EN MIAMI NO HAY TENDEDERAS. (Pero si hay lagartijas)
Mi llegada a Miami se produjo 49 años después que por primera vez pensara en irme a vivir a esa ciudad y 34 años después de que estuviera a punto de lograrlo.
Las numerosas trabas y dificultades que representaron por mas de 40 años para un cubano salir de su pais y sobre todo las limitaciones y miedos interiores que hacen que cada cubano piense que en cada lugar a donde va se le va a presentar una complicacion y le van a responder con una negativa, no fueron ajenas a mi persona. Por muy optimista que uno sea y trate de ver las cosas positivamente, el cubano está constantemente agobiado por trabas burocráticas, sospechas, intrigas, prohibiciones, restricciones y tantas otras cosas que limitan su libertad personal que al final el optimismo que le queda a uno para todo es verdaderamente poco.
Primeramente tenía que salir de Cuba a reunirme con mi hijo en México, ya que estábamos ya mayores y completamente solos, con la única relación familiar de un hermano mío y otro de Finita, ambos con sus familias, su vida y sus años y achaques también, así como dos parejas de amigos sinceros, Oto y Silvia y Julia y Pavón, y por supuesto nuestras perritas. Los miles de gestiones para sacar y legalizar certificaciones de nacimiento, de matrimonio, etcétera, fueron interminables. Por otra parte revisar una y otra vez que nuestros papeles y nuestra situación estuviera completamente en regla. A esto sumarle las gestiones para irnos con las dos perritas que nos habían acompañado durante tantos años y que bajo ninguna circunstancia íbamos a dejar atrás. Mupy con la avanzada edad para un perro de 17 años y Lía con 8. Vacunas, exámenes veterinarios, larga espera por dos huacales para transportacion de mascotas que excedieron con creces las fechas pactadas con la “eficiente” Cubapacks, onerosa compañía de paquetería cubana, pero que era mucho mejor que pagar casi diez veces su valor en Cuba, interminables amagos por resolver todo en tiempo con la correspondiente y abundante dosis de estrés de la que sufre casi permanentemente un cubano dentro y hasta fuera de Cuba por su condición de cubano.
Después vino la venta de la casa y de todos los muebles, adornos, etc. que no fuéramos a dejar a amigos y familiares y que nos ayudarían de alguna forma a comenzar una vida nueva en otro país o al menos en llegar, como decían nuestros padres, “con el pan debajo del brazo”.
Y todo esto visto a las luces de nuevas leyes que permitían vender casas, flexibilización para la salida del país, eliminación de pagos y más pagos abusadores sin sentido alguno salvo sacarle el dinero a los cubanos que trabajan con ahínco fuera de su país porque tomaron el camino del exilio convencidos que en el suyo no tendrían éxito nunca, ni nunca tendrían libertad por más medidas reformadoras cosméticas que se hicieran, pues el puño de hierro seguiría visible y al final estas reformas solo han servido para engatusar a los ingenuos y seguir engrosando las arcas de los privilegiados que en Cuba, sin haberlo sudado, disfrutan de todas las ventajas.
EL HEROICO VIAJE CON 4 MALETAS Y DOS PERRAS.
Después de obtener la visa en México por reunificación familiar, donde solo primó el cumplimiento de las disposiciones burocráticas que tienen todos los países acerca de los trámites migratorios y los pagos de derechos correspondientes, sentí que el primer paso y el más importante se había alcanzado. Salí de la Habana con mis perras y con mis cosas materiales más valiosas, como mis fotos, mi música y mis libros (por supuesto digitales), y con la conciencia de que nunca más volvería, ni de visita. ¿Qué dejaba atrás que no llevara en mi corazón?.
Mientras tanto mi esposa Finita se iba un día después que yo a ver a su familia en España, gracias a su condición de ciudadana española, una de las más de 180 mil cubanos que han tenido esa suerte, entre las que podía haberme encontrado yo, pero al no tener las suficientes evidencias ni gestionarlas debidamente al no poder desempolvar mis ancestros ibéricos, no pude lograr ese beneficio, que para un cubano constituye algo así como el premio gordo de la lotería.
“Esto es como una fábrica de chorizo… pero aquí hacemos españoles”, solía decir un funcionario del consulado de España en La Habana, que después de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, es la embajada más concurrida en La Habana. Pasan los años y los decenios y cada vez las embajadas tienen colas mayores.
Pero como en Cuba todo es absurdo, Fina tuvo que salir de Cuba, siendo ciudadana española….con un pasaporte cubano.
