Nathaniel Cole, “el monstruo”
Los cubanos, a los que nos gusta tanto expresar lo opuesto de lo que otra persona afirma, negar aquello que se demuestra como verdadero o demostrar que algo no es correcto o preciso, no podíamos menos que llamar “monstruos” a las mujeres hermosas o a las personas muy destacadas en alguna actividad.
En 1945, un enorme tiburón blanco fue capturado en Cojímar, un pueblo pesquero al este de La Habana, donde un tiburón que habían capturado tras fiera lucha, era tan grande que decidieron llamarlo “El Monstruo”. Dicen que pesaba 7000 libras y medía 21 pies, cosa que fue cuestionada y quedó como una leyenda hasta que 70 años después investigaciones de Discovery Channel confirmaron la leyenda, convirtiendo así a “El Monstruo” en el tiburón blanco más grande jamás capturado. Historias como esta fueron las que motivaron a Hemingway a escribir su best seller “El viejo y el mar”.
Otros monstruos famosos son el monstruo del lago Ness, familiarmente llamado Nessie, una criatura legendaria que se dice que habita en el profundo lago de agua dulce cerca de la ciudad de Inverness, en Escocia. Junto con Pie Grande (Bigfoot) y el Yeti o Abominable Hombre de las Nieves, Nessie es quizá el “monstruo” más difundido mundialmente.
Pero en Cuba tuvimos uno famoso, cuando en los años 70 apareció un monstruo en una laguna de Jacomino, San Miguel del Padrón y todo el mundo hablaba de ello. Se decía que enloquecía a todo el que lo mirara a los ojos, pero al final como somos un pueblo acostumbrados a lo real maravilloso, lo fantástico y lo insólito, lo cual hemos vivido de forma cotidiana, resulta que no era más que un tronco de palma.
“El monstruo”, un gigante tiburón blanco capturado en Cojímar, La Habana.
Pero en el último medio siglo la expresión más empleada para la palabra monstruo, se refiere a los Estados Unidos. En famosa carta de José Martí a su amigo Manuel Mercado, fechada un día antes de su muerte, en la que expresa sentimientos antiimperialistas (paradójicamente vivió 15 años en Estados Unidos, más que en ningún otro país ) y dice refiriéndose al país del norte: “Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas; y mi honda es la de David”.
Esta carta, o este fragmento de la carta, ha sido empleada como una especie de patente de corso por la revolución cubana y de ella se extrae también otra frase famosa “En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para logradas han de andar ocultas”, así que estas frases se constituyeron en una especie de pan nuestro de cada día.
Tanta cita al “imperialismo” y tanto “monstruo” llevaron a que la gente identificara a un nuevo monstruo, ya no eran una mujer hermosa ni un destacado o increíble personaje, era un país, el “monstruo”, los Estados Unidos de América, pero para completar la frase como realmente la gente la siente, la cita se convirtió “…viví en el monstruo y le conozco las entrañas”…en: “…y como lo extraño”.
Pero el monstruo del que vamos a hablar es de otro tipo, es del tipo agradable, incomparable, inigualable, un verdadero virtuoso que no se va a repetir. Y que también es del “monstruo”, un norteamericano.
El nacimiento de un cantante imperecedero.
Cole, cantante y pianista estadounidense, alcanzó popularidad mundial en los años cuarenta, cincuenta y principios de los sesenta gracias a su melosa voz y a un variado repertorio de temas románticos. Considerado uno de los grandes innovadores del piano en la música de jazz, prefirió centrar su carrera en la interpretación vocal en lo que fue todo un maestro.
Era el crooner por excelencia y solamente Frank Sinatra fue capaz de opacarlo, sobre todo teniendo en cuenta que era un blanco norteño en un país con un profundo racismo.
Nathaniel Adams Coles nació el 17 de marzo de 1917 en Montgomery, capital del estado sureño y segregacionista de Alabama, pero su familia emigró a Chicago, a un norte más desarrollado y menos rígido en la sanción de la diferencia racial.
