Los vendedores de enciclopedias: vendedores de sueños

Los vendedores de enciclopedias: vendedores de sueños

“Los profesores nos volvieron locos
a preguntas que no venían al caso
¿cómo se suman números complejos,
hay o no hay arañas en la luna,

cómo murió la familia del zar,
es posible cantar con la boca cerrada,
quién le pintó bigotes a la Gioconda,
cómo se llaman los habitantes de Jerusalén,
hay o no hay oxígeno en el aire,
cuántos son los apóstoles de Cristo,
cuál es el significado de la palabra consueta.
cuáles fueron las palabras que dijo Cristo en la cruz,
quién es el autor de Madame Bovary,
dónde escribió Cervantes el Quijote,
cómo mató David al gigante Goliat,
etimología de la palabra filosofía,
cuál es la capital de Venezuela,
cuándo llegaron los españoles a Chile?

Nadie dirá que nuestros maestros
eran unas enciclopedias rodantes

exactamente todo lo contrario:
unos modestos profesores primarios

o secundarios no recuerdo muy bien
—eso sí que de bastón y levita

como que estamos a comienzos de siglo—
no tenían para qué molestarse

en molestarnos de esa manera
salvo por razones inconfesables:

a qué tanta manía pedagógica
¡tanta crueldad en el vacío más negro!”.

“Los Profesores” de Nicanor Parra

En mis tiempos juveniles había siempre alguien de la familia o conocido cuyo oficio era “viajante de comercio”. Esta ocupación consistía en vender, ya fuera al menudeo o al por mayor, los artículos que ofrecían por todas partes del país. Algunos hacían buenos negocios, mientras que otros no vendían nada, pero al menos dejaban en cada pueblo una mercancía o una novia. Los más prósperos tenían un carro y hasta llevaban en ellos una buena parte de los artículos para así ahorrarse el flete, mientras otros llevaban una vida llena de incertidumbres y penurias.

Había viajantes de todo tipo: los novatos que no eran previsores y se veían obligados a compartir el cuarto del hotel con otro despistado como él y pasar la noche recelosos de su compañero, a la vez que otros eran más previsores y preparaban debidamente su viaje y su estancia en los pueblos que visitaban.

Existían otros muy habilidosos, con un extenso repertorio de cuentos simpáticos y con cada cuento hacían una venta; y otros que emborrachaban al cliente y más tarde cuando éste recibía la mercancía ni se acordaba de cuándo había hecho esa compra.

Todos los viajantes eran amigos de los cirqueros, porque como ellos, se encontraban en el camino más de una vez en esa vida ambulante que llevaban.

Como este era un oficio que no dejaba muchos dividendos, los había ahorrativos y organizados, los que al acostarse lavaban su ropa interior en el hotel y ponían los pantalones debajo del colchón para que no se arrugaran. También estaban los llamados de “Vía Ancha”, que despilfarraron todo lo que ganaban, andaban en Cadillac, pagaban invitaciones en todas las cantinas y en todos los hoteles y a veces se llevaban al viaje a una amiguita de La Habana, por lo que al final todo lo que ganaba lo dejaba en el camino. Y estaban los de “Vía Estrecha”, que trabajaban sin comisión y sin dieta, por lo que se veían obligados a conocer los precios de todos los hoteles y las fondas a donde iban, las que buscaban en las afueras del pueblo y eran asiduos a las fondas de chinos para gastar menos y al final nunca lograron salir de la miseria en que vivían, a pesar de pasarse toda la vida ahorrando para cuando llegara la vejez poder comprarse una finquita y pasar ahí su jubilación. Tristemente en este grupo estaba la mayoría de los viajantes de comercio.

  Lo de la “finquita” lo lograban muy pocos

El éxito de su gestión muchas veces dependia de la oportunidad y la casualidad (la suerte es el pretexto de los fracasados), porque un ejemplo nos lo va a mostrar: podía uno estar achicharrandose del calor y si aparece en los anuncios del periodico que ya llegó el Otoño y está a la venta la ropa para esa temporada, aunque en Cuba no supiéramos qué es el otoño, porque no es perceptible ese cambio de las estaciones de otras latitudes, la gente se sentirá impulsada a comprar lo que ofertan para esta temporada que llega. Y con lo que venden los viajantes de comercio ocurría lo mismo, por lo que tenían que aprovechar la moda.

Pero los viajantes de comercio que más de cerca conocí fueron dos: los vendedores de cepillos Fuller y los vendedores de enciclopedias. Esos eran los más abundantes y los más persistentes. También tuve una tía que vendía máquinas de coser de una marca que le hacía la competencia a la Singer, si la memoria no me falla era Regina, Andrea o algo parecido, pero creo que vendió muy pocas y tuvo que seguir dedicándose a coser, donde la iba mejor.

Pero las enciclopedias eran otra cosa. Ellas son en buena parte las responsables del dicho de que “el que lleva consigo su niñez, nunca envejece” y mi niñez guardó para siempre dos cosas: los cómics o muñequitos y los libros, dentro de los que destacaban las enciclopedias, esas que nos lo enseñaban todo.

