Peliculas viejas que vale la pena volver a ver

Peliculas viejas que vale la pena volver a ver

“Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y , como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador.”

Federico Fellini

Ya que estoy inmerso del tema del cine y he escrito recientemente sobre las matinés, con películas y series muy malas pero que recordamos con mucha nostalgia, y también sobre el cine clase B y la hemorragia de películas fantásticas en los años cincuenta, ahora vale la pena mencionar aquellas obras que nos impactaron de tal forma que vale la pena volver a ver, algunas más de una vez y sin arrepentirnos de ello.

Cada vez que releo a Neruda, lo que hago a menudo, siempre me viene a la memoria la película Il Postino o El cartero de Neruda, un filme italiano que cuenta una experiencia única del exilio del poeta en una pequeña isla italiana y que nace con una profunda destilación de poesía, porque al final el cine es eso, poesía que nos hace soñar despiertos, viajar sin movernos de la butaca con sensaciones únicas difíciles de describir.

Por ello las películas son una parte importante de nuestros recuerdos y junto con las obras literarias abarcan un espacio incomparable de nuestras vivencias. Ahora tenemos mucha tecnología, efectos visuales y de sonido que parecen reales, pero el cine de antes era puro arte, lo cual no quiere decir que haya dejado de existir, pero las posibilidades tecnológicas ayudan mucho a la excelencia de realizadores y actores y el gusto se ha ido yendo hacia la espectacularidad y no hacia la profundidad.

Solamente voy a traer a la memoria a dos filmes que son puro argumento, que se desarrollan en un único escenario y con los mismos actores: The Big Kahuna (1999), El Pez Gordo, identificado como un experto en su profesión y donde profundos monólogos se suceden con actuaciones maestras de Kevin Spacey y Danny DeVito y 12 Angry Men (1957) Doce hombres en pugna, ese filme de Sidney Lumet con Henry Fonda, Lee J. Cobb. Jack Warden y Martin Balsam que no nos debemos perder y que profundiza en las deliberaciones de un jurado. No necesitaron nada más para lograr una obra de arte.

En la historia del cine existen producciones que han marcado la pauta por su éxito y significado para la audiencia. Todos esos clásicos merecen ser vistos sin duda, más de una vez, algunas fueron éxitos de taquilla y de crítica y otras no tanto a pesar de sus valores, que siempre son más importantes que lo que recauden. Por experiencia de esta era en que vivimos, lo peor es lo más atrayente, sin duda alguna, para desgracia de todos.

La industria del cine hoy en día es muy diferente, bueno todo es diferente a antes de que existieran los soportes digitales e internet. Conocíamos de las películas, actores y directores principalmente con la asistencia a las salas de proyección, viendo los carteles promocionales de las distribuidoras o leyendo las revistas más populares como Bohemia y Carteles, donde había secciones de crítica cinematográfica o por la vía más importante, la recomendación de aquellos que las habían visto.

Guillermo Cabrera Infante en un bar de Santiago de Cuba, 1959 https://lazarosarmiento.blogspot.com

A mi en particular me gustaba la crítica de G. Caín, seudónimo detrás del cual estaba nada menos que Guillermo Cabrera Infante, el después conocido escritor de talla mundial. G. Caín era, desde el comienzo, un crítico diferente, relajado y con mucha gracia en la expresión y muy lejos de la retórica del especialista; un crítico dispuesto a decir sobre una película la primera barbaridad que se le ocurriera, así como se hacía eco de los comentarios oídos al vuelo en cualquier parte. Esa combinación de escritor, reportero literario y aficionado a la crítica de cine, transformó el hecho de criticar en una obra narrativa. Muchas veces algunos otros especialistas en la materia no estaban de acuerdo con lo que escribía, pero estaban conscientes de que había que leerlo, porque a pesar de lo que a veces consideraban descabellado, lo más probable es que tuviera la razón y además porque se atrevía a decir lo que otros callaban y a diseccionar los filmes al nivel que nadie lo hacía.

G. Caín, en el fondo, estaba invadido de una incontenible pasión por el cine y a ello le ayudaba su erudición, pero no fue un crítico convencional, más bien se llamaba a sí mismo un cronista. Y como cronista, era el mejor, como lo demostraría después con sus numerosos libros, los que son el mejor retrato de La Habana en que vivió.

Pero algo que no se sabe de G. Caín es que sus críticas cinematográficas contaban con un aporte nada despreciable: el de los proyeccionistas, que en su mayoría se podrían definir como los más cercanos y acertados para juzgar muchos aspectos de las películas, ya que las veían una y otra vez y podían detectar logros y errores que con un solo golpe de vista pasaban inadvertidos. G. Caín sabía que el cine de barrio era el rey, que allí confluye sabiduría y experiencia, buen gusto y hasta elitismo, pues para tener sensibilidad para el buen arte no requiere de ser muy letrado necesariamente. Esas reacciones de otras personas las comparaba con sus valoraciones y le ayudaban a conformar una opinión. Después probablemente convidaba al proyeccionista, o a gente que conocía que eran asiduos habituales a un cine, a un café o una cerveza y así conversaba sobre lo que habían visto o hacía referencia a otras películas sobre las que no tenía una valoración definida. Gracias a esta forma de compartir opiniones y juicios, pudo transformarse de crítico de cine en un personaje que pudo combinar acertadamente una mezcla extrema de cinismo y humor.

G. Caín reflexionaba sobre el hecho de que no hay ningún niño que tenga entre sus objetivos ser crítico de cine, todos quieren ser médicos, científicos, escritores, aviadores, policías, capitanes de barcos, generales,pero nunca el oficio que había escogido, y mucho menos proyeccionista de cine. A esos se llegaba por caminos misteriosos, pero que afortunadamente después se convertían en una pasión.

Le llamó la atención que casi todas las películas del género western, presentaban a los cowboys como buenos y a los indios como unos asesinos sin límite y lo que había leído no se correspondía con lo que quería presentar Hollywood como la realidad de la conquista del oeste norteamericano. Pero debemos estar consciente que no todo el mundo en Hollywood tiene cultura, si no cómo es posible que veamos trajes y música española representada como si fueran mexicanas, una locación en un país como Chile donde la música de fondo es mexicana y los paisajes tienen palmeras, Cuba representada por una brasileña bailando samba con un sombrero lleno de frutas y diciendo ¡olé!. Esas son las faltas de respeto que no se le pueden perdonar a la meca del cine a pesar de las magníficas obras que nos han dejado. Y esas eran las cosas en las que machacaba G.Caín, como Caín, el hermano malo de Abel, sobre la película, y es que no le interesaba la retórica del especialista sino interpretar críticamente la obra pero a través de hacer literatura con un formato periodístico, algo que pocos sabían hacer, y que pocos han logrado en el mundo, como fueron García Márquez y Hemingway.

Sin saberlo, y salvando la distancia, yo lo imito en cierta forma porque voy a abordar un tema y hago igual que él, interrumpo lo que estoy diciendo para insertar anécdotas, recuerdos, citas o memorias antes de seguir con la idea original. Creo que ese fue su triunfo porque me ocurre constantemente cuando escribo. Y no se si lo haría por la misma razón que yo, que si no lo hago se me olvida.

Cinema Paradiso – https://upload.wikimedia.org

El proyeccionista del Edison.

Al conocer personalmente al proyeccionista del cine Edison me volví a preguntar por qué a los que hacían ese trabajo les gritaban ¡cojo, suelta la botella!. Esa persona, un hombre de mediana edad, delgado y alto, con espejuelos, con el que pude relacionarme porque el dueño del cine era amigo de mi padre y me daba pases todas las semanas para ir al cine gratis, también me daba recorridos por el cine y me contaba las particularidades del negocio, no a mi solo sino también a mi amigo y compañero del colegio Jose Manuel de Lázaro, hermano del famoso escultor Delarra, de cuyo padre también era amigo.