En Chicago su padre, pastor bautista, se hizo cargo de una iglesia. El matrimonio formado por Edward James Coles y Perlina Adams, tuvo trece hijos, de los que sólo cinco llegaron a la edad adulta. Nat, el cuarto de ellos, creció en un entorno familiar de estrictas normas morales, pero muy adecuado para su inclinación por la música y en particular por el piano. Su madre tocaba el órgano en la iglesia. Su hermano Eddie, seis años mayor, se inició muy joven como bajista en bandas de jazz. El quinto hermano, Ike, también fue pianista profesional.
Sin duda que el ghetto negro de Chicago, centro de la entonces emergente música de jazz, ofreció a Nat la posibilidad de completar su formación artística.
Con solo dieciséis años, por su excelente técnica pianística y con muchos conocimientos de jazz, gospel, blues y música clásica, formó sus dos primeros grupos, una big-band llamada Rogues of Rhythm y el quinteto Nat Coles and His Royal Dukes.
Poco más tarde, tras casarse con Nadine Robinson, una de las bailarinas del espectáculo, se trasladó a Los Ángeles, ciudad en la que habría de residir hasta el final de sus días y donde logró un sólido prestigio como músico de jazz que se multiplicó al formar un trío que presentaba la originalidad de prescindir de la batería.
El Nat Cole Trio, nombre profesional del que desapareció la “s” final de su apellido, le catapultó a la fama gracias a su depurado estilo de tocar el piano, deudor de Earl Hines, uno de los grandes nombres del jazz de todas las épocas, y que había sido su mentor y al peculiar soporte rítmico proporcionado por la guitarra de Oscar Moore y el contrabajo de Johnny Miller se convirtió en un mito.
En 1943 firmó un contrato por siete años con Capitol Records, compañía discográfica con la que grabará todos sus discos, y que en cierta forma influenció en cambiar su rumbo, ya que un obstinado cliente de un club le descubrió sus grandes posibilidades como cantante al casi obligar a Nat a cantar el tema Sweet Lorraine. En cualquier caso, el hecho real es que su voz cálida y aterciopelada fue la clave del enorme éxito que obtuvo como crooner o intérprete melódico y que gracias a ella se convirtió en el primer artista negro en conseguir ser aceptado masivamente por el público blanco.
Los primeros discos que tuve de Nat King Cole, y no son poca cosa, están entre los mejores.
Se cuenta que fue también otro espectador quien, entusiasmado tras escucharle en un club, fabricó una corona de cartón y se la colocó al grito de “You are the King” (Tú eres el rey). A partir de entonces fue para siempre Nat King Cole, un ídolo de multitudes.
En 1948, coincidiendo con el lanzamiento comercial de Nature Boy, Nat King Cole, que se había divorciado poco antes de su primera mujer, se casó con Maria Ellington, joven cantante nacida en una familia de la burguesía negra culta de Massachusetts. Con su nueva esposa, que abandonó los escenarios y jugó un papel fundamental en su carrera al instarle a perseguir objetivos siempre más ambiciosos, tuvo cinco hijos: Carol (adoptada) Natalie, Nat Kelly (adoptado) y las gemelas Casey y Timolin. Y su esposa, a pesar del prestigioso apellido no tenía ningún parentesco con el gigante del jazz, Duke Ellington., aunque cantó con su orquesta.
Con su esposa María Ellington.
Racismo
Tras su boda con la atractiva y refinada Maria Ellington, pretendió instalarse en la mansión que había comprado en Hancock Park, un exclusivo barrio de Los Ángeles. Sus vecinos organizaron una campaña contra él por su color de piel y hasta le tirotearon su casa. El triunfo de un negro en los Estados Unidos tenía entonces unos límites bien definidos, pero consiguió finalmente vivir allí, lo que da idea del estatus social que ya había obtenido.
Para ciertos sectores de la sociedad blanca, era un negro que había llegado demasiado lejos; y para otros de la población negra, alguien que había dejado de ser uno de los suyos.
Pero el peor incidente racista en que se vio envuelto, ocurrió en 1956 en Birmingham, la ciudad más populosa de su estado natal de Alabama.
