CERVEZAS CUBANAS ACTUALES, BUCANERO Y CRISTAL, CON SUS NOMBRES COMERCIALES PARA EL EXTERIOR DE CUBA, DE CUBANERO Y PALMA CRISTAL
Dicen los cubanos que no les interesan las bebidas, sino las que están por beber.
Cuando hablamos de la gastronomía cubana no podemos dejar de mencionar sus deliciosos cócteles, en especial aquellos elaborados a base del más puro ron cubano, muchas de esos tragos alcanzan hoy un reconocimiento internacional. Las bebidas no son sólo una importante aportación a la nutrición del hombre sino que satisfacen una parte de sus necesidades biológicas, físicas, síquicas e incluso religiosas (exceptuando quizás a los musulmanes, Mahoma no sabe lo que se perdió e hizo perder a sus seguidores, pero de esa religión ya hablaré porque es la más antinatural y retrógrada de todas).
Partiendo de estos parámetros, las relaciones sociales que se establecen en torno a las bebidas son actuaciones inherentes a la formación de la identidad cultural de los pueblos y en el caso de Cuba está más que probado.Pero repasemos los coteles cubanos más famosos que se tomaban tanto en bares, cantinas o restaurantes como en los hogares y sobre todo en fiestas y celebraciones.
MOJITO, COCTEL CUBANO QUE SE TOMA EN