Así que gracias a la intervención del dueño del Edison, a cada función, llegábamos un poco antes y nos ponemos a ayudar el proyeccionista, cuyo nombre no recuerdo, y lo ayudábamos a mover los pesados rollos, a limpiar y a lo que hiciera falta y en ese entretiempo conversaba con nosotros mientras fumaba incesantemente cigarros Royal Suaves, que de cierta forma influyó en mí cuando comencé a fumar. Allí conocimos como se empataban las cintas cuando se rompían, cómo había que hacerlo rápidamente para calmar los gritos del público y la increíble forma en que se trasladaban los pesados rollos de un cine a otro, a veces con pocos minutos de margen para lograr la continuidad de la proyección. Llamaba la atención que eso lo hacían unos muchachos flaquísimos (por falta de comida o por el fuerte ejercicio) que cargaban con varios rollos en una bicicleta, los subían al cuarto de proyección y a su vez se iban con los ya proyectados para llevarlos a otro cine o al depósito en Ayestarán, una tarea titánica sin duda. Recuerdo haberlos visto muchas veces por la Calzada del Cerro, muy pegados a la acera con su tremenda carga de rollos detrás amarrada con unas cintas, mientras las guaguas les pasaban a centímetros de ellos. Eso no lo conocían los espectadores y mucho menos la angustia de los proyeccionistas cuando se acercaba el fin del rollo y no aparecía el mensajero.

Y fue en una de esas ocasiones en que nos contó que un conocido crítico de cine iba a menudo a verlo y a preguntarle detalles sobre las películas. De ahí que supongo que fuera G. Caín u otro que le copió ese método de trabajo, pero eso queda en una nebulosa que probablemente nunca sepamos.

Las historias vividas por ese proyeccionista son tantas, que estoy escribiendo un libro precisamente con ese nombre, “El proyeccionista del Edison”, donde a partir de mis memorias, muy parecidas a lo narrado en el filme Cinema Paradiso, (esa joya) lo mezclo con una buena dosis de ficción con lo que le ocurrió antes de ser proyeccionista y su vida en el periodo revolucionario. Y por supuesto dentro de la ficción había que hacer que se convirtiera en un cojo, para que representara dignamente a los proyeccionistas.

Según la gran dosis de sabiduría del proyeccionista, que al no recordar su nombre lo he bautizado como Nicanor, que proviene del griego y se identifica como “vencedor de hombres”, en Cuba lo mismo que la gente critica y defiende posiciones con una vehemencia fuera de serie sin dar muchos argumentos que la sustenten y aunque se da con más fuerza en política y en pelota, también se puede hacer extensiva al cine, por lo que todos los cubanos se consideran críticos de cine, expertos en política y los mayores sabedores en materia de béisbol. Debe ser por eso que en los tres renglones estamos entre los últimos en el mundo.

Pero también Nicanor nos enseñó algo espeluznante: ningún muchacho sueña con ser proyeccionista de un cine o crítico de ese arte, piensan ser médicos, ingenieros, abogados o lo que sea. Pero en mi infancia y adolescencia descubrí que había una realidad paralela a aquella en que vivía y que era mucho más divertida que la realidad misma, y esa era el cine. El cine era mi obsesión y mi diversión por excelencia y por ello, (aunque algunas veces preferí quedarme en casa leyendo un libro que me tenía enganchado) quise ser camarógrafo o director de cine, porque admiraba a los camarógrafos que reportaron la segunda guerra mundial, los que filmaban incendios, desastres naturales, tiroteos. Pero esa afición competía con otras dos grandes pasiones: la aviación y la guitarra. Y al final, como ocurre a menudo, no llegué a alcanzar ninguna de las tres.

No creo que exista otra película que supere a The Godfather.

Las que puedo ver una y otra vez sin cansarme

A todos nos ha pasado de que recordamos una película que nos impactó cuando niños o jóvenes y la volvemos a ver y la decepción es violenta. Le encontramos mil defectos, la valoramos como inverosímil o aburrida, la actuación nos da risa o pena y nos preguntamos cómo fue que nos gustó entonces, pero eso por suerte no ocurre con todas.

Gustos hay tantos como colores, por lo tanto esta no es una receta universal, sino una muy personal, por lo que seguramente habrá unos cuantos que coincidan conmigo en mis apreciaciones. No necesariamente están en un orden de preferencia y de este grupo voy a extraer algunas que no tienen discusión posible:

El Padrino (1972) Francis Ford Coppola y El Padrino II (1974) Francis Ford Coppola

The Shawshank Redemption (1993) de Frank Darabont

Vertigo (1958) de Alfred Hitchcock

Seven Samurai (1954) Akira Kurosawa

Hara-Kiri (1962 de Masaki Kobayashi

Cinema Paradiso (1988) de Giuseppe Tornatore

Éstas no necesitan muchos comentarios. Como decía mi abuela: “de ahí pa’lante no hay más pueblo”, pero de todas maneras a algunas de ellas y a muchas otras voy a referirme.

El Padrino (1972) Francis Ford Coppola y El Padrino II (1974) Francis Ford Coppola

Probablemente estas dos películas o cualquiera de ellas son la mejor representación para que alguien pueda conocer qué cosa es el cine. No creo que sea necesario decir nada más. Su éxito radica en muchos elementos, entre ellos el guión, la dirección, la actuación y sobre todo fidelidad a la obra literaria de Mario Puzo. Un clásico entre los clásicos del que ya perdí la cuenta de cuántas veces las he visto y de cuántas las voy a volver a ver. Es como una comida que necesitas comer cada cierto tiempo porque la disfrutas mucho. Igual que el libro, porque probablemente no exista un filme más fiel a una obra literaria que esta.

The Shawshank Redemption (1993)

Conocida en Cuba como “Cadena Perpetua”, esa obra literaria considerada menor, de Stephen King, a mi personalmente no me cuesta mucho trabajo catalogarla como la mejor película de la historia del cine, compitiendo cabeza con cabeza con “El Padrino”. Su título original, “La redención de Shawshank”, es mucho más que una película, este guión perfecto de Darabont y su dirección son algo para estudiar y es mucho más que un filme de crimen y presidio, es una profunda reflexión emocional. A eso le sumo que hace un uso a mi gusto de la música en particular del número “If I didn’t care” interpretado por de The Ink Spots, esos precursores de los Platters que muchos o no conocen o no recuerdan, y no saben lo que se han perdido. Si Tony Williams será recordado como una de las mejores voces, qué decir de ese fenómeno llamado Bill Kenny, uno de los tenores de mayor influencia en la música americana. Un filme imperecedero.

Alien (1979) El octavo pasajero de Ridley Scott

Antes de ver el filme todos nos dijimos que sería otra película más que mezcla el terror y la ciencia ficción y nos equivocamos: Alien es una obra de arte. Las tres secuelas que le siguieron ni siquiera se acercaron a ella, pues el miedo que nos transmitió la película, pocas veces se ha logrado con esa intensidad. No es el miedo a lo fantástico o místico, es el miedo real a un monstruo de capacidades insospechadas, un suspenso como pocos. No recaudó diez veces más de lo que costó por casualidad. Para mi en el cine de ciencia ficción hay un antes y un después de Alien, sin duda un thriller muy difícil de igualar.

El laberinto del Fauno (2006) Guillermo del Toro

Un tratamiento fantástico de la posguerra civil española se viste de cuento de hadas en este thriller donde no falla ningún elemento y todo es perfecto. No es solo los premios obtenidos, sino la magia de esta obra que Guillermo del Toro escribió, produjo y dirigió. Una de las mejores películas españolas que se disfruta siempre.