El intento de secuestro a Nat
Como fue de los primeros artistas contratados por la Capitol Records, y ser el primer afroamericano en tener su propio programa de televisión, llamado “The Nat King Cole Show”, el Ku Klux Klan, expresión más profunda del racismo en los Estados Unidos de los años 50, que ahora solapadamente apoya el ignorante, racista y matón presidente Trump, símiles del nazismo, manifestación política que es repudiada mundialmente y en particular donde se originó, en Alemania, se sintió profundamente irritado con el triunfo de un negro.
A pesar de que el programa fue todo un éxito, duró muy poco en el aire por falta de patrocinadores o anunciantes, porque aquellos que lo hicieron, fueron amenazados con no comprar sus productos o servicios, sobre todo en los estados sureños.
Pero el extremo llegó en un concierto en Alabama, donde tres miembros de una asociación blanca extremista lo asaltó en Birmingham, para secuestrarlo, lo golpearon fuertemente con el micrófono, cayendo en el banco del piano y se lastimó la espalda. Llegó la policía y controló el altercado.
Con una mayoría de espectadores blancos, más de cuatro mil, no hubo ninguna reacción. Nat dijo: “Yo solo vine a divertirlos, yo nací aquí en Alabama y miren como me han tratado”. Nat ofreció un segundo concierto, esta vez solamente para público negro, también signo de racismo en mi opinión. Los asaltantes recibieron una leve sanción y Nat nunca volvió a Alabama.
La esposa de Cole, a dos mil millas de allí, se enteró del incidente rápidamente lo que no es difícil de imaginar teniendo en cuenta algunos de los amigos que tenía, entre ellos Frank Sinatra la tranquilizó diciendo: “No te preocupes, cariño, vamos a sacarlo de allí.” Ella no sabía a quién se refería cuando dijo “nosotros”, pero algunos de los amigos de Sinatra eran gente como Carlo y Joe Gambino, Jimmy Fratianno, Salvatore Spatola, y Albert Anastasia.
Un avión fue desviado y llevó a Nat King Cole y sus músicos lejos del peligro, hasta Chicago. Detrás estaba la mano de Frank, quien tuvo ayuda al requisar aquel avión del entonces vicepresidente Richard Nixon.
Nat y Frank, los dos gigantes, se admiraron y respetaron mutuamente.
Pero el racismo imperante traspasaba todas las fronteras. En un viaje de Nat King Cole a La Habana se desató una polémica porque el Hotel Nacional no quiso admitirlo por su raza.
Poco después, y ante el tremendo éxito en sus actuaciones en Tropicana, es contratado nuevamente, pero exige como premisa que fuera hospedado en el Hotel Nacional. Esta vez pasó dos semanas en el famoso hotel y hoy en día, una estatua recuerda su estancia allí.
De carácter tímido y afable, Nat King Cole un hombre afable, tímido y muy respetuoso, no se involucró mucho en asuntos ajenos a su trabajo, y su apoyo a la causa de los derechos civiles de los negros fue limitado, lo que lo llevó a estar entre dos fuegos. Pero también su condición de masón, a cuyos principios fue siempre fiel, lo ayudaron a acercar a las personas a través de la música.
Cantando en Tropicana.
La competencia de casinos y cabarets en La Habana.
En los años 50 Las Vegas estaba envuelta en todo un frenesí de casinos, música y espectáculos con los mejores artistas.
Pero hay que recordar que los mismos que había hecho surgir a Las Vegas de la nada en el medio del desierto, habían visto a La Habana como un destino de mucha más ventajas que el enclave de Nevada y habían hecho allí grandes inversiones, con Santo Trafficante y Meyer Lansky al frente.
Es por ello que cuatro flamantes casinos competían en La Habana por ganarse la simpatía de los turistas norteamericanos, siempre numerosos en la Isla, de los cuales algunos sólo iban a pasar el fin de semana y otros solamente iban a jugar y se marchaban a la mañana siguiente, mientras otros estaban por tiempos mayores o residían en La Habana.
Y lo que tanto éxito les dió en Las Vegas como forma de atraer clientes, lo repitieron en Cuba, o sea, los suntuosos shows y espectáculos en sus cabarets.
En febrero de 1956 la prensa cubana anunciaba la inminente presentación de Nat King Cole en el cabaret Tropicana.