La popularidad de las enciclopedias

Llegó un momento en que no era nada raro que tocaran a la puerta, allí estaba un vendedor y entre ellos no faltaban los de enciclopedias. Pero el vendedor de enciclopedias no era un vendedor cualquiera, era alguien que tenía que fascinar con su producto, porque lo que vendía eran ilusiones disfrazadas de conocimientos.

En muchas casas a las que llegaban no había un solo libro y solamente se podían encontrar unas revistas bohemias y si acaso algunas Selecciones del Reader ‘s Digest, por lo que a pesar de no existir el hábito, también era muy difícil crear la necesidad.

Tener en la casa una enciclopedia, aunque apenas se hojeara y mucho menos se leyera, era un símbolo de distinción y de cultura, y ese fue un punto a favor de los vendedores de esas obras. Desde la década de los años 50 a los 70 se popularizó la tenencia de enciclopedias, por lo que la gente se hipotecara para contar con una.

Como los vendedores llevaban la conversación hasta convencer a los clientes de que era imprescindible que tuvieran una, sobre todo si tenían hijos pequeños, a ello le sumaban el que algunas editoriales regalaban los armarios o libreros, lo que le daba más valor a la adquisición.

Mucha gente rica, pero inculta, buscaba que el color de la encuadernación combinara con las cortinas del lugar donde iban a ubicarla, porque les importaba más que el contenido y el valor intelectual del bien adquirido, conscientes de que muchos nunca iban a abrir una página de ella más allá de la portada o alguna lámina llamativa.

Pero le habían hecho caso al vendedor cuando les dijo que una casa sin enciclopedia nunca estaría completa.

Cuando terminaban de pagarlas ya estaban desactualizadas, aunque seguían conservando mucho valor, el que muchos no concebían más allá de lo estético que resultaba tener una biblioteca para mostrar a los visitantes.

Tal vez piensen que hoy en día están obsoletas y no son necesarias, ya que es extremadamente fácil recopilar información a través de Internet, y muy pocos puede que cambien de idea cuando tengan en sus manos alguna enciclopedia antigua que es una verdadera joya.

La Enciclopedia

Cuando dicen “fulano es una enciclopedia”, lo están señalando como una persona de mucha cultura y sabiduría, aludiendo a todo el conocimiento que se encuentra en ese tipo de obra.

La palabra “enciclopedia” viene del griego “enkyklios paideia”, que significa “conocimiento general”, que es una definición bastante fiel de lo que es realmente ese compendio de conocimientos, y de lo cual vale la pena conocer sus orígenes.

Desde miles de años atrás el hombre ha ido registrando los conocimientos en formatos escritos que contienen las diferentes ramas del saber humano, por lo que se ha ido nutriendo de forma acumulada de información y por tanto aumentando los volúmenes donde estos temas se registran de forma ordenada.

Las más antiguas enciclopedias se remontan al siglo I, con la obra de 37 capítulos de Plinio el Viejo, que abarcaba información sobre historia natural, medicina, geología, arte, arquitectura y geografía, entre otros. Otra reseña histórica es la obra de San Isidoro de Sevilla, que sobre el año 630 compiló en veinte libros temas de dialéctica, matemática, religión, medicina, agricultura, y gramática y fue uno de los principales textos educativos de la Edad Media.

Los verdaderos impulsores: Diderot.

Es en el siglo XVIII, cuando se desarrolla el concepto de enciclopedia que tenemos en la actualidad, con un propósito general y de uso masivo y en ello tuvo un papel importante la obra de dos escritores y científicos franceses: Denis Diderot, Jeand’Alembert y Louis de Jaucourt, quienes en 1750 en París, se dieron a la obra de traducir un diccionario del inglés al francés y vieron cómo su proyecto iba creciendo, convirtiûndose en la mayor empresa editorial de esos tiempos, una obra gigante de 27 volúmenes, la famosa Encyclopédie, que compiló todos los conocimientos científicos para intentar ver al mundo desde una perspectiva diferente a la acostumbrada por la religión y la Metafísica.

Ese proyecto, que duró un cuarto de siglo en concluirse, tuvo la participación de otros grandes intelectuales, François-Marie Arouet (Voltaire) y Jean-Jacques Rousseau, convirtiéndose en el mayor plan intelectual del siglo XVIII. A partir de lo que expresaba la enciclopedia, fue amenazada por el Papa con ser excomulgados, la prisión y hasta la muerte, porque querían evitar que los conocimientos que divulgaba no se impusieran sobre los dogmas religiosos. La Enciclopedia de Diderot no fue la primera ni la más reconocida, sin embargo, al ser concebida en la era de la ilustración, trajo nuevas ideas en cuanto a política, economía y ciencias, oponiéndose a la Iglesia y la Corona como una victoria del pensamiento libre y la ciencia, presagiando la Revolución Francesa y sus valores de libertad, fraternidad e igualdad que todavía siguen vigentes.

Por supuesto que a las limitaciones a la libertad de expresión impuestas por la iglesia y el régimen monárquico, la publicación de una enciclopedia que reflejara la verdad en todos los sentidos y tuviera un sustento científico, era una tarea muy compleja al no existir bases de datos ni compendios que ayudaran a ello, por lo que se sustentó en miles de colaboradores, cuya información tuvo que ser analizados, recopilados y editados por Diderot y de Jaucourt, los que a su vez fueron auxiliados por más de mil tipógrafos, impresores y encuadernadores en Francia, Londres y San Petersburgo.