One Flew Over The Cuckoo’s Nest (1975) Atrapado sin salida, de Milos Forman

Esta película no solo mostró la maestría de Jack Nicholson, sino que también permitió lucirse a actores secundarios como Louise Fletcher en su personaje de la enfermera Ratched (no hay que perderse una serie reciente de Netflix titulada Ratched), Danny de Vito, Christopher Lloyd, el de la saga de Back to the Future, Scatman Crothers inolvidable en su papel en The Shining (el Resplandor), Michael Berryman un infaltable en los filmes de horror, Will Sampson presente en películas de nativos americanos, Vincent Schiavelli y otros de gran presencia en buenas películas. Un clásico que cuando lo vuelves a ver siempre le sacas algo más.

Apocalypse Now (1979) Francis Ford Coppola

Otra gran obra de Coppola con un tema muy diferente a El Padrino nos dice de su maestría haciendo cine, esta vez abundando en la Guerra de Vietnam y su impopularidad, con un elenco impresionante y donde grandes estrellas hacen pequeños papeles.

Platoon (1986) Pelotón, de Oliver Stone

Un clásico que es una gigantesca crítica a la Guerra de Vietnam, a la maldad humana, la brutalidad e injusticia del conflicto y a la dualidad de los hombres ante situaciones como esta, en particular los jóvenes, los que fueron llevados allí en contra de su voluntad y no encuentran su lugar en el medio de ese infierno. De un costo de 6 millones, recaudó veinticuatro veces esa cantidad, es muestra de su aceptación, pero sus valores son impactantes y la actuación también. Muchos destacan, pero para mí sobresalen dos de mis actores favoritos: Tom Berenger y Willem Dafoe.

Black Hawk Down (2001) La caída del halcón negro

Tengo que decir que cuando leí el libro de Mark Bowden no pensé que se pudiera llevar tan fielmente a la pantalla. Pero eso fue lo que hizo Ridley Scott, aclamado por obras como Blade Runner (1982) con esa pareja tremenda de actores como Harrison Ford y Rutger Hauer y una de las obras que volví a ver y que se puede incluir en esta relación por ser un buen filme, al igual que Gladiator (2000) el Gladiador con Russell Crowe y uno que no falla: Joaquin Phoenix, y Thelma & Louise (1991) con dos triunfadoras: Susan Sarandon y Geena Davis tan grande de estatura como actriz.

El resultado de esta cinta basada en hechos reales que ocurrieron en la capital de Somalia, Mogadiscio en Octubre de 1993 cuando una misión casi desastrosa de un centenar de soldados de élite que fueron introducidos por helicóptero a fin de capturar a dos jefes de las milicias somalíes, lo que trajo como consecuencia un violento choque entre los Rangers del Ejército americano, Fuerzas Especiales y cientos de somalíes armados resultando en la destrucción de dos naves Black Hawk.

A ello le sumamos las actuaciones de Josh Hartnett, Ewan McGregor y Tom Sizemore y tenemos uno de los mejores filmes de guerra de todos los tiempos.

Enemy at the Gates (2001) Enemigo a las puertas, de Jean-Jacques Annaud

Su director nos había brindado buenas películas como El Nombre de la Rosa y En Busca del Fuego, basadas en excelentes obras literarias y Siete Años en el Tibet, pero con esta película sorprendió a muchos porque es un filme que no tiene desperdicio.

Enemy at the Gates es una historia a la que se le sacado el jugo al máximo, el juego al cazador y al cazado entre dos francotiradores durante la batalla de Stalingrado nos brinda excelencia en todos los sentidos, comenzando por las actuaciones de Jude Law, Ed Harris (uno que no falla por lo que vale la pena ver sus filmes) y Joseph Fiennes, mostrando que algunos nacen para ser héroes. Este es uno de los mejores filmes de guerra de todos los tiempos, con escenas crudas al estilo de Saving Private Ryan.

Saving Private Ryan (1998) Rescatando al soldado Ryan, de Steven Spielberg,

De Spielberg se pueden ver todas sus obras sin aburrirse, desde su fenomenal primicia de Duel. Saving Private Ryan es probablemente la mejor película de guerra hecha jamás. Con una visión cruda como nunca antes de lo que fue el Desembarco de Normandía, el día D, y el hecho inusitado de una madre que ha perdido a sus tres hijos en el conflicto, nos lleva a buscar la paz y la recompensa a esa familia rescatando al único hijo que no ha muerto, lo que transita por una búsqueda infernal. Con un equipo de lujo, encabezado por Tom Hanks, un actor que nunca falla, en todos los sentidos, es un clásico del género. Pero este director merece un punto y aparte, porque es un director de directores y un productor de productores, todo lo que toque se convierte en oro.

Steven Spielberg

¿Habrá alguna obra de Spielberg que no valga la pena ver más de una vez? Lo dudo.

Desde su carta de presentación, un filme que nos quita el aliento, Duel (1971) El Duelo, inolvidable, continuando con obras que han hecho historia como Jaws (1975) Tiburón Sangriento; Close Encounters of the Third Kind (1977) Encuentros cercanos de Tercera Clase; 1941 (1979); Indiana Jones and the Raiders of the Lost Ark (1981) Los viajeros del arca perdida; E.T. the Extra-Terrestrial (1982) ET el extraterrestre; Indiana Jones and the Temple of Doom (1984) Indiana Jones y el Templo de la Maldición; The Color Purple (1985) El color púrpura, Indiana Jones and the Last Crusade (1989) La última cruzada; Jurassic Park (1993) Parque Jurásico; Catch Me If You Can (2002) Agárrame si puedes; Munich (2005); Bridge of Spies (2015) El Puente de los Espías y las geniales Schindler’s List (1993) La Lista de Schindler y Saving Private Ryan (1998) Rescatando al soldado Ryan, las dos últimas las mejores cintas de Spielberg sin temor a equivocarme. Y con muchísima nostalgia y gusto vuelvo a ver El Duelo, su ópera prima.

Y todo esto mencionando solamente sus cerca de sesenta películas, que se triplican en la cantidad que ha producido. Sin duda el cine sin Spielberg sería otro.

Obras de otros grandes directores

Forrest Gump (1994 de Robert Zemeckis

Forrest Gump, que aparentemente es una comedia, la considero una de las películas más serias que he visto y a la que más reflexiones nos lleva, es una historia única, irrepetible. La suerte golpea una y otra vez al personaje retrasado mental interpretado por Tom Hanks el que nos hace creer que una persona con un coeficiente intelectual muy bajo y limitado en muchos aspectos se puede convertir en un gran atleta, empresario y héroe de guerra y nos muestra que no hay mucha distancia ente la estupidez y la gloria.

Sidney Pollack y Three Days of the Condor (1975) Los Tres días de el Cóndor.

Sidney Pollack nos trae este thriller político de traiciones y asesinatos dentro de la CIA que no tiene desperdicios, en particular por su argumento y las actuaciones de Robert Redford y Faye Dunaway, que pide a gritos que la vean nuevamente.

Pollack tiene otros grandes éxitos que también he repetido, como son The Swimmer (1968) El nadador, con Burt Lancaster en un filme fenomenal, They Shoot Horses, Don’t They? (1969) Baile de Ilusiones, con Jane Fonda, y repite con Robert Redford en dos grandes filmes: The Way We Were (1973) Nuestros años felices y Out of Africa (1985) Africa Mía también con Meryl Streep.

Una reflexión sobre un grande: Stanley Kubrick

En mi gusto personal “2001 A Space Odyssey’”, (1968), es una película excesivamente lenta que se queda muy lejos de la obra de Arthur C. Clarke. Este filme puede haber sido pionero en efectos especiales visuales y de sonido, pero para mi gusto es demasiado pesada en temas como la evolución, el existencialismo y la inteligencia artificial relativas a los viajes espaciales. A pesar de ser la más reconocida de las películas dirigidas por Stanley Kubrick, junto a otro clavo ardiente como es “A Clockwork Orange”, o La Naranja Mecánica, de Kubrick volvería a ver “The Shining”, el Resplandor y “Full Metal Jacket”, sin duda sus dos obras maestras, y en particular con las actuaciones de Nicholson en la primera donde la cara de Jack Nicholson deja algunas de las escenas más memorables del cine y de R. Lee Ermey en la segunda como el implacable sargento Hartman, con muchas citas famosas en el filme entre ellas una relevante:

Sargento Hartman: ¿cuánto mide usted, soldado?
Soldado: Señor, cinco pies nueve pulgadas, señor.
Sargento Hartman: ¿Cinco pies nueve?, no sabía que apilaban la mierda hasta esa altura.