Por ello la competencia no se podía quedar atrás, por lo que que por los mismos días en que Nat King Cole actuaba en la pista de Tropicana, Lena Horne lo hacía en el Montmartre y Tony Martin en el Sans Souci, como también lo hicieron otras figuras de la talla de Edif Piaf y Maurice Chevalier.
Nat y su esposa con la pareja de baile Ana Gloria y Rolando en el avión de Cubana que lo fue a buscar.
Visitas de Nat a La Habana
Nat King Cole fue a La Habana en cuatro ocasiones , una de forma privada para conocer el escenario donde se presentaría, aunque de esa visita no hay muchos datos, y tres para cantar en el famoso cabaret
Cuando llega a La Habana era, junto a Frank Sinatra los intérpretes más vendidos. Pero este acercamiento a la música cantada en español comenzó en Cuba.
No queda dudas de que este acercamiento a la música en español comenzó por La Habana, cuando realiza sesiones de boleros y chachachás con la Orquesta del cabaret Tropicana dirigida por Armando Romeu. En esos años, en la capital cubana, los tres grandes cabaret Sans Souci, Montmartre y Tropicana competían por las grandes producciones musicales y buscaban contratar a las figuras más exitosas internacionalmente.
Roderico Neyra (Rodney), sugiere al dueño de Tropicana, Martin Fox, que contratara a Nat King Cole, también como una forma de romper la barrera del color en Tropicana. acepta, pero sobre la base de una remuneración que, para la época, resultaba una fortuna.
Representantes de la dirección del cabaret con un equipo de periodistas y fotógrafos fueron hasta Miami para acompañar al cantante en vuelo especial en marzo de 1956, a bordo del Super G Constellations de Cubana de Aviación, el que se convirtió en un “Tropicana volante”, lo que impresionó a Nat King Cole, quien estaba acompañado de su esposa, su hija Nathalie, el peluquero, el jefe de estudio y de luces, el representante y un grupo musical (bajo, batería y piano).
Nat se quedó impactado con la belleza de La Habana es muy bella. Con su profesionalidad, organizó con su equipo un viaje de incógnito al cabaret para estudiar el lugar y el audio.
En cada presentación interpretó 37 canciones, siempre con un smoking y al final se sentó al piano para tocar jazz, lo que deleitó a los asistentes, ya que estaba entre los cuatro mejores pianistas del jazz del mundo.
Bebo Valdés con Sarah Vaughan y Nat King Cole en Tropicana.
A petición de Cole, Bebo Valdés interviene en El bodeguero junto al percusionista Guillermo Barreto y la orquesta de Tropicana reforzada con violines de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Ahí Nat se dio cuenta que la orquesta, bajo la dirección de Armando Romeu era una constelación de estrellas y con ella quiso grabar el disco. Después de las grabaciones se realizó una gran cena en la Bodeguita del Medio, lugar imprescindible para cualquier visitante ilustre. Y también fue una sensación en sus varios recorridos por la ciudad.
En esa primera visita a La Habana, Nat King Cole pretendió hospedarse en el exclusivo Hotel Nacional, pero la gerencia se disculpó por no tener habitaciones disponibles. Eran los tiempos en que en ese hotel no permitía “personas de color”, ni siquiera como trabajadores: El único empleado negro era el limpiador de botas que trabajaba en el vestíbulo disfrazado de eunuco.
Como se espera las actuaciones de Nat King Cole en Tropicana fueron todo un éxito. Su cálida y melodiosa voz, sobriedad de gestos y elegancia cautivaron, sobre todo, al público femenino. Fue tal la acogida, que el avispado y próspero empresario lo contrató para la temporada siguiente. Comenzaba el segundo mes del año 57 y Tropicana anunciaba un show verdaderamente romántico para la noche del 14 de febrero, Día de los enamorados. Nat King Cole volvería con su exquisita sensibilidad, su encantadora desenvoltura, su magia despojada de toda estridencia. Solo una condición agregó esta vez el artista: el empresario debería garantizar que él y su familia pudiera hospedarse en el Hotel Nacional. Y, desde luego, en esta ocasión sí hubo habitaciones disponibles.
Estatua de Nat en el salón VIP del Hotel Nacional de Cuba.