Al final su viaje fue inolvidable y también pudo disfrutar de la estancia con Raquel, una amiga y compañera de trabajo de años, con lo que nos quedó grabados a todos las imágenes de Bilbao y el país vasco como algo que vale pena conocer.
Yo llegué felizmente a México, después de mucha preocupación de cómo harían el viaje las perritas, me acomodé, Fina llegó unos doce días después y nos acomodamos a vivir una nueva vida, y sobre todo a acostumbrarnos al frío y la falta de humedad, tan diferentes al clima donde habíamos vivido toda una vida.
RECIEN LLEGADOS A MEXICO.
Después vino de forma casi inmediata la visita de nuestro hijo Alexander a México a compartir los cuatro, Finita, Carlitos, Alexander y yo, como no lo hacíamos desde nueve años atrás y después para completar, pasamos el fin de año todos juntos otra vez y con nuestra nuera Ana, la única que faltaba de la familia. No nos cabía más felicidad.
Entonces viene la invitación a pasarnos unos meses en Miami y ahí surgen otra vez los temores del cubano, que al final es ciudadano de un país, aunque ya no viva en él, con una especie de maldición para todos sus naturales, dondequiera que se encuentren.
La primera gestión era obtener la visa en la embajada norteamericana. En la solicitud me asignaron el consulado de Guadalajara a donde fui con tantos temores como esperanza. El día de la entrevista me asignan a una ventanilla y de pronto, casualmente, me llaman para que vaya a otra. Me encuentro con una persona ya en sus sesenta anos o muy cerca de ellos. Su acento me fue muy familiar y cuando me pregunta donde vivía, en que parte de la Habana, en que parte de Boyeros ya comienzo a sospechar. Después me hace otras preguntas de carácter político y al final pregunta donde vivía mi hijo en Miami y comienza a hablarme de esa ciudad. Ya no tenia dudas de que era un cubano-americano que conocía bien La Habana y Miami. Me acepta la solicitud de visa y me retiro muy complacido. Pero al recoger el pasaporte a los pocos días viene la decepción: la visa era de una sola entrada y con seis meses de vigencia para entrar a los Estados Unidos. Yo le había explicado que quería la visa para estar con mi hijo el fin de año y para pasar las fiestas navideñas con mi hijo y nuera. Todo tiene su explicación: un hombre sin otras relaciones que su hijo en México no puede tener, a su entender, otro fin para ir a Miami que solicitar la aplicación de la Ley de Ajuste Cubano y quedarse en los Estados Unidos a residir.
JUNTOS POR PRIMERA VEZ DESDE HACIA NUEVE AÑOS.
Pero al final el objetivo de ir a Miami, aunque no fuera en las fechas deseadas, se cumplió. Se preparó el viaje con tiempo suficiente y ahí llegamos al aeropuerto del Distrito Federal. La primera fue que, como cubanos residentes en México, debíamos ir a poner un cuño especial, para ello había que entrar a lo que llaman “filtro” que no es mas que la entrada a los filtros migratorios, por supuesto pasar la revisión total de uno y sus pertenencias y después salir por una zona tal que hay que caminar unos cuantos kilómetros dentro del aeropuerto. Pensábamos que ahí quedaba todo después de obtener el famoso sello que no fue mas que justificar el salario de un burócrata dedicado a poner un cuño sin siquiera mirarle la cara a uno. Nos equivocábamos, más tarde y antes de salir el vuelo mi nombre fue pronunciado por los altoparlantes y delante de aquella multitud me revisaron en detalle creo que todas las partes de mi cuerpo, mis zapatos y mis objetos personales, aparentemente para detectar uso de drogas o armas. Por esa paciencia infinita, casi asiática que nos ha dado el vivir mas de 50 años en Cuba con las sucesivas y permanentes vejaciones, prohibiciones u obligatoriedades de esa islita (un amigo siempre se refería a Cuba como !qué islita!), y por cumplir lo deseado, soporté aquello con tal de acabar de entrar al avión.
La revisión no fue por viejo, por sospechoso o por otra razón que no fuera por ser cubano, maldición que llevaré no se hasta cuándo. Lo único verdadero que ha logrado más de medio siglo de revolución (porque no es comunismo ni tiene una ideología definida, su único soporte ideológico es aquello que les permita permanecer en el poder a toda costa y a todo costo a los actuales gobernantes, y por eso cambian de rumbo como una veleta) es que los cubanos renieguen de su ciudadanía, de su país y de su historia. Sólo perdura el patriotismo entre los viejos exiliados, porque las nuevas generaciones han sido bombardeadas ideológicamente de tal forma que identifican a la revolución con la patria y sus próceres, y no tienen otra opción sino renegar de dichos valores.