Probablemente sea una cuestión de gusto, pero estas dos obras son muy superiores a Odisea Espacial 2001.

Gangs of New York

Martin Scorsese, Goodfellas (1990) y otras notables

Y continuando con los directores, no puede faltar Martin Scorsese, del cual selecciono Goodfellas, que cuenta con las brillantes actuaciones de Robert De Niro, Paul Sorvino, Ray Liotta y Joe Pesci. Antes de hablar de cualquier otra cosa, debo reconocer que su soundtrack está repleto de éxitos de mis tiempos juveniles como Beyond the Sea, Stardust, Rags to Riches, Sincerely y otras, pero lo principal es cómo los jóvenes de New York tanto de origen irlandés como italiano buscaban alcanzar reputación dentro de la mafia. Un tema que no pasa de moda.

Por supuesto que de Scorsese hay que hablar de Taxi Driver (1976) y Mean Streets (1973), Casino (1995), todas excelentes y con su actor preferido, Robert de Niro y de dos en particular: Gangs of New York y The Departed.

Gangs of New York (2002) Pandillas de New York
Leonardo DiCaprio y Daniel Day-Lewis se destacan en este crudo drama criminal que puede ser de las mejores cintas de Scorsese. Dos grandes actores en una obra muy completa.

The Departed (2006) Infiltrados
Vuelve a la carga Leonardo DiCaprio junto a tres grandes, Matt Damon, Jack Nicholson y Mark Wahlberg en un drama de policías encubiertos en una banda irlandesa en Boston. De lo mejor de Scorsese.

Ronin y Frankenheimer

Un Ronin era un guerrero samurái sin amo, una especie de vagabundo que para sobrevivir se convertía en un criminal y fue muy empleado durante el período feudal de Japón, entre 1185 y 1868 y Akira Kurosawa fue el máximo exponente de este género con obras como Yojimbo, Sanjuro y Los siete samuráis. Pero John Frankenheimer le da otra connotación al término con su obra Ronin (1998) con un trío fenomenal de actores: Robert De Niro, Jean Reno y Sean Bean que narra la historia de un grupo de especialistas de inteligencia en desgracia que venden sus servicios como mercenarios.

Pero ese no es el único éxito de Frankenheimer, que nos trajo el excelente thriller Seven Days in May (1964) Siete días en mayo, una soberbia obra con un reparto de lujo: Kirk Douglas, Ava Gardner, Burt Lancaster, Fredric March y otros, en un thriller político sobre un golpe de estado al gobierno norteamericano en medio de la Guerra Fría; The Manchurian Candidate (1962) El Candidato de Manchuria, un buen drama político; la fenomenal Birdman of Alcatraz (1962) El hombre de Alcatraz, un drama de presidio con Burt Lancaster, con quien repite en The Train (1964) El Tren, un drama bélico, y otras no menos aptas para repetir como Reindeer Games (2000) Doble Traición con Ben Affleck y Charlize Theron y el thriller de terrorismo Black Sunday (1977) Domingo Negro. Con altas y bajas, la mayoría de los filmes de Frankenheimer son dignos de verse más de una vez.

Sidney Lumet y 12 Angry Men (1957) Doce hombres en pugna

Sidney Lumet hace su debut con una historia digna de un teatro, doce hombres encerrados en una habitación y que forman parte de un jurado, donde se crea un clima tenso al extremo al debatirse una duda razonable ante personas que deben decidir sobre la vida de un acusado de asesinato y algunos consideran necesario tomar una decisión rápida y no perder el tiempo en un asunto tan trivial. Un filme muy intenso para darle cerebro y analizar varias veces, una obra maestra, que me recuerda que el filmar en blanco y negro tuvo su momento pero también nos lleva a centrarnos más en la trama que en los colores y el paisaje. No en balde Alberto Cortés decía que se vestía de negro para no llamar la atención y que se centraran en la música.

Y de Lumet es también otra obra de corte parecido, The Verdict (1982) El Veredicto con Paul Newman, donde un abogado lucha por salvar su carrera en el caso de una mala práctica médica. Y una obra suya de punto y aparte es Serpico (1973), con Al Pacino y la historia de un policía contra la corrupción, y repite con Pacino en Dog Day Afternoon (1975) Tarde de Perros, ambas basadas en hechos reales. Y no desechemos su versión de Murder on the Orient Express (1974) Asesinato en el Oriente Expreso, con una constelación de estrellas pocas veces vista y otra para analizar con detalle que es Family Business (1989) Negocios de familia, donde padre hijo y abuelo son expertos criminales con estrellas como Sean Connery, Dustin Hoffman y Matthew Broderick.

Los japoneses y la calidad suprema

Si algo tienen muy claro los japoneses es que todo lo que hacen lo hacen no bien, sino mejor que el resto. Creo que solamente los alemanes están delante de ellos en excelencia, pero sin duda si un japonés se propone hacer cualquier cosa, digamos un absurdo como tocar salsa, muy lejos de su idiosincrasia y su cultura, ahí tenemos a la Orquesta de la Luz, por poner un ejemplo de algo corriente, y en tecnología ni se diga, por eso en el cine no son segundos de nadie.

Rashomon (1950) de Akira Kurosawa

Vuelve el gran, el mejor diría, yo cineasta japonés con su inseparable Toshiro Mifune, un ícono cinematográfico, con otra historia de samurais que nos permite adentrarnos en la cultura nipona.

Existen pocas películas más importantes e influyentes que ésta en la historia del cine. Kurosawa nos cuenta algo que ya deberíamos saber, toda historia cambia según el narrador y el punto de vista. Lo que para uno es un acto heroico para otro es maldad extrema, lo que es cobardía para unos, otros lo ven como heroísmo. En este caso cuatro personas diferentes interpretan de forma distinta lo que pasó realmente. Un clásico entre los clásicos.

Repite su gran éxito, también un clásico, Seven Samurai (1954), Los Siete Samurais, una cinta sin desperdicio; The Hidden Fortress (1958) La fortaleza escondida; Throne of Blood (1957) Trono de sangre; The Bad Sleep Well (1960) Los malos duermen bien; Yojimbo (1961); Sanjuro (1962); Red Beard (1965) Barbarroja, todas con Toshiro Mifune y otras buenas obras como Dersu Uzala (1975) filmada en la URSS e Ikiru (1952) con Takashi Shimura.
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Sin dejar fuera en esta relación a la magnífica Kagemusha (1980) La sombra del guerrero, con Tatsuya Nakadai. Kurosawa fue sin duda uno de los mejores directores y guionistas del cine mundial.

Hara-Kiri (1962) de Masaki Kobayashi

Ya que estamos en el cine japonés y a pesar de haber escrito que no hacía falta abundar en ella como película de excelencia, la que considero el mejor filme nipón, no puedo dejar de reseñar. Masaki Kobayashi no es un director más. No solo con Harakiri, sino con Samurai Rebellion de 1967 y The Human Condition en sus tres secuelas, que también escribió, mostró sus grandes dotes.

En este filme destaca la actuación de Tatsuya Nakadai, un actor al nivel de Toshhiro Mifune, y que ha actuado en numerosas cintas de samurais, en particular en Seven Samurai (1954), Sanjuro (1962) y Yojimbo (1961) donde actuaron juntos y en The Human Condition en sus tres partes, donde añade mucho valor a esta fenomenal trilogía.

Pero Harakiri es un filme diferente que nos adentra en la cultura del Japón del siglo XVII, cuando el Shogunato dejó en la pobreza a miles de samurai y a muchos, el código de honor los llevó a un suicidio ritual o Harakiri.