Armando Romeu, director de la Orquesta de Tropicana contaba que durante su actuación dialogaba con el público y de repente entraba a cantar en el mismo tono que lo hacía la orquesta, muestra de un oído musical excepcional.
El inmenso Bebo Valdés, dialoga sobre aquellas noches en Tropicana con Nat. Cuenta que él no tocaba porque lo hacía el King, y no necesitaba introducción de orquesta , entraba allí cantando y después caía la orquesta sin introducción alguna y cambiaba de un tono a otro con una maestría impresionante. El terminaba de cantar, aplaudían y empezaba directamente a cantar otra pieza en el tono que fuera sin ningún error. Bebo lo considera el artista más grande con quien ha trabajado.
En su segunda visita a Cuba y actuación en Tropicana se hospeda en el Hotel Nacional por dos semanas y una tarde se da una escapadita, en presencia de periodistas y cámaras de televisión, para visitar la fábrica de discos Panart, concesionaria de la Capitol. También llega hasta la discoteca de Fusté, en Amistad y Neptuno. Ya en Hollywood Ramón Sabat, presidente y dueño del sello cubano Panart había convencido al cantante para grabar en La Habana un disco completo en español, incluyendo algunos temas cubanos. Este registro fonográfico de una serie de temas serían clásicos en su discografía.
Hace más de 50 años Nat King Cole editó Cole Español impactando con un acercamiento a la música cubana y mexicana que ninguna otra gran figura de la canción norteamericana había abordado.
Grabó tres discos en español, “A mis amigos”, en su tercer viaje a La Habana en 1958; en 1959 en México, “Cole en español” y en 1960 “More Cole” . Pero en 1949 ya había experimentado incluyendo al bongosero Jack Costanzo en su legendario trío de piano, bajo y guitarra, y graba Go Bong!.
Lo cierto es que Nat bailó en casa del trompo cantando boleros y canciones en español, y lo hizo magistralmente. Pero además de su éxito, ayudó a difundir la música cubana en lugares donde nunca antes se había escuchado.
Nat, el “filin” y el Nat King Cole cubano.
En Cuba los músicos amantes del jazz, que llevaban más de una década adorándolo y siguiendo sin cesar las noticias de todo lo que hacía, sabían que tendrían la posibilidad de verle en directo, y otros, al menos, saberle en Cuba al menos por unos días.
Pero no sólo Cole, sino también sus músicos impactaron con sus estilos respectivos a sus colegas cubanos. De modo que todos sabían que sería un hecho histórico la visita del King a Cuba.
Pianista extraordinario, Cole era desde hacía mucho uno de los principales y referencia en el género. El estilo, la dicción y esa peculiar “manera de decir” de Nat, más como cantante que como pianista, fueron asimiladas por los mejores cantantes de feeling como Miguel de Gonzalo, Reinaldo Henríquez, y en particular Leonel Bravet, quien al cantar en inglés parecía una réplica de Nat King Cole.
Se había creado un grupo llamado Loquibambia Swing, del que José Antonio Méndez fue su creador y Bravet fue miembro y fue el precursor de las formaciones jazzísticas y origen del “filin”, El filin, en su versión españolizada del idioma inglés feeling, que en su raíz etimológica significa sentimiento, se convirtió en una palabra utilizada cada vez más frecuentemente en la terminología de los musicólogos y otros especialistas que la relacionan habitualmente con una corriente moderna de la canción surgida en La Habana en la década de los años cuarenta del siglo XX.
José Antonio Méndez, compositor que tempranamente se destacó siendo casi un adolescente y que con maestría dirigió este conjunto, siendo a su vez la primera guitarra; Frank Emilio Flynn en el piano; Alberto Menéndez, segunda guitarra; Oscar González, bajo; Leonel Cepero y el Dr. Eligio Varela como vocalistas, toda una constelación.
Leonel Bravet, el Nat King Cole cubano, casi un desconocido en nuestro país.