Por tanto las enciclopedias modernas nacieron en Francia en 1751 con la “Encyclopédie raisonné des Sciences et des Arts”, elaborada bajo la dirección de Denis Diderot, con la que buscaba que el ser humano comprendiera mejor su entorno mediante un compendio universal del saber.

Según las palabras del historiador holandés Hans Koning. “La Encyclopédie de Diderot provocó una tormenta que hizo volar pelucas y pociones de amor de alquimistas, sacudió los salones de la Corte y las Cámaras de obispos y parlamentarios”.

A partir de ellas surgieron otras enciclopedias, las que se fueron actualizando con los nuevos conocimientos científicos y los logros artísticos, los sucesos de todo tipo y el desarrollo y los cambios sociales, constituyéndose en un elemento primordial contra la ignorancia, la superstición, representando el triunfo de la ciencia sobre el oscurantismo.

Y con los avances tecnológicos, en el siglo XX, el empleo de enciclopedias se hizo más popular y masivo.

Muy diverso fue el desarrollo de enciclopedias en varios países, entre las que destacaron la “Encyclopaedia Britannica”, que conserva el nombre original en latín, la más antigua en inglés, editada en Edimburgo desde 1768 y que se publica desde 1920 en Estados Unidos, y goza de mucho prestigio; la McGraw-Hill, la Merriam-Webster, The Random House y la Simon & Schuster, todas norteamericanas y la la alemana Brockhaus, pero vamos a centrarnos en la enciclopedias en idioma español.

Las enciclopedias más conocidas en Cuba

En la Cuba de antes de la revolución las enciclopedias no estaban al alcance de todos, pero de todas formas todos sentían un especial respeto por este tipo de obras y eran muy reconocidos los nombres de Espasa, UTEHA, Sopena, Salvat y sobre todo por El Tesoro de la Juventud. Sin duda es interesante repasar algunas características de este tipo de obra editorial.

Montaner y Simón Editores

Una de las casas editoriales más relevantes del siglo XIX, fue fundada en 1861 en Barcelona y se dedicó a obras especializadas, aunque destacó por su “Diccionario enciclopédico hispano-americano de literatura, ciencias y artes”, de 1887-1910 con el que inauguraron un nuevo género de obra, el diccionario enciclopédico. Tiene un total de 26 volúmenes. El diccionario enciclopédico en adelante se denominó DEHA y se publicaba por entregas consistentes en cuarenta páginas semanales, sentando un precedente importante.

Enciclopedia Espasa

La obra de Montaner y Simón fue reemplazada en extensión y cobertura temática por la “Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana”, de la editorial Espasa, cuyo primer tomo es de 1908, aunque su publicación, también en fascículos comenzó en 1905. Espasa llegó a ser una de las editoriales más respetadas y su enciclopedia de las más vendidas.

Enciclopedia Sopena

La exitosa editorial de Barcelona se hizo famosa por editar diferentes tipos de enciclopedias, siendo la más destacada la “Nueva Enciclopedia Sopena” de 1958 en cinco tomos. Su creador, Ramón Sopena, que de propietario de una imprenta se convirtió en editor de revistas y libros y al cual la literatura erótica le proporcionó el capital necesario, para llegar a ser un productor de literatura y textos para la enseñanza, creando la Biblioteca Infantil con clásicos de la literatura hasta llegar a la famosa Biblioteca Sopena. Sus obras fueron editadas y tuvieron presencia en todos los países hispanoparlantes, siendo muy conocido su diccionario ilustrado Aristos.

UTEHA

La Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana (UTEHA), fue una editorial establecida en México, D.F., fundada por el emigrado gallego José González Porto; quien venía de Cuba donde se había dedicado al negocio editorial. Llegó a tener 18 sucursales en varios países de América Latina, así como en Alemania y Japón.

En 1949 la editorial publicó la primera edición de su Diccionario Enciclopédico UTEHA, producto de más de diez años de trabajo en el que participaron gran cantidad de especialistas latinoamericanos y españoles, así como un numeroso cuerpo de redacción. Su mayor mérito fue que no era una traducción de otros diccionarios y que estaba totalmente producido por especialistas de habla hispana. Para ello se nutrió de expertos en cada disciplina a quien encargó la escritura original de los artículos.

Enciclopedia Salvat

Editorial Salvat, también radicada en Barcelona y con sedes en,Argentina, México, Chile, y Perú, es ampliamente conocida por sus enciclopedias, pero en particular por su Diccionario Salvat: enciclopédico popular ilustrado (inventario del saber humano), que contiene además de todos los vocablos que se hallan en la última edición del Diccionario de la Real Academia Española, las voces técnicas de ciencias, artes y oficios; las palabras más corrientes en los países de América y las extranjeras adoptadas por el uso; frases, modismos y refranes más conocidos; artículos y notas geográficas, históricas, de ciencias físicas y naturales, literatura, bellas artes, deportes, y otras disciplinas, haciéndola una de las más prestigiosas y usadas.