El remake de 2011 se quedó lejos, muy lejos de esta obra maestra.

Brutti, sporchi e cattivi, Italia, 1976). Ettore Scola

Los italianos son mucho más que pizza y espagueti.

Ese estereotipo que tenemos de los italianos, también es falso, esa cultura sólida va mucho más allá de las concepciones populares y por eso hacia el cine italiano tengo un acercamiento especial, por lo que voy a detenerme en algunos personajes y algunos títulos. No todo, como piensan algunos, son películas de relajo o absurdas, incomprensibles para el que no le gusta poner en acción sus neuronas o tiene muy pocas. Y muestras de sobra hay de que ese cine está a la altura de su historia y de su arte.

Cinema Paradiso (1988)

Ya que hice mención a ella, comencemos con Cinema Paradiso, una de las mejores películas de todos los tiempos. Es sencillamente la historia de un niño y un proyeccionista del cine del pueblo, con el que aprende a amar el cine. Una historia de la que uno no piensa que pudiera dar tanto para una película, una verdadera oda al cine y todo lo que ha representado.

Los detalles no valen la pena contarla, sino verla, una y otra vez, y siempre te va a agradar. Un filme con todas las de la ley, dirigido por Giuseppe Tornatore, que no logró esta obra por casualidad, el que lo crea así, que vea The Legend of 1900 (1998), otro superfilme en todo el sentido de la palabra y al final dos clásicos del cinema italiano.

Fellini

Para hablar de cine italiano hay que comenzar por La Strada (1954), una fuera de serie de Federico Fellini, con Giulietta Masina en una actuación memorable como la muchacha vendida a un cirquero por su propia madre, un drama impactante donde también se las trae Anthony Quinn. De las mejores películas jamás realizadas, en la que incluyo a otra de Fellini, La Dolce Vita (1960), La Dulce Vida, con el gran Marcello Mastroianni y uno de los mayores logros en la historia del cine, inclusive considerada por algunos especialistas la mejor película que se haya hecho jamás. Esta película, condenada y prohibida por la iglesia, trata sobre una serie de noches y mañanas en la Vía Veneto de Roma donde un periodista hace crónicas sobre la podredumbre social y se convirtió en Cuba en una cita alegórica a alguien que está disfrutando la vida a todo tren.

Cuando se pronuncia el nombre Fellini, se está hablando de cine.

Luchino Visconti

Otro grande fue este director de Rocco and His Brothers (1960), Rocco y sus Hermanos, donde actúan destacados como Alain Delon y Renato Salvatori, y que narra la tragedia de los inmigrantes del sur de Italia en el norte industrializado de ese país.

Todas las películas que he mencionado, las de Visconti y de Fellini, cuentan con bandas sonoras extraordinarias creadas por Nino Rota, el que más tarde compondría la música para The Godfather a solicitud de Coppola.

Ahora debo entrar en un terreno difícil, porque si en un filme aparece uno de estos nombres, lo más probable es que tengas que verlo porque no sabes lo que te vas a perder: Nino Manfredi, Marcello Mastroianni, Ugo Tognazzi, Vittorio Gassman, Alberto Sordi. El que no se ría con estas películas no se ríe con nada. Y cuando se trata de un drama, te impactan. Pero voy a reseñar unas pocas.

Per grazia ricevuta (1971) Por gracia recibida.

Por Gracia Recibida es la obra maestra de un maestro, el actor y director Nino Manfredi.

Tras un peligroso accidente, Benedetto es trasladado a una clínica donde debe ser sometido a una operación de urgencia. Durante la larga y complicada intervención Benedetto comienza a recordar su vida desde que era un pequeño huérfano encomendado a la tutela de su tía, una pueblerina de costumbres liberales. Una salvación milagrosa el día de su primera comunión condiciona la existencia del protagonista que vivirá obsesionado por la búsqueda de Dios, hasta que conoce a un farmacéutico librepensador que le ofrece la mano de su hija.
Uno de los filmes que más he disfrutado, con imágenes verdaderamente inolvidables, como cuando pasa de la vida monacal a la normal de cualquiera persona, con momentos irrepetibles y te vas a asombrar cuando veas el santo de madera, el San Genaro, que guardaba en su armario.

Profumo di donna (1974) Perfume de mujer

Dino Rissi dirigió a Vittorio Gassman en esta magnífica obra que tuvo un remake dignísimo de Martin Brest con una joya de Al Pacino en Scent of a Woman (1992). ¿cuál será mejor de las dos? Difícil de decidir y las actuaciones en ambas son para recordar entre las mejores de cualquier tiempo, por lo que las dos se pueden volver a ver con mucho gusto.

Marcello Mastroianni fue todo un banquete en Divorzio all’italiana (1961), en 8 1⁄2 (1963) de Fellini y Il bell’Antonio (1960), sin contar otras muchas, pero su Divorcio a la italiana es histórica. Y no me olvido de El Bello Antonio y La Dulce Vida.

Y dejo para el final de las italianas a Rome, Open City (1945) Roma Ciudad Abierta, de Roberto Rossellini, un thriller sobre la ocupación nazi de Roma en 1944 y la búsqueda del lider de la resistencia nos lleva de la mano de Rossellini y la genial actuacion de Anna Magnani con una de las maravillas del cine italiano. Y a Vittorio de Sica hay que agradecerle su magnífica trilogía “Ladrón de bicicletas”, “Milagro en Milán” y “Umberto D”, tres joyas cinematográficas.

Los franceses y sobre todo las francesas

Cuando nos hablan de cine francés inmediatamente nos vienen a la mente Jean Reno, Alain Delon, Jean-Paul Belmondo, Gerard Depardieu, Jean Reno, Lino Ventura y Louis de Funès, actrices como Simone Signoret, Catherine Deneuve, Annie Girardot, Anouk Aimée, Mireille Darc, Marina Vlady y otras.

Pero nos faltan dos personajes de primera importancia: la personificación de la feminidad francesa Jeanne Moreau y el carácter incomparable de Jean Gabin, que a pesar de su aspecto rudo se conoce como el caballero del cine francés y que por suerte han actuado en algunas de las mejores obras francesas y en una juntos en particular, que vale la pena ver: Gas-Oil (1955).

Jean Gabin, más conocido por sus personajes del inspector Maigret, la creación de Georges Simenon y la actuación más fiel a sus obras, a mi en particular me impactó en una película a lo mejor poco conocida, pero para nada despreciable: La horse (1970) Heroína, donde impersona a un campesino que acaba con una operación de drogas cuando su nieto se ve envuelto en asuntos criminales y lo defiende a través de medidas brutales y trampas mortales. Un filme que vale la pena ver. Y Gabin, al margen de su personaje de Maigret, fue reconocido por meterse en la piel de cualquier tipo de personaje: aristócratas, campesinos, ladrones y lo que hiciera falta.

Ascensor para el cadalso con Jeanne Moureau

Y de Jeanne Moreau solo hay que decir que está reconocida como la primera actriz de su generación, probablemente su actuación en una película que se consideró escandalosa, al menos cuando se exhibió en Cuba, The Lovers (1958) Los amantes, aunque para mi estuvo mejor Les liaisons dangereuses (1959) Las relaciones peligrosas del director Roger Vadim y en The Train (1964) El Tren junto a Burt Lancaster.

Hay una pléyade de buenos directores franceses, como Philippe de Broca, Claude Chabrol, Jacques Demy, Jean-Luc Godard, Roger Vadim, Claude Lelouch, de los cuales si quieren ver una muestra, solo hay que ver la deliciosa comedia The Seven Deadly Sins (1961) Los siete pecados capitales.

Les quatre cents coups (1959) de François Truffaut es una buena película pero para mi su fama no la acompaña para verla varias veces, prefiero un cine más ligero como las películas de Belmondo, Alain Delon o Louis de Funes, que no dan mucho que pensar pero entretienen, y mucho.

