicionado fue cuando a principio de la revolución, mi primo Hector trabajaba en un garaje donde parqueaban carros de lujo destinados a recibir a personalidades de otros países que visitaban Cuba, en el llamado ICAP, Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Ahí nos poníamos de acuerdo y cuando le tocaban turnos de noche nos subíamos a carros último modelo (casi todos de 1959 o 1960) como el Cadillac, Lincoln y Chrysler Imperial. Era una maravilla para nosotros manejar aquellos autos gigantescos, con timones de giro muy suave, radios con sonido espectacular, ventanas que subían y bajaban por la acción de botones y lo mejor de todo: un aire acondicionado que congelaba.

Ni recuerdo cuántas veces lo hicimos, paseamos por el malecón y por supuesto, por las chapas del carro que identificaban a quién pertenecía, nadie nos paraba. Pero siempre hay un chivato y al final a mi primo lo botaron del trabajo por andar con un carro que no era suyo. Pero si me preguntan, valió la pena. Yo he tenido la suerte de irme de Cuba y montar en carros con todas las comodidades modernas, pero mi pobre primo murió en Cuba sumido en la miseria y salvo una moto con una plataforma trasera que le compró su padre, creo que la mayor parte de su vida la pasó a pie.

Cinturón de seguridad

El cinturón de seguridad fue un elemento inventado para su uso por los pasajeros de los aviones, lo que se hizo extensivo gracias al ingenio de Preston Tucker, un adelantado para su época en la industria automotriz. Pero fue la Volvo la que finalmente desarrolló un cinturón de seguridad con tres puntos de anclaje que son el estándar actual y que sin duda han salvado millones de vidas al establecerse como obligatorio desde 1967 en los asientos delanteros y traseros y en 1986 para todos los asientos.

Como en Cuba el parque automotor era en su inmensa mayoría anterior a esa fecha y los carros rusos que llegaron al país, principalmente los Lada y Moskvich, no traían esa protección, la mayoría de los cubanos son ajenos al cinturón de seguridad.

El Cebador

Los autos con inyección por carburador requieren de un elemento que regule el flujo de aire que entra al motor para obtener una mezcla adecuada de gasolina y aire, lo que ayuda a arrancar aunque haya frío. Una vez que se calienta el motor, el cebador se desconecta. Pero a finales de la década de 1950 surgió la inyección electrónica que reeemplazó al carburador y mejoró la eficiencia de los motores introduciendo la cantidad adecuada de combustible con el consiguiente ahorro, la reducción de la emisión de gases contaminantes. La inyección electrónica de combustible es un sistema de encendido más confiable y no requiere el uso de un cebador.

Pero la tecnología existente en Cuba, los Almendrones, los Ladas y los Moskvich, hizo que la tortura de la carburación y el cebador, que, como me ocurrió, no había quien hiciera arrancar al auto porque a la gasolina le había echado agua y una gota de ese líquido impedía el arranque, continuara torturándonos.

El arranque

Muchas veces vi a un chofer dandole a lo que se llamaba “cranque” para que arrancara un carro o un camión. Era un esfuerzo tremendo el girar varias veces una manivela para que el motor arrancara, tarea en lo cual muchos se fracturaban algún hueso. Después apareció el encendido eléctrico mediante una llave para arrancar el carro, y era la mayoría de los casos que conocí cuando joven, pero siempre había algún auto viejo y sobre todo camiones que requerían del cranque.

Cranque, es como decimos en Cuba a la palabra “crank”, que significa manivela y es la que permitía poner en funcionamiento al carro. Por extensión, darle cranque a alguien es estimularlo para que haga algo.

Y ahora el arranque lo puedes hacer remoto, desde mucha distancia de tu automóvil sin necesidad de una llave.

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Alarma para carros

Las alarmas para carros son un elemento muy importante para protegerlo contra robos o hurtos. Con sensores ubicados estratégicamente, que detectan hasta movimientos cercanos al carro, emite un aviso de luces intermitentes y sonido a altos decibeles.

Sorprendentemente desde 1920 apareció el primer sistema de alarma sonora integrada al vehículo, pero en Cuba al menos fue setenta años después que comenzó a emplearse. En el mundo tuvo un uso masivo, hasta que aparecieron sistemas de alarma conectados a la tecnología GPS, los smartphones, bloqueando el volante, las puertas y el motor de arranque y emitiendo señales acústicas y sonoras que permiten la supervisión del auto a distancia y son el estándar de fabricación actual.

Mapas de carretera y GPS

Cuando eras un niño o un joven y salía con mi padre en el Buick, una de las cosas que más me llamaban la atención era que en todas las gasolineras ofrecían como promoción, mapas detallados de las carreteras de Cuba, de la capital y de sus provincias. Ello lo mismo podía obtenerse en la Shell, la Esso o la Texaco, las tres mayores cadenas gasolineras existentes entonces en cualquier garaje de la república y se actualizaban anualmente.

En otros países, en particular en Estados Unidos existía ese mismo servicio y en otras partes a lo mejor había que comprar los mapas. Hasta que apareció el GPS (Global Positioning System), un sofisticado sistema de geolocalización que tuvo numerosos antecedentes hasta que en 1998 Garmin, empresa líder en estos sistemas, desarrolló el primer GPS portátil y adaptable para cualquier tipo de transporte. Paralelo a ello aparecieron OpenstreetMap y DigitalGlobe, antecesores de Google Map, permitiendo la tecnología de mayor desarrollo para su masificación y que nos permite movernos por lugares desconocidos como si los conociéramos, sustituyendo definitivamente los mapas de carreteras.

¿Y para qué hablar del futuro de los automóviles?. Algunos avances ya son realidad, como los carros eléctricos, los híbridos y los de hidrógeno. Se perfila que el eléctrico es el futuro del automóvil, así como la conducción autónoma y muchas otras tecnologías relacionadas con la digitalización y automatización, así que alguien, en un futuro no muy lejano, volverá a retomar este asunto y lo que hoy es moderno, lo verá con el mismo ojo crítico con lo que yo ahora veo lo que fueron los carros en mi juventud.

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