La empresa Espasa Hermanos y Salvat, fue precursora de las editoriales Espasa y Salvat. Entre 1906 y 1914 se publicaron los nueve volúmenes del “Diccionario Salvat Enciclopédico Popular Ilustrado” y los doce volúmenes del “Diccionario enciclopédico Salvat” y una edicion dedicada a los niños, publicando después la “Enciclopedia Salvat de la fauna” dirigida por Félix Rodríguez de la Fuente, y la “Biblioteca Básica de clásicos universales”.

El Tesoro de la Juventud: un ícono juvenil

Esta fue sin duda la enciclopedia que más influyó a los de mi generación y en mí en particular todavía sigue influyendo.

El Tesoro de la Juventud era una enciclopedia dirigida específicamente a los niños, editada en la década del 20, por Walter M. Jackson, siendo la versión en castellano de la enciclopedia infantil inglesa “The children ‘s encyclopedia”, publicada desde 1920 hasta 1964.

Contaba con 20 tomos encuadernados que contenían mucho texto, fotos, ilustraciones, juegos, pasatiempos, curiosidades, narraciones, y entre sus mayores atracciones estaban “El Libro de los porqué”, “Juegos y Pasatiempos”, “Narraciones interesantes”, “Cosas que deseamos saber” “Países y sus costumbres”,”El libro de hechos heroicos”, “El libro de Américas Latina” y otras secciones de gran interés juvenil.asombro al conocer las maravillas de la naturaleza, los adelantos técnicos y la historia de la tierra.

Con el tiempo se fueron realizando ediciones de editoriales internacionales y otras de México, Madrid, Montevideo, Nueva York, Santiago de Chile y Buenos Aires. En 1970 cambió su nombre por el de “Nuevo Tesoro de la Juventud”, cambiando el enfoque que consideraba a Europa como el punto de referencia de la sociedad, la cultura, la ciencia la moda, símbolo de la modernidad y el desarrollo económico, lo que se trasladó, lógicamente hacia los Estados Unidos.

También el enfoque moralista dejó de ser exclusivamente religioso y se amplió y se centró en las narraciones de personas reales que tuvieron comportamiento heroico y virtuoso.

Pero lo más importante es que nos muestra cómo el hombre ha sido capaz de emplear su inteligencia y creatividad para lograr alcanzar un mayor desarrollo que le permita vivir una vida más plena y cómoda, empleando los recursos naturales en su favor.

En mi casa no había enciclopedias y los libros eran los de texto de mi hermano y míos de la escuela y algunos pocos que había conseguido. Eso sí había cientos de muñequitos y muchas revistas Bohemia, Selecciones y Vanidades. Pero tenía un amigo, hijo de un oficial del Ejército, que tenía El Tesoro de la Juventud, así que cada vez que podía, me iba hasta su casa, en el reparto Casino Deportivo, no muy lejos de donde vivía y ambos nos deleitábamos con la enciclopedia, que nos invitaba a conocer otros temas en otros tomos de la misma.

También, como socio del Centro Asturiano y la Quinta Covadonga, iba los domingos al Centro a jugar billar y después estaba un buen rato en la biblioteca disfrutando del Tesoro.

Probablemente El Tesoro de la Juventud me haya enseñado que es muy importante no dejar de aprender nunca, no perder esa curiosidad infantil que nos hizo mejores y seguir adquiriendo conocimientos.

Y por eso no puedo dejar de volver a cuando comencé a trabajar y tuve la oportunidad de percatarme lo que representó para la cultura cubana la calle Obispo.

La calle Obispo, las editoriales y las enciclopedias

Ya he narrado en otros posts mis primeras experiencias laborales, que tuvieron que ver con el mundo del libro y en donde en particular conocí la actividad editorial.

El lugar más impactante fue sin duda La Moderna Poesía y su editorial Cultural S.A. No solo era la mayor librería de Cuba, sino también un hito dentro de ese giro. Su dueño José López Rodríguez, la inició como librería e imprenta en 1890 y en 1910 inauguró el primer y único taller de grabado en acero en Cuba, donde se imprimieron los sellos de correo y billetes de la lotería nacional. La librería llegó a ser la más importante del país y estuvo al nivel de las mejores del mundo y su editorial e imprenta fue inaugurada en 1935.

También estaba la librería y editorial Rambla y Bouza, que imprimía la Gaceta Oficial de la República y el Diario de Sesiones del Congreso, así como a muchos autores cubanos. La librería Minerva, justo frente a La Moderna Poesía, fue muy apreciada y gran competidora de la citada, por su gran oferta de autores cubanos y textos escolares.

Y está José González Porto, gallego, quien llegó a La Habana en 1910 y años después abrió una librería y editora en Obispo entre Compostela y Aguacate. Cuando la crisis económica de los años 30 se fue a México y allí se estableció. Abrió otra editora con su apellido, la que años más tarde se convertiría en la legendaria UTEHA, especializada en libros de arte, literatura, diccionarios y enciclopedias.

Los abogados y estudiantes de derecho contaron con la librería de la editorial Montero de propiedad de Jesús Montero, sita en Obispo 521, especializada en textos de derecho y jurisprudencia.

No se puede dejar de mencionar la casa editorial Lex, fundada por un español republicano exiliado en La Habana, Mariano Sánchez Roca. En su taller, de donde salieron muchos títulos relevantes, se imprimieron las Obras completas de José Martí y las de Simón Bolívar y en su librería de Obispo 465 se vendían libros de leyes, literatura cubana y extranjera.