Y Lino Ventura es de los que siempre nos sorprende: Crime and Punishment (1956) Crimen y Castigo junto a Jean Gabin, y La bonne année (1973) Feliz Año Nuevo y The Valachi Papers (1972) Cosa Nostra, por mencionar unas pocas, nos da fe de que todos sus filmes tienen sustancia.

Y otro director a mencionar es Luc Besson, autor de obras como Nikita (1990), The Transporter (2002) El Transportador, The Fifth Element (1997) El Quinto elemento, Le grand bleu (1988) El gran azul, todas películas dignas de repetir y muy en especial una de las mejores de todos los tiempos con uno de los grandes actores: Jean Reno en su papel de León (1994) León el Profesional, un asesino profesional con visos humanos que crea con una víctima a cuya familia han asesinado, una inusual relación.

León el Profesional está entre las mejores películas que hemos visto.

Y algunos me dirán que no he citado a Brigitte Bardot, sinceramente en el cine francés hay muchas mujeres hermosas, pero las verdaderamente talentosas ya las he citado.

 Alfred Hitchcock buscando inspiración en el río Támesis

Cine inglés, o más propiamente, del Reino Unido

No hago un aparte porque este cine se confunde con el norteamericano, con gran influencia de sus directores y actores en el desarrollo tecnológico, comercial y artístico del cine, siendo una de las industrias más respetadas del mundo y con múltiples producciones exitosas y ejemplos de ello, por señalar unos pocos son Alfred Hitchcock, David Lean, Ridley Scott, Laurence Olivier, Richard Attenborough, Kenneth Branagh, Charles Chaplin, Terence Fisher, Sam Mendes, Christopher Nolan y Anthony Hopkins.

Pero para mencionar algunas obras que repetiría sin dudar, están:

The 39 Steps (1935) Los 39 escalones y Alfred Hitchcock

Una obra magistral de Alfred Hitchcock, una de las mejores obras de suspenso del cine y que tuvo tres remakes en 1959, 1978 y 2008, sin hacerle ni cosquillas al filme de Hitchcock. Por algo se ponía a reflexionar sobre sus ideas fílmicas acostado en el Támesis. Pero Hitchcock es punto y aparte, solo mencionar Vertigo (1958), Psicosis (1960), Rear Window (1954) La Ventana indiscreta, The Birds (1963) Los Pájaros, The Man Who Knew too much (1956) El Hombre que sabía demasiado, To Catch a Thief (1955) Para atrapar a un ladrón y la fenomenal North by Northwest (1959) Intriga Internacional, muchas de ellas con sus actores preferidos: James Stewart y Cary Grant. Increíblemente nunca ganó un premio Oscar y dejó obras que se ubican entre las mejores de la historia del cine. Cuando se hable de cine no se puede dejar de mencionar a Hitchcock.

The Third Man (1949) El tercer hombre, dirigida por Carol Reed y ganadora del Oscar, es una obra de cine negro ambientada en la Viena de la posguerra es sin duda una de las grandes obras británicas de todos los tiempos y que hizo muy famoso su tema musical.

The Bridge on the River Kwai (1957) El puente sobre el río Kwai, dirigida por David Lean y con las actuaciones de Alec Guinness, Jack Hawkins y William Holden, también famosa por su tema musical, es sin duda un filme bélico de los mejores realizados.

The Ladykillers (1955) El Quinteto de la Muerte, es una de las películas que se disfruta cada vez que la vemos. Alexander Mackendrick la dirigió y tuvo la actuación de Alec Guinness y Peter Sellers y tuvo un remake nada despreciable realizada por los hermanos Coen con Tom Hanks en 2004. Pero la original, al igual que su reposición, no tienen desperdicio.

Y aunque son muchas las que pudiera nombrar, no voy a dejar fuera a un clásico entre los clásicos, Doctor Zhivago (1965), basada en la obra literaria de Boris Pasternak, donde David Lean, apoyado por una excelente banda sonora, fotografía edición y actuaciones memorables de Omar Sharif, Julie Christie, Alec Guinness, Rod Steiger y Geraldine Chaplin nos dejaron una obra para la historia. No en balde ganó cinco Oscar y su música, en particular el Tema de Lara no se despega de nuestros oídos.

Y no las dejo fuera, pero simplemente las incluyo como repetibles a My Left Foot (1989) Mi pie izquierdo, dirigida por Jim Sheridan y con Daniel Day-Lewis con un Oscar (un fuera de serie); The English Patient (1996) El paciente inglés, de Anthony Minghella con un piquete ganador: Ralph Fiennes, Kristin Scott Thomas, Juliette Binoche, Willem Dafoe, Naveen Andrews y Colin Firth; The Loneliness of the Long Distance Runner (1962) El Corredor de Larga Distancia de Tony Richardson; The Remains of the Day (1993) Lo que queda del día, una obra de James Ivory donde se consagran Anthony Hopkins y Emma Thompson y que tuvo numerosas nominaciones a Oscar y otros premios y Gandhi (1982) dirigida por Richard Attenborough sobre la vida de Mahatma Gandhi con memorable actuación de Ben Kingsley y John Gielgud y que ganara ocho premios Oscar.

Y qué decir de las series de TV Papá, querido papá (1968), Un hombre en casa (1973) y esa maravilla que es George and Mildred (1976), muestras del fino humor inglés, que comenzó con Charles Chaplin y continuó con Benny Hill, Mister Bean y Peter Sellers hasta llegar a Sacha Baron Cohen, pasando por el quinteto Monty Python.. Varias generaciones les debemos una infancia y adolescencia llena de risas.

Y seguro que me quedo muy corto en esta relación, porque el cine inglés es tan excelente como el americano y seguramente podemos hacer una comparación similar en la música, en particular con el rock, donde igualmente es difícil deslindarse.

Tarantino.

Esto es punto y aparte. Las películas de Tarantino son eso, películas de Tarantino, diferentes, con un lenguaje complejo donde historias distintas se unen al final de la trama y nunca sabemos en qué momento estamos en el desarrollo de la trama, pero que al final entendemos perfectamente. Una de ellas, probablemente la mejor de tantas que ha logrado, es sin duda Pulp Fiction, escrita y dirigida por Quentin y que nos muestra varios hechos criminales al estilo de las novelas de crimen populares en el pasado siglo y que reforzadas por una banda sonora que a todos nos gusta porque no ha pasado en el tiempo, acaba por abrumarnos con las actuaciones de Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, y John Travolta. Sin duda un clásico entre los clásicos.

Por si esta obra maestra fuera poco, ahí están Inglourious Basterds (2009) Bastardos sin gloria, seguro que se clasifica entre las mejores cintas de guerra, Natural Born Killers (1994) Asesinos natos, que glorifica los asesinatos en masa, tema que escribió, From Dusk Till Dawn (1996) Del crepúsculo al amanecer, una extraña historia de vampiros, Kill Bill en sus dos partes (2003-2004), Reservoir Dogs (1992) Perros callejeros, entre mis preferidas. Ninguna de ellas ha sido vista una sola vez, hay que repetirlas.

Tres de Westerns o cine del oeste

Este era el plato fuerte de nuestra juventud, pero la mayoría se resumía en lo mismo, el malo que era el rico, queriendo aplastar a pobres granjeros, un pueblo donde todo se resolvía en la cantina y a tiros, la prostituta de la cantina era una mujer muy buena que la tenían esclavizada y al final los buenos, en particular “el muchacho” mata a tiro a todos los malos. Y si aparecía algún indio era para robarse a las mujeres y arrancarle las cabelleras a los pobres rubios, por lo que había que matarlos a todos.