Leonel Bravet no es más conocido en nuestro país porque ante la situación del país, decide probar suerte, siguiendo una de las rutas que tomaban los músicos cubanos, hacia Estados Unidos y por su temprana muerte. Pero allí ya no sería ni el jazz ni el feeling, sino los ritmos cubanos populares los que tendría que asumir Leonel Bravet. Esta circunstancia vincula su nombre de modo directo con el surgimiento de las primeras orquestas charangas en los Estados Unidos, tras el triunfo arrasador de sus mejores exponentes cubanos: la Aragón de Cienfuegos y Fajardo y sus Estrellas.
Regresa a Cuba el año 1960, cuando también lo había hecho, pero desde México, otro destacado compositor, cantante y representante del filin, José Antonio Méndez.
En marzo de 1961 figura en el excelente cartel que protagonizaba la famosa Descarga del Capri con Frank Emilio Flynn y su grupo, Bobby Jiménez, Maggie Prior, Ela Calvo, Víctor Franco, en club La Red con Los Armónicos de Felipe Dulzaides, y es figura puntual en el popular y jazzístico Descarga Club, junto a Armandito Zequeira y su grupo y Maggie Prior.
También en el Cabaret Parisién del hotel Nacional en los Martes de Jazz, con Leonardo Timor y su banda, el Noneto de Pucho Escalante, en el Salón Rojo del Capri, con Elena Burke y Los Bucaneros, el Cuarteto del Rey y César Sánchez y su combo, en el club Scherezade, con Elsa Balmaseda, Samuel Téllez y su piano y el combo de Oney Cumbá.
Pero repentinamente, Leonel Bravet fallece en La Habana, en el hospital Calixto García, el 12 de diciembre de 1969.
Fue uno de los que más contribuirían con fuerza a la difusión del repertorio del feeling y también a la sobrevivencia del jazz vocal en un ambiente que entonces no se caracterizaba precisamente por la amabilidad y todo gracias a su parecido enorme con la voz de Nat King Cole.
Aunque yo personalmente lo he escuchado en varias canciones y es un buen cantante pero bien lejos de la personalidad a la que hemos dedicado nuestra memoria.
Otro Nat americano. Radio Kramer y The End
Y ya que hablamos de Leonel Bravet, también hubo otros artistas que o imitaron a Nat o se acercaron mucho a su forma de interpretar y su voz.
Yo era oyente ferviente de Radio Kramer, emisora habanera que solamente transmitía música americana. Un buen día pusieron al aire un nuevo número musical y compulsaron a al gente a que llamara para decir quién era su intérprete. Casi la totalidad de los que llamaron dijeron que era Nat King Cole, y se equivocaron, entre ellos yo, era el pianista Earl Grant, que con su interpretación de la pieza “The End” se confundía con la voz de Nat.
Earl Grant, que desgraciadamente murió en un accidente a los 39 años de edad, fue un pianista, organista y vocalista norteamericano muy popular en los años 1950s y 1960s. Una muy cercana imitación de Nat King Cole, aún sin quererlo, porque era realmente un excelente pianista.
Lo que le debe la Capitol a Nat King Cole
Cuando hablamos de la Capitol Records, lo primero que nos viene a la mente son los artistas que con esa firma grababan, y lo segundo es el maravilloso edificio sede de la disquera en Los Ángeles, que es prácticamente un símbolo de la ciudad.
Sin duda alguna, en aquellos años 50 , Nat King Cole y sus maravillosos discos habían sido los que habían engrandecido el prestigio de la Capitol, y es tal que al edificio semejante a una pila de discos, empezaron a llamarle “El edificio que Nat construyó”.
Nat King Cole fue de los primeros artistas en firmar con Capitol Records en 1942 y grabó cerca de 700 canciones para la marca, convirtiéndose además en el primer artista con el número uno en la posición de álbumes de Billboard.
Durante sus más de tres décadas de grabaciones Nat posicionó más de 150 números en las estadísticas de Billboard, récord que permanece inquebrantable y que no ha obtenido ningún otro artista con Capitol Records, incluyendo a Frank Sinatra.
The King Cole Trio firmó contrato con Capitol Records en 1943 y sus primeras grabaciones fueron un gran éxito. En Octubre de 1944 Capitol lanzó el primer álbum del Trío, y de ahi en lo adelante todo fue insuperable, convirtiéndose en la disquera más importante.