Victoria, librería establecida en Obispo entre Habana y Compostela de Tomás Rodríguez Prieto vendía libros y revistas de literatura impresos en España, México y Argentina y se caracterizaba por tener lo último que salía de las prensas de importantes editoras de esos países. Y estaba la Editorial Madiedo, en O’Reilly entre Habana y Compostela, que se especializaba en libros de bajo costo y de pequeño formato, revistas y los populares cómics o muñequitos.

En ese ambiente conocí a varios vendedores de enciclopedias, que entonces eran bastante exitosos en su oficio, en particular porque ofrecían facilidades de pago, como si se tratase de un televisor u otro equipo costoso.

Un famoso fue vendedor de enciclopedias

Gabriel García Márquez, tuvo la fortuna de pasar de ser un fracasado vendedor de enciclopedias a un escritor no solo ganador del Premio Nobel de Literatura, sino a uno de los más leídos y admirados en el mundo.

Tras trabajar como periodista, escribe su libro “La hojarasca”, cuya publicación es rechazada por la Editorial Losada de Buenos Aires y le sugiere se dedique a otra cosa menos a escribir. Supongo que esa editorial haya andado el resto de su vida con un cubo en la cabeza por haber sido tan poco inteligentes.

Un editor le ofrece convertirse en vendedor ambulante de libros de medicina y enciclopedias en la zona del Caribe colombiano, lo que a su vez aprovechó para, sumado a su infancia y juventud en Aracataca, donde conoció a los muertos y memorias de su casa llena de espíritus y donde los vivos de la familia eran tan extraordinarios como los muertos y a la cercana finca Macondo, pertrecharse de elementos para el proyecto ambicioso que ansiaba escribir, el que tituló como “La casa” y que después, con el nombre de “Cien Años de Soledad”, lo lanzaría a la fama.

Pero aparte de su periplo por La Guajira con un maletín a cuestas tratando de vender libros de medicina la enciclopedia UTEHA, lo hicieron conocer a profundidad Aracataca, El Copey, La Paz, Villanueva, Fonseca, Riohacha, Barrancas y sobre todo Valledupar. Allí no vendió mucho, en muchos casos nada, pero conoció la música vallenata, sus orígenes, tradiciones y leyendas. Evaluó que el vallenato, al igual que el son cubano, narraba hechos reales y los hacía conocer cantando, lo que le recordó a los cuentos que le hacía su abuelo, pero con música.

De día caminaba y pasaba mucho calor y muy pocas veces vendía algo, pero de noche se nutría de la enciclopedia y apuntaba lo que iba conociendo de la música vallenata y compartía con los acordeoneros y sus historias musicalizadas.

García Márquez, vivió durante un tiempo, de la venta de enciclopedias, no fue un oficio muy bien remunerado económicamente, pero intelectualmente lo llevó a escribir “Cien años de soledad”, libro al que calificó como un vallenato de casi 500 páginas y que le cambió la vida por completo.

Pero no todos los vendedores de enciclopedia eran un García Márquez.

Vendedores de enciclopedias

La enciclopedia contaba con un gran aliado, las ganas de tener acceso al conocimiento, sobre todo de los jóvenes, y un gran enemigo, el costo del producto.

Pero el éxito de dedicarse a esa empresa radicaba en ser un vendedor extrovertido, capaz de convencer a los posibles clientes, mediante la estrategia adecuada, de que era no necesario, sino imprescindible contar con una enciclopedia, argumentando miles de razones, sobre todo cuando había niños o jóvenes en la casa. Subrayaban que la enciclopedia, aparte de llenar las expectativas de los padres preocupados por la educación de sus hijos, les permitía superarse en la tranquilidad hogareña, sin necesidad de ir a bibliotecas a buscar la información. Y después de convencer al consumidor, venían las visitas periódicas para ofertar los últimos volúmenes o actualizaciones, y todo en una encuadernación muy lujosa.

Después se flexibilizó la venta con el sistema a crédito, lo que dio inicio a la época de oro de las enciclopedias, encabezada por varias editoriales prestigiosas y nadie se dio cuenta que cuando terminaran de pagar ya la enciclopedia estaba en buena parte desactualizada, si no habían seguido adquiriendo los nuevos volúmenes. Las editoriales compitieron en dar descuentos, facilidades de pago y novedosos sistemas de venta y de pago.

Se desarrollaron programas de ventas que incluian más de una enciclopedia, por ejemplo El Tesoro de la Juventud, la obra clásica que todos los niños queríamos tener, se acompañaba de Diccionarios Enciclopédicos, Enciclopedias especializadas de Cultura, Deportes o Ciencias y Obras Clásicas de la literatura, que no solo fueron fuente de consultas y entretenimiento familiar, sino también un símbolo de estatus social.

Para muchos, vender enciclopedias era un trabajo miserable al que tuvieron que acceder al no encontrar otro empleo, mientras que otros preferían trabajar a comisión que por un sueldo fijo y éstos fueron los más exitosos, los que desarrollaron estrategias de venta y dedicaron largas jornadas a ello, pero consiguieron ingresos muy jugosos que les permitieron no solo comprarse casas y carros, sino hacer relaciones para obtener un mejor empleo, por lo que su sacrificio en un trabajo tan agotador les rindió frutos.