Gunfight at the O.K. Corral (1957)

Yo creí que cuando disfruté de Gunfight at the O.K. Corral, una joya de John Sturges con dos héroes del momento, Burt Lancaster y Kirk Douglas ya lo había visto todo en materia de cine del oeste. ¿Qué otra cosa mejor que una balacera o duelo entre los mejores pistoleros, Lancaster impersonando al legendario Wyatt Earp y Kirk Douglas a Doc Holliday?

Unforgiven (1992)

Pero Unforgiven, de Clint Eastwood, que comenzó su carrera con películas del tema western, fue capaz de mostrarnos la verdadera cara fea del cine de vaqueros y la violencia que los rodea, ayudado por Gene Hackman y Morgan Freeman, dos maestros, nos da otra visión. No glorifica a los que veíamos como héroes que mataban a los indios o a los malos en las películas que vimos cuando niños, sino que nos da una experiencia realista y cruel de lo que significa matar y que te maten. Unforgiven nos trastoca en la mente al concepto romántico en cierto sentido que teníamos de lo que fue el legendario oeste. No fue la valentía de conquistar nuevos territorios y desarrollarlos, sino una violencia sin fin llena de crueldad.

The Ballad of Cable Hogue (1970)

Si quieren ver una película que sin hacer mucho ruido lo tiene todo, vean The Ballad of Cable Hogue, llamada La Balada del Desierto en Cuba y que data de 1970. Un vagabundo, interpretado por Jason Robards, es asaltado y lo dejan sin arma y sin caballo en medio del desierto. Esto nos muestra que en el viejo oeste había violencia, asaltantes, curas tramposos, estafadores, vendedores de falsos remedios y gente emprendedora. Un filme que no se detiene un momento y que nos atrae, en particular David Warner en un personaje sin desperdicio. Y además fue dirigida por Sam Peckinpah, uno de los que no falla.

Cine de Presidio

No voy a repetir su máxima expresión, The Shawshank Redemption, pero hay otras de mucho peso, dignas de repetir.

The Getaway (1972)

Y si hable de Sam Peckinpah, debo ubicar en esta lista a otra de las suyas: The Getaway, de 1972, con uno de los imprescindibles: Steve McQueen, el que interpreta a un ladrón al que le dan libertad condicional porque su esposa ha conspirado para que se le otorguen con la condición de que robe un banco en Texas, acción en la que son traicionados y dan lugar a una larga huida y persecución hasta que logran llegar a México. No hay un segundo en que la acción decaiga, por lo que se puede ver mil veces.

Cool Hand Luke (1967)

Y qué decir de Paul Newman, solo voy a escoger una: Cool Hand Luke, de 1967, conocida en Cuba como la Leyenda del Indomable, ese héroe rebelde en una prisión de la Florida, que no solamente es irreductible sino que es capaz de comerse cincuenta huevos duros. Muestra la violencia hacia los presos y sobre todo de los carceleros, todo en el marco de la guerra de Vietnam, de donde Luke había sido un héroe y ahora en la prisión lo convierten en un mártir.

The Fugitive (1993) El Fugitivo, de Andrew Davis, con un dúo impresionante: Harrison Ford y Tommy Lee Jones (se llevó un Oscar por esta actuación). Harrison Ford es de los actores que no fallan, sus películas siempre son de calidad y su actuación de primera, pero esta historia de asesinato, acusación a un inocente y una persecusión interminable, la ubican entre las películas que pueden verse una vez y otra sin cansarse. Su director nos brindó también obras parecidas como Under Siege (1992), también con Tommy Lee Jones y el robot humano Steven Seagal, que al menos aquí nos brinda algunas buenas escenas de artes marciales y también la interesante Holes (2003), donde otro inocente es convicto y obligado a cavar huecos por una misteriosa razón.

El cine musical

Mi hijo ama la ópera pero detesta el cine musical y las obras de Hollywood, y yo en cambio las disfruto ambas, pero prefiero la frescura de una buena película musical, con las que tengo mucha afinidad. Disfruté las películas de Fred Astaire, el bailarín más famoso y elegante del cine norteamericano y del cual otro grande Gene Kelly, diría que la historia del baile en el cine comienza con Astaire; las de Ginger Rogers, muchas veces pareja de baile de Fred; las de Gene Kelly, inolvidable en Un Americano en París y en el ícono Singin’ in the Rain; las de Cyd Charisse, que bailó tanto con Fred como con Kelly; Shirley McLaine, Mitzi Gaynor y Gwen Verdon, sin duda alguna, pero hay dos obras musicales que son filmes que se pueden repetir una y otra vez y siempre te van a agradar. Pero las mías pueden ser contradictorias, pero las repito, y las repito y no me canso de verlas.

South Pacific

En Cuba había un solo cine capaz de proyectar filmes en 70 milímetros y ese era el cine Riviera, donde hoy está la Cinemateca de Cuba. Y en ese formato se proyectó una obra de Broadway llevada al cine, South Pacific, con Rossano Brazzi y su cara de viejo castigador y la inmensa Mitzi Gaynor, Juanita Hall, que sin duda se roba el espectáculo y un elenco de primera en comedias musicales incluyendo al diablo Ray Walston. Las canciones de Rodgers y Hammerstein, más de seis décadas después, siguen vigentes, un filme para disfrutar una y otra vez, eternamente.

Damn Yankees

El primer libro que me leí en inglés fue “The Day the Yankees Lost the Pennant”, de Douglass Wallop y abordaba un tema que me apasiona, el béisbol, a través de una parodia del Fausto de Goethe, donde un anciano fanático de los Senadores de Washington, el club sotanero, le vende el alma al diablo para que lo convierta en un gran atleta y ayude a ganarle el campeonato y derrotar a los Yankees de New York.

La obra se convirtió en un éxito musical de Broadway y fue llevado al cine con un insípido actor juvenil, Tab Hunter, pero con dos gigantes Ray Walston como el simpático diablo y Gwen Verdon (inmensa) en el papel de la diablesa que nos da lecciones de baile y acompañada de buenas coreografías.

Picnic

No es una película musical en sí, sino un melodrama, bastante soso por cierto, pero su música ocupa un lugar muy especial para mí. La dirigió Joshua Logan, que también haría una comedia sobre la marina norteamericana en la Segunda Guerra Mundial, su fantástica obra musical South Pacific.

Pero como Moonglow y Picnic son una de mis piezas favoritas, le agradezco a Logan este melodrama musicalizado que con las actuaciones de Rosalind Russell y Arthur O’Connel y la música ya era digna de verla otras veces. Una película insulsa pero que la música la lleva hasta un buen sitial. Y para mi William Holden y Kim Novak no están tan mal como se dice.

Shirley MacLaine

Si menciono al cine musical hay que hablar de Shirley MacLaine y al menos de dos de sus películas: Sweet Charity (1969), dirigida por Bob Fosse que sabe lo que es hacer cine musical (Cabaret, All That Jazz), y Can-Can (1960) de Walter Lang, el que había hecho Week-End in Havana (1941) donde se deschava mostrando a Carmen Miranda, una carioca, como una típica cubana, en un ambiente más brasileño que cubano como puede llamarse Un Fin de Semana en La Habana, un bodrio típico de 20th Century Fox. También Shirley se destaca en The Apartment (1960) de Billy Wilder donde hace pareja con Jack Lemmon al igual que en Irma la Douce (1963) Irma la Dulce. Aunque todas sus películas no son musicales, cuando baila, baila de verdad. Y de Billy Wilder hay que mencionar dos filmes históricos: Some Like It Hot, 1959, Algunos prefieren quemarse con su icónica frase final …(nadie es perfecto…, y The Seven Year Itch, 1955, La comezón del séptimo año, dos buenas comedias con Marilyn Monroe, esa tonta adorable.

Y no puede faltar en esta sección la magnífica comedia de Woody Allen Sweet and Lowdown (1999), con Sean Penn y Uma Thurman con la historia de un guitarrista imaginario obsesionado con Django Reinhart, y por supuesto donde podemos escuchar su hermosa música. Penn fue nominado al Oscar; como lo fue la de Samantha Morton, en el papel de la dulce mudita que estuvo a punto de cambiar la vida del guitarrista y está entre las mejores películas de Woody Allen.