Para darnos cuenta de lo que representó para la Capitol, contar con la figura de Nat King cole entre su catálogo de artistas, vamos a ver una simple relación de otros que también grababan con esa disquera.
America, The Beach Boys, Glen Campbell, Jim Croce, Bobby Darin, The Dave Clark Five, The Doobie Brothers, Eagles, George Harrison, Woody Herman, The Hollies, Iron Maiden, Lady Antebellum, John Lennon, Paul McCartney, Les Paul, Pink Floyd, Kate Perry, Radiohead, Kenny Rogers, Bog Seger, Steve Miller Band, Rod Stewart, James Taylor, Roger Waters y otras decenas de exitosos músicos.
Se que van a pensar que algunos no son contemporáneos con Nat King Cole, solo los pongo de referencia para que se den cuenta que ni estrellas como Bobby Darin, Eagles, los tres pilares de los Beatles ya en solitario, ni el legendario Rod Stewart, ninguno ha podido siquiera acercarse a la carrera exitosa de Nat King Cole, a pesar de que su carrera la desarrolló en una época donde la tecnología no ayudaba mucho a la promoción del artista como es hoy en día, que hasta convierten en verdaderos triunfadores a adefesios musicales.
Primero voy a a hablar de los dos discos que considero son el mejor homenaje a Nat, el álbum con el que la cantante canadiense Diana Krall le dijo a los aficionados “Soy una cantante de jazz”. Muchos opinan que este disco dedicado por Diana Krall, al trío de Nat King Cole, es el mejor registro de sus primeros años de carrera. Desde luego fue el que despejó dudas sobre sus cualidades y alimentó la esperanza de los aficionados. Y no los ha defraudado.
El segundo es igualmente una joya, también de un canadiense. Cuando murió Nat King Cole, Oscar Peterson decidió darle un homenaje cantando sus temas más famosos siempre respetando el estilo de Nat. Por eso toca el piano al estilo de Nat y deja por un momento las formas del trío. Escuchar a Oscar tocando así pero es raro pero es un álbum único.
El guitarrista de jazz George Benson grabó un disco de homenaje a Nat King Cole junto a una orquesta, por el respeto que le inspiraba Nat. George Benson dijo : “La voz de Nat King Cole es mi gran inspiración”, por lo que su álbum, Inspiration, es un tributo a Nat King Cole
Para Gregory Porter, la influencia de Nat King Cole en su vida y música es evidente, algo que se remonta a sus primeros recuerdos de infancia y culmina con la liberación del dos veces ganador de Grammy Su próximo álbum, Nat King Cole & Me, es un homenaje de corazón al legendario artista. “Él era único en su especie. Dejó un gran legado en su música, cosas tan bonitas para escuchar que no puedes dejar de ser influenciado por ese extraordinario timbre, estilo y frescura extrema“,
David Murray reinterpreta, en su último disco, en versión instrumental las canciones que Nat King Cole grabó en español entre 1958 y 1962. Para grabar “David Murray Cuban Ensemble plays Nat King Cole en español”, Murray se ha trasladado a Cuba
Marvin Gaye hace un tributo al rey del jazz, “A tribute to the great Nat King Cole”.
Y hasta el salsero cubano Isaac Delgado se ha dado el lujo de grabar ‘Love’, el disco con el que siempre soñó, en el que interpreta las canciones del legendario Nat King Cole al ritmo de jazz latino y con un hermano de su ídolo acompañándolo.
Y algo que me impactó muchísimo en uno de los programas televisivos Live by Request, el crooner norteamericano Johnny Mathis, sin duda con un sólido puesto entre los grandes, al preguntársele sus influencias, habló de Sinatra, de Crosby, de Dean Martin, pero al final dijo que si no hubiera existido Nat King Cole, él no sería cantante, pues esta era la figura que lo había inspirado en su carrera.
Natalie Cole
A diferencia de Sinatra, Nat nos dejó una herencia no sólo con sus grabaciones, sino con su hija, una excelente cantante.
Natalie, famosa cantante desde los años ochenta, alcanzó su máxima popularidad al publicar en 1991 un álbum doble con canciones interpretadas por su padre, incluyendo un dúo con él, realizado sobre una grabación antigua con su verdadera voz, en la canción Unforgettable, auténtica seña de identidad del King y que con el video de este número sentaron un precedente que muchos han imitado.