Pero como todo, pasó su tiempo dorado y el gusto por las enciclopedias fue perdiendo la preferencia, lo que hizo que las visitas de los vendedores de enciclopedias se hicieran más alejadas, hasta que desaparecieron. Estoy seguro que no murieron de hambre, si fueron capaces de vender cientos de miles de enciclopedias, voluminosas, caras y que hipotecaban a los compradores durante un buen tiempo, seguramente serían capaces de vender cualquier cosa, hasta un refrigerador a un esquimal.

No había entonces una estrategia de venta, ni identificación de mercado o clientes, aquella era una lucha contra todos con tal de vender, por lo que aquellos que contaban con más carisma y facilidad de convencimiento eran los ganadores.

A modo de ejemplo de las habilidades de estos viajantes, se cuenta que lo primero que preguntaban los vendedores de enciclopedias es si tenían hijos en edad escolar, si la respuesta era afirmativa le responden que la suerte había llamado a su puerta, al dejarlo pasar comentan que hace mucho frío y que el dueño de la casa no tiene guantes, por lo que también le propone que le compre unos guantes. Le pregunta si ve mucha televisión en lugar de leer y en dependencia de la negativa de comprar la enciclopedia le vende un televisor y así sucesivamente según se encamine la conversación es capaz de venderle cualquier cosa aunque no pueda encasquetarle la enciclopedia.

A pesar de todo ello, existieron personajes muy brillantes en su esfera, como Yogi Berra, el inolvidable catcher y director de los Yankees de New York, que entre las frases famosas que dijo estaba esta: “No compraré a mis hijos una enciclopedia. ¡Que caminen a la escuela como yo hice!“.

Yogi Berra fue un ídolo para todos los muchachos de mi generación, pero probablemente no se leyó un libro en toda su vida y mucho menos se puso a hojear una enciclopedia.

Lawrence Peter Berra, recordado como receptor o catcher que es como se decía entonces, tuvo muchas virtudes, entre ellas la versatilidad. Podía jugar casi cualquier base, según fuera necesario pero durante veinte años fue el más destacado en su posición, bateaba a la zurda y conectaba cualquier bola, y al respecto decía: “si se pueden conectar son bolas buenas”. Ganador de nueve anillos de campeón de la Serie Mundial, era tan difícil de ponchar que era un suceso cuando ocurría, en 1950 se ponchó doce veces en 656 turnos al bate, un récord no igualado.

Un compañero de equipo le dijo que se parecía a un fakir haciendo yoga, de ahí surgió el nombre de Yogi, lo que dio lugar a que fuera inspiración para el famoso personaje de dibujos animados, el oso Yogi, el comilón del parque Yellowstone.

Pero aparte de todo eso, Berra fue muy reconocido por sus frases, definidas como yoguismos y que algunos comparan con las de Cantinflas, pero que sin duda reflejan una forma muy particular e inteligente de ver la vida. Solo algunos ejemplos nos dan fe de ello:

  • Comprendo por qué Sandy Koufax ganó 25 juegos en 1963. Lo que nunca me he explicado es cómo perdió cinco.
  • ¿Pensar? ¿Cómo diablos se puede pensar y batear al mismo tiempo?.
  • En el béisbol todo ocurre de un momento a otro… y a veces antes.
  • Nadie va ya al Yankee Stadium, porque siempre está lleno.
  • Pero sin duda la más famosa y la más repetida es: “El juego no termina hasta que se termina”, cubanizada como “esto no se acaba hasta que se acaba” y que resume magistralmente su filosofía, que va más allá del juego de pelota. A veces pensamos que todo está perdido y en el último momento todo cambia, por lo que ratifica otra de sus frases: “Si no sabemos hacia dónde vamos, terminaremos en cualquier otro lugar”

Yogi Berra probablemente haya sido el único catcher sin careta, así que le podemos perdonar lo de las enciclopedias.

AVON llama: un precursor

Toda la gente de mi generación recuerda a los vendedores de AVON, la popular empresa de productos de belleza y perfumería que fundara David Hall McConnell con el nombre de California Perfume Company, que despues sería nombrada como AVON.

El eslogan o consigna de este negocio era:”Avon llama a su puerta”, que fue simplificándose hasta llegar a ser: “AVON llama”.

Este negocio sin duda fue muy exitoso, tal es así que su fundador, McConnell, que era realmente un vendedor de enciclopedias, de esos que iban de pueblo en pueblo tocando a las puertas de todas las casas para que no quedara un solo niño sin acceso a la mejor base de datos de consulta y una gran fuente de conocimientos.

De día vendía las enciclopedias y en sus tiempos libres, cuando no estaba de viaje, fabricaba sus perfumes y cosméticos, los que promocionaba regalándoselos a las amas de casa que lo recibían y atendían, aunque no le compraran una enciclopedia.

Llegó un momento en que no tuvo duda que el perfume que regalaba eran más exitosos, sobre todo porque eran más baratos, que las enciclopedias, por lo que le dijo adiós al mundo del libro y se dedicó a aquello por lo que es conocido AVON. Pero sin duda alguna gran parte de su éxito se debió a el adaptar es esquema de venta puerta a puerta que empleaba con las enciclopedias, a la venta de productos de belleza.