Y se me quedan fuera magníficas obras como The King and I (195) El Rey y Yo con Yul Brynner y Deborah Kerr en su plenitud; West Side Story (1961) y sus diez premios Oscar; dos grandes actores que se destacan como cantantes, Nicole Kidman y Ewan McGregor en Moulin Rouge (2001) Molino Rojo; Cabaret (1972) con Liza Minelli; 1964 nos trajo bajo la dirección de Jacques Demi, la fenomenal obra de Michel Legrand, Los Paraguas de Cherburgo; Gene Kelly con dos de sus mejores filmes An American in Paris (1951) y Singing in the Rain (1952), dos clásicos; Cabaret (1972) con Liza Minelli; la mano mágica de Bob Fosse en All that Jazz (1979), Damn Yankees (1958) y Sweet Charity (1969) y una doble sorpresa de Meryl Streep, Colin Firth y Pierce Brosnan: Mamma Mía (2008) y su secuela para mi mejor que la original, Mamma Mia 2 de 2018.

Cine soviético (no ruso, sino de la URSS)

No hay duda de que a pesar de su fundamento patriotero e ideológico predominante, ha habido muy buenos filmes, algunos dignos de destacar e incluir en este grupo.

Ballad of a Soldier (1959) La Balada del Soldado.

Grigoriy Chukhray nos trajo uno de los mejores filmes de esa cinematografía con la historia de un soldado que gana una medalla por su valor y pide visitar a su madre y las vicisitudes de la travesía en plena guerra y repite con dos obras importantes: Clear Skies (1961) Cielo Despejado, la historia de las injusticias del régimen de Stalin y su reparación tras su muerte, así como su logro convertido en un clásico: The Forty-First (1956) El 41, un drama romántico en medio de la guerra civil rusa.

Come and See (1985) Ven y Mira

Las experiencias de un niño en medio de la guerra que se une al movimiento de resistencia a los nazis tras encontrarse un fusil. Uno de los filmes más despiadados y representativos de la maldad humana.

Ivan’s Childhood (1962) La infancia de Iván

Andrei Tarkovsky nos brindó esta desgarradora historia de las andanzas de un niño huérfano durante la Segunda Guerra Mundial, espiando para las fuerzas soviéticas. Tarkovsky, aparte de este profundo filme, nos dejaría dos joyas de la ciencia ficción, la obra maestra Solaris (1972) y Stalker (1979).

Liberation (1971) Liberación, cinco partes

La otra obra que debo mencionar por importante, histórica y entretenida y con magnífica realización cinematográfica es Liberación, filmada en cinco partes por Yuriy Ozerov, especialista en filmes bélicos. Una obra rotunda sobre el tema, sin dejar afuera a una nunca bien valorada: At War as at War (1969) A la guerra como en la guerra, un filme de guerra con una profundidad tremenda que muestra que ser un líder militar es mucho más que usar voces de mando.

Punto y aparte es una obra que se disfruta cada vez que la vemos, porque siempre nos sorprende algo nuevo en ella, me refiero a Diecisiete instantes de una primavera (1973), probablemente situada en la cima de la calidad del cine soviético, cuyos doce capítulos nos dejan con el deseo de seguirla disfrutando y que constituyó una fiel y excelente puesta cinematográfica de la obra de Yulian Semyonov y cuyas actuaciones de Vyacheslav Tikhonov como Stirlitz, Leonid Bronevoy como Müller y otros no pueden olvidarse.

Y a lo mejor muchos recuerdan estas cintas, un soplo de aire fresco dentro de la cinematografía soviética, tan agradable como es Moscow Does Not Believe in Tears (1980) Moscú no cree en lágrimas, una simpática película que trata sobre tres amigas y que abarca desde su juventud hasta la edad madura, y la otra a la que me refiero es Office Romance (1977) Romance de Oficina, una agradable comedia donde un tímido especialista se enamora de su estricta jefa en una oficina burocrática moscovita. Dos buenas obras para disfrutar, saborear y sacarles lascas.

Pero para mi el filme más impactante ha sido uno que no logro encontrar su título exactamente, pero que en Cuba se exhibió en los cines como” Por los caminos de la guerra”, donde Roman Karmen, un reconocido cineasta soviético, selecciona imágenes de 236 camarógrafos soviéticos corresponsales de guerra durante toda la contienda, cuarenta de los cuales perecieron en ella y donde podemos ver el desarrollo de todo el conflicto en el frente oriental, destacando la defensa de Odessa, Leningrado, Stalingrado, Moscú y Sebastopol, concluyendo con la ofensiva soviética y la toma de Berlín. Las escenas más crudas son las que aparecen en esta maravilla documental.

Enrique Colina

Historia del cine y 24 por segundo

Muchos de estos filmes son anteriores a la revolución cubana, otras, la mayoría fueron vistas en Cuba sobre todo en televisión, en programas como Historia del cine o reseñadas en 24 por segundo, los pocos espacios que no hacían genuflexiones al sistema, como otros espacios estelares concebidos para guataquear el cine soviético, que sin duda tiene sus logros, pero en este caso se empleaba para lavar cerebros y no para criticar obras artísticas, como fue Tanda del Domingo, que le desgraciada los domingos a la gente, o mejor, nos inspiraba una siesta reparadora en casi todos los fines de semana.

Como ven escribir sobre este tema no es una tarea nada fácil, sin duda hay muchos otros filmes excelentes para disfrutar, reir o pensar, y es que esa inmensa fábricas de sueños que es la cinematografía, (recuerden que no existiría si no fuera por la literatura, la madre de toda la creación) siempre fue el máxima disfrute de generaciones de cubanos, que era quien más fácilmente, salvo los lectores, que nos llevaban a un mundo de fantasía, a lugares y situaciones desconocidas con la complicidad de la sala oscura del cinematógrafo o la sala de la casa cuando las veíamos por la televisión, mientras comíamos, rositas de maíz, chicharrones de puerco o de macarrones o lo que hubiera disponible o fumábamos y disfrutábamos un espectáculo accesible para todos y que en esos momentos no lo pensamos así, pero han quedado guardados dentro de nuestros recuerdos más agradables.

Y para finalizar, les recomiendo una película para olvidarse de las penas del mundo, Young Frankenstein (1974) El joven Frankenstein, una comedia que de menos de tres millones de costo, logró recaudar casi noventa, y no por azar, sino porque ha sido la más deliciosa comedia de terror de todos los tiempos. A ello contribuyeron no solo su director Mel Brooks, sino las actuaciones sin desperdicio de Gene Wilder (coautor con Brooks del guión y siempre sorprendente), de Teri Garr, Cloris Leachman y Peter Boyle como el monstruo y Madeline Kahn, pero sobre todo de Marty Feldman con su personaje del jorobado Igor, sus ojos botados y del que no olvido la escena donde confiesa que había tomado el cerebro de un tal Ab… someone, Abnormal, en lugar del de un científico.

Siempre me voy a quedar corto, es como si pasáramos revista a los libros que hemos leído y que nos han impactado de forma tal que volvemos a leerlos con el mismo interés que la primera vez. Y repito lo que no me canso de decir, a pesar del encanto del cine, este tiene un problema, nos deja poco para la imaginación y con un libro, tienes todo lo que quieras por delante, la historia la recreas tu mismo, como la imaginas. A lo mejor no tienes tanto poder creativo como el que a partir de la obra literaria recreó la película, pero personalmente, prefiero diseñar ese mundo, viajar con mi mente a ese escenario y vivir ese sentimiento con la intensidad propia de nuestro pensamiento personal. Pero no por eso deseches la experiencia de vivir las dos opciones, tanto la obra literaria como la película. Seguro que cada una va a tener sus fallos y sus aciertos, según nuestro punto de vista y en eso radica la excelencia.

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