Natalie Maria Cole fue una cantante estadounidense de jazz, soul y R&B que tuvo éxitos a mediados de 1970 como una artista Rythm and Blues con los hits “This Will Be (Esto Será), “Mr. Melody (Señor Melodía), “Inseparable” y “Our Love” (Nuestro amor).
Resurgió como una artista pop con el álbum de 1987 Everlasting (Eterno).
Pero en los 1990 grabó éxitos de su padre, con resultados grandiosos. Unforgettable … with Love (Inolvidable con amor) tuvo ventas de siete millones de copias y también hizo que Cole ganara varios Premios Grammy.
Su carrera se puede dividir en dos etapas: en la primera, hizo R&B y después se enfocó más en el jazz, y durante toda su carrera vendió más de 30 millones de álbumes.
Criada en el rico afluente Hancock Park distrito de Los Ángeles, Natalie cuenta que a su familia le decían “the black Kennedy´s” (los Kennedy negros) y estuvo en contacto con muchos grandes cantantes de jazz, soul y blues.
A los seis años, Natalie cantó con su padre un albúm de Navidad y a los once años inició su adiestramiento., en el que participó su tío Freddy Cole, un cantante y pianista con numerosos álbumes y premios.
Diecisiete años después de su gran éxito Unforgettable, en 2008, Natalie Cole registró el CD Still unforgettable (Sigue Inolvidable) no sólo con piezas consagradas por Nat King Cole, sino también de otros artistas como Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. o Peggy Lee. Por este disco recibió el noveno Grammy de su trayectoria.
Otra cosa que hay que agradecerle a Nat King Cole, y mucho.
Los dos gigantes.
El final pero no el olvido
Aunque Nat había cantado diversas baladas con el trío, se avergonzaba de su voz y jamás se consideró un buen cantante, pero se equivocaba, fue su cálida voz y su estilo que le hizo ser reconocido en todo el mundo. Fue el cantante suave, romántico y levemente nostálgico por excelencia. Nat decía: “Soy un narrador y cuando empiezo a cantar es como si me sentara a contar un cuento”.
Con esos cuentos todavía nos tiene embelesados.
En un artículo anterior sobre Frank Sinatra, decía que lo tenía como el mejor cantante en mi preferencia, pero que la diferencia entre él y Nat King Cole era prácticamente nula.
Después de haber escrito sobre ambos, Sinatra tenía otras dotes aparte de cantante, tan excelsas como su voz, pero la maestría de Nat King Cole en el piano, sumado a su voz, menos potente, pero más cercana, y la influencia de varios grandes cantantes refiriéndose a Nat como el mejor de todos los tiempos, hacen que avance un milímetro la aguja a favor del King, sin desdorar a Sinatra.
Nat King Cole, Count Basie, Ella Fitzgerald, and Joe Williams
Y eso que no he tomado en cuenta la actitud de ambos ante la vida. Sería hacer la misma comparación del culto, educado y respetuoso Barack Obama ante el inculto y lleno de defectos y vicios Donald Trump. En ambos casos el negro es blanco y el blanco es negro.
Nat King Cole musicalizó las bandas sonoras de las películas Blue Gardenia (1961) y Cat Ballou (1965), fue productor de revistas musicales y tuvo la oportunidad de cantar en la Casa Blanca ante los presidentes Eisenhower, Kennedy y Johnson.
Nat y Ella, así está dicho todo.
En 1964 disfrutaba de un prestigio artístico reconocido en los cinco continentes. Era rico y feliz, pero principios de 1965 se le descubrió un cáncer en el pulmón izquierdo, que fue provocado por su condición de fumador empedernido. Fue intervenido quirúrgicamente, pero tres semanas más tarde, el 15 de febrero, falleció en el hospital de Santa Mónica, California.
Con 46 años, estaba en la plenitud de su carrera, había grabado más de mil canciones y había vendido cincuenta millones de discos.
Y algo que vale más que todos los millones, estaba y sigue en el corazón de cientos de millones de personas que admiran su arte.
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