AQUI SE DISIPARON TODOS LOS MIEDOS.
Pero llegué a Miami que es lo importante. Todos los miedos de que aceptaran mi entrada o de que fuera sometido a una extensa revisión se disiparon en un momento. Parece que la tan cacareada en Cuba “mafia de Miami” estaba de vacaciones ese día, aunque pasaron los días y los meses y no la encontré por ninguna parte. Será un cuento más con los que han atiborrado a todo un pueblo por más de medio siglo para perpetuar su permanencia en el poder un grupo de viejos tan retrógrados como los que según ellos componen la mafia de Miami. Al menos estos últimos tienen una razón para ser tan recalcitrantes: les quitaron todo por lo que habían obtenido con su trabajo durante toda una vida. El caudillismo, sectarismo y autoritarismo solo le han traído desgracias a Cuba. De sus 115 años de la historia de Cuba como república, el país ha estado gobernad durante 74 años por dictaduras militares y ha tenido que soportar al dictador que más tiempo ha gobernado en la historia moderna con el impresionante récord de 56 años, que creo ostentan pocas monarquías, siendo ejemplo particular Isabel II de Inglaterra con 62 años en el trono, y hace 67 años que no elige al jefe de Estado. Y todo gracias al caudillismo.
En fin no hubo preguntas raras y todo fluyó como si estuviera entrando a mi casa, tanto en la parte migratoria como en la aduana.
EL LACON DEL PASAPOGA ME PROVOCO EL PRIMER ATAQUE DE NEGRITIS.
Alexander y Ana nos estaban esperando y después de la alegría del encuentro nos fuimos a un restaurante cubano, el Pasapoga, donde disfruté de un menú tan ansiado como lo era un lacón con papas, un caldo gallego y una ración de una yuca deliciosa y por supuesto un batido de mamey. Si hubiera tenido un estómago de elefante me hubiera comido el menú completo porque todo era apetecible y añorado. Y me llamó la atención la venta de unos gigantescos aguacates cubanos en dicho restaurante. Pero no serian las únicas sorpresas. En Miami todo es sorpresa para un cubano, Miami se ha convertido en el paraíso de la añoranza del cubano, sobre todos los que peinamos canas o no peinamos nada.
A pesar de lo moderno de todo, me parecía que me habían trasladado a los años 50: Chorizos El Ebro, Vino Seco Edmundo, Galletas Gilda, Piña Lanio, Panqué Jamaica, todas las marcas y golosinas de mi niñez ahí estaban como si no hubiese pasado más de medio siglo. Otra maravilla de recrear un país en otro completamente ajeno.
Miami no me ha hecho cambiar en nada salvo en reconocer nuevamente y con más fuerza que antes, que el sistema socialista es el fracaso total, la gran estafa como escribiera Eudocio Ravines, político, escritor y periodista peruano. Los mismos cubanos que en Cuba no querían trabajar, porque el régimen les enseñó a conformarse con la mediocridad y a que era posible vivir sin trabajar, aquí son los más esforzados trabajadores porque viven en un sistema que verdaderamente se sustenta en el lema de “el que no trabaja no come” y “de cada cual según su capacidad a cada cual según su trabajo”, y que los estimula constantemente a dar lo mejor de sí para tener una vida más digna y plena.
No existe la cacareada “mafia de Miami”, es una cortina de humo para tapar la verdadera mafia que es la que dirige a Cuba desde hace más de cincuenta años. Solamente unos pocos viejos incapaces fronterizos y sus descendientes, que viven, como los abuelos de Cuba y de Miami que describía Carlos Varela, de la política y de la confrontación artificial creada a su propia conveniencia, son a los que se le puede atribuir que constituyen la fantasmagórica mafia de Miami.
TODOS LOS CUBANOS HEMOS SOÑADO ALGUNA VEZ CON ESTA VIDA COMO RECOMPENSA POR NUESTROS ESFUERZOS.
Aquí a la mayoría de los cubanos no les interesa la política, sino su trabajo y su bienestar y ver como pueden ayudar a los infelices familiares que han dejado en la Isla, esa es la realidad. No obstante muchos trasnochados que en Cuba vivían sin trabajar, aquí quieren hacer lo mismo, pero esos son solo una mancha de la que no vale la pena ni hablar. Muchos cubanos humildes tienen mas de un trabajo y no se quejan, es más lo ven como una bendición, porque eso les da una vida mejor. Una amiga, Noemí , es asistente de enfermería y atiende a varios ancianos diariamente para lo que tiene que recorrer decenas de kilómetros en su carro (en Cuba ni soñaba manejar). Su esposo, Miguel, Licenciado en Educación Física y profesor de la materia, hoy trabaja en una imprenta y ha creado un negocio particular de jardinería con equipamiento que en Cuba creo que no poseen ni las más poderosas empresas estatales.