La informatización de la sociedad

Comienza la era digital y el desarrollo de las telecomunicaciones, dando lugar a la sociedad informatizada de hoy que abarca todas las esferas de la acción del hombre. Y en este mundo informatizado, los libros y como parte de ellos las enciclopedias, no podían quedar ajenos al proceso de digitalización e informatización, lo que ha transitado por diferentes etapas, hasta que se llegó a un producto que estableció un antes y un después: Encarta.

Microsoft Encarta

Encarta probablemente se puede ubicar como uno de los mejores productos de Microsoft y que muchos disfrutamos. Esta enciclopedia digital se publicó entre 1993 y 2009 y se destacó por ir creciendo de año en año, ofreciendo contenidos multimedias muy atrayentes, componentes interactivos, atlas geográficos y numerosas herramientas útiles para estudiantes. Se publicó en varios idiomas y se descontinuó en 2009 por haberse hecho más fáciles los accesos on line.

Sin duda sus versiones “Mi Primer Encarta”, dirigidas a los niños, el Diccionario Encarta y el aparte sobre Matemáticas de Microsoft, fueron productos estrella, lo que hizo que Encarta fuera durante muchos años la enciclopedia digital más vendida del mundo, ofreciéndose en formato CD o DVD. Anualmente se disponía de una nueva edición de Encarta, en versiones económica o Premium y se pasó a una versión limitada en la Web con suscripción para acceder a todo el contenido, incluyendo el Club Encarta y cursos en línea.

Sin duda un proyecto que cumplió con creces su papel en su momento.

Paralelamente hicieron aparición un grupo de enciclopedias on line en español, como la Enciclopedia Universal Micronet, la CiberEnciclopedia Océano y multitud de otras más especializadas.

La gran Enciclopedia Británica sacó su versión digital, acompañada de la Enciclopedia Brockhaus (Brockhaus Encyclopädie): la más completa de las enciclopedias alemanas, la Gran Enciclopedia Soviética (Bolshaya Sovietskaya Entziklopedia): una de las más extensas publicaciones de saber en idioma eslavo, y la Enciclopedia Larousse (Grand Larousse) y Encyclopedia Universalis, de alto reconocimiento avalada por sus magníficos diccionarios.

Más tarde comenzó un proyecto para crear una enciclopedia libre y gratuita en español por Internet, la Enciclopedia Libre Universal en Español.

Todos estos fueron esfuerzos loables, hasta que apareció Wikipedia.

Encarta versus Wikipedia

Todos los que hemos estado cerca del mundo del software y de Internet, siempre llegamos a una conclusión: la calidad y el éxito de un programa pagado siempre es más seguro que cualquiera de los llamados open source o código abierto, es decir de uso libre.

Pero algunos expertos aseguran que Wikipedia demostró lo contrario al oponerse a Microsoft con su exitosa enciclopedia Encarta.

Microsoft realizó un inmenso proyecto con Encarta basándose en otras enciclopedias, contratando a expertos en todos los campos para que abundaran en los temas y aportaran elementos adicionales mejorando el contenido.

A diferencia de la considerada mejor de todas, la Enciclopædia Britannica, que se vendía en 1100 Euros, mientras Encarta costaba sesenta dólares y fue rebajando su precio.

Pero Wikipedia, pese a tener muchas limitaciones y errores en los que no incurría Microsoft, cuenta el primero de julio de 2021 contaba con 1 697 182 artículos con un promedio de 1590 palabras por artículo y en 12 idiomas, mientras Encarta brindaba poco más de sesenta mil.

No obstante que Wikipedia ha logrado que nos olvidemos de Encarta muchos conservamos los discos y de vez en cuando los utilizamos, porque confiamos mucho en esa información.

Wikipedia versus Enciclopedias online.

Se define a Wikipedia como una enciclopedia on line redactada por miles de colaboradores anónimos, por lo que es una enciclopedia libre, que es donde radica su principal deficiencia. Para que algo sea fiable, y me refiero a todo lo que aparece en Internet, es necesario verificar quién lo dice, qué dice y cuáles son sus argumentos para decirlo.

Se dice que Wikipedia es la enciclopedia moderna, y el hecho real es que las enciclopedias hicieron posible la aparición de la Wikipedia, ya que un gran número de personas copiaron los datos de las ellas a la Wikipedia, un proceso que no ha terminado aún.

Hoy en día cuando queremos encontrar cualquier información, vamos directamente a la Wikipedia, a pesar de que sus datos no son necesariamente exactos y si nos ponemos a investigar en otras páginas, sitios o en libros, comprobamos que no tienen el rigor de las viejas enciclopedias, por lo que es recomendable, si lo que necesitamos es seriedad y rigor, lo recomendable es acceder a una de las tantas enciclopedias online reconocidas, como son por ejemplo: Wolfram Library Archive, Encyclopedia Britannica, Encyclopedia Smithsonian, Scholarpedia, la Open Library, Library of Congress, Biblioteca Nacional de España, BBC Country Profiles, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española o Wordreference, un diccionario multi idioma. Todos ellos son sitios de gran precisión y escrupulosidad en la información que nos brindan.

Al respecto hay que precisar que de ellos es conveniente saber qué y quién los avala:

La Encyclopedia Smithsonian, esa institución cultural tan famosa y respetada por sus diecinueve museos en Washington y que nos ofrecen lo mejor en cultura, historia, ciencia, tecnología y arte.

La Open Library con su proyecto The Internet Archive, cuenta con millones de libros y trabaja por reunir todos los libros publicados en el mundo, por lo que su base de datos es una fuente infinita de conocimientos.

La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos es probablemente el mayor poseedor de información sobre la cultura norteamericana y su versión online nos permite acceder a libros, imágenes, música, manuscritos, mapas y otros documentos.

La BBC de Londres, famosa cadena de medios de comunicación británica y que es la más antigua en su tipo, también nos ofrece en su web información de todo tipo, pero en particular datos referidos a todos los países del mundo, su historia, personajes, noticias y eventos importantes y todo de fácil acceso.

Word Reference es un diccionario de muchos idiomas con soporte para los más hablados en el mundo con traducciones, definiciones, modismos, sinónimos y foros donde puedes aclarar tus dudas.

Del mismo corte es The Free Dictionary, el Diccionario Libre, con secciones de especialidades tales como medicina, económica, expresiones, pronunciación y traducción y disponible en varios idiomas.

El Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, es sin duda el más completo en español y el más actualizado de nuestra lengua. Y para aclarar dudas sobre el correcto uso de las palabras está Fundéu, que es mucho más práctico y rápido que el de la RAE en cuanto a palabras y expresiones actuales y aclara dudas lingüísticas.

Ahora, si quieres saber exactamente cómo se pronuncia una palabra en cualquier idioma, entonces está disponible Forvo, el diccionario especializado en pronunciación en más de 200 idiomas.

Y de la antigua y prestigiosa Enciclopedia Británica, surgió su versión online, que aunque no es tan rápidamente actualizada como Wikipedia, probablemente sea la más precisa en sus contenidos y un sitio muy especializado con un buscador excelente respaldado por una gigantesca base de datos.

Ahora si lo que quieres es una aproximación a saber de algo que no conoces, entonces ve a la Wikipedia, aunque en muchas ocasiones vas a salir confundido o hasta engañado, si no buscas otra fuente.

Justamente, Wikipedia carece de esta cualidad de exactitud y minuciosidad, peligrosamente se ubica en un lugar preponderante en un mundo y en una época de extrema abundancia informativa, donde podemos resolver cualquier inquietud, pero a su vez donde cada vez es más fácil no obtener la respuesta exacta de lo que queríamos saber.

Alguien escribió que “la certidumbre sólo es posible para las personas que tienen una sola enciclopedia.“ Si buscamos información en otras fuentes, vamos a llegar a la incertidumbre pero ella nos va a llevar a la verdad.

Enciclopedia digital cubana

Trotski describió en una ocasión a los perdedores como los depositados en el cubo de la basura de la historia”. Esa filosofía hizo que las ediciones de la Gran Enciclopedia Soviética, omitieran a personas, hechos y cosas que el régimen comunista considerara nocivas para mantenerse en el poder, especialmente sobre Trotski después de su separación de Stalin.

Y por supuesto la implantación de un régimen de ese tipo en Cuba reforzaría las inexactitudes informativas que aparte de ser parte de nuestra historia, tomaron un cauce alejado de la realidad hasta el extremo para crear una realidad alternativa que le convenga a sus intereses.

La historia de Cuba, desde los tiempos de Cristóbal Colón, que regresó a España preso y encadenado, ha estado dominada por la ambición sin límites, el abuso, la soberbia, la envidia, la traición y la arrogancia y trajo consigo alzamientos, conspiraciones, golpes de estado, motines y levantamientos, principalmente encabezados por demagogos oportunistas apoyados en el crimen, y el mejor ejemplo, aparte de los muchos que existieron en nuestra corta vida republicana, y hasta en nuestro gobierno de la república en armas, ha sido el de la dictadura de Fidel Castro y su legado de una mafia militar que se ha perpetuado en el poder y a la que no le importa para nada un pacto social con el pueblo, el que ha sido excluido y relegado de todo lo que signifique libre pensamiento y acción y que además se pliega a los designios del régimen en una inexplicable negación al que se consideraba un pueblo rebelde.

Y la enciclopedia que se supone brinde la información universal a los cubanos mediante Internet, llamada Ecured, no podía ser de otra forma, sino un instrumento más al servicio del régimen.

Eso es precisamente Ecured, un bodrio de la información, cuya falsedad, imprecisiones abordamos en reciente artículo sobre la existencia de alguien que nunca existió y al que se le atribuyen haber sido pieza clave en la construcción de la Torre Eiffel y que por supuesto, era cubano.

Así que el que emplee Ecured, buscando informaciones sobre Cuba, está en riesgo casi total de ser embutido con falacias, engaños, enredos, falsificaciones, patrañas y calumnias.

Pero en el orden general, donde es más fácil acceder a la información, cualquiera que sea, a través de Internet, soy de los que piensa a la antigua y creo que nada es comparable a echar mano a una buena enciclopedia, esas que tanto nos enseñaron.

Tambien te puede interesar

No hay Comentarios

Deja un comentario