Todo el cubano que ha llegado aquí ha comenzado desde bien abajo y el que ha tenido visión y más el que aprovechó una de las pocas ventajas del socialismo: la educación, ha prosperado enormemente. Como bien se dice, esta es la tierra de oportunidades y eso no puede negarlo nadie. Igual que el sueño americano. A mí se me ha presentado el sueño americano, pero de otro tipo, en los varios atracones de comida cubana que me he dado y después de los cuales no he podido evitar que me coja el citado sueño. Ese sueño en inglés urbano se llama “negritis” y no es más que una a menudo inexplicable soñolencia y lentitud después de una comida, especialmente de una bien grande. Broma aparte, aunque es cierto lo de la “negritis”, el sueño americano es del que lo busca y se afana en encontrarlo. En Cuba vale el dicho de que el que aspira a poco, merece menos. No existe el sueño cubano, desgraciadamente lo que existe es la pesadilla cubana. Pero tengo la suerte de que mi hijo lo luchó, lo trabajó y lo encontró. Del cielo solo caen rayos, lluvia y nieve, y a veces granizo.
EN LA PEQUEÑA HABANA, DONDE YA CASI NO HAY CUBANOS.
He conocido de personas que eran cercanas al viejo régimen batistiano o que fueron afectados por la nacionalización sin indemnizacion de sus empresas y negocios, ellos fueron los primeros en venir a Miami (siempre la colonia fuerte de cubanos, desde tiempos de la colonia, radicaba en Tampa) y pasaron muchisimo trabajo, empezando por que nadie hablaba español. Las sucesivas oleadas de emigración cubanas a un lugar cercano y lo más parecido a su clima, fueron conformando y desarrollando lo que es el Miami de hoy, sin duda con el empuje del capital norteamericano y la influencia de muchas otras inmigraciones muchísimo mas pequeñas, una ciudad impresionante, que se puede catalogar la meca de los latinoamericanos en el mundo. Y yo diría que hasta de los españoles.
Muchas veces me pongo a pensar que hubiera sido de La Habana, hoy cayéndose a pedazos o en pedazos, con el empuje de esos cubanos que tuvieron que luchar y trabajar con ahínco fuera de su tierra. Puerto Rico y República Dominicana seguirían siendo dos islitas caribeñas sin mucha importancia, haciendo la salvedad de Puerto Rico, que como dijo ciertamente una persona de pueblo entrevistada para un documental: “Si aquí no estuvieran los federales, esto sería República Dominicana.”
Creo que podemos darnos cuenta de que podemos repetir en el futuro esos éxitos que hicieron de nuestro país uno próspero económica y socialmente allá en los años 50, aunque muchos ya no tendremos oportunidad de verlo.
Cualquier cosa buena que pudiera decir de Miami se quedaría más que corta. No es un paraíso, pero para un cubano acostumbrado a ver medio siglo de deterioro material y moral, no hay nada que se acerque más al ansiado paraíso..
Al final no he tocado lo relativo al título de este artículo, pero eso lo dejo para una segunda parte, porque hay mucha tela por donde cortar.
ANA Y ALEX LUCHARON Y TRABAJARON DURO Y ALCANZARON EL SUEÑO AMERICANO.
5 Comentarios
La Música Del Negrito
April 27, 2015 at 9:08 pmSaludos amigo. Gran relato. Cuanto me alegro que los sueños se hayan cumplido. Pues a disfrutar de la vida y todos sus placeres.
carlosbu@
May 1, 2015 at 1:36 amgracias a ti por darnos tanta buena musica cubana, todos los dias abro tu pagina y me sorprende las cosas que encuentro ahi,
Armando de la Torre Sr.
August 26, 2016 at 5:48 pmMe encanta como escribes. ¿Hay alguna forma de suscribirse a tu página?
Cubensis
July 26, 2017 at 7:51 pmTambién vivo en México, tu site es uno de lo mejores que conozco: el diseño, la info, el colorido,
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carlosbu@
July 27, 2017 at 11:31 pmMucho gusto en que me contactes, vivo en Irapuato, Guanajuato y podemos contactar por mi correo carlosbua@gmail.com, gracias por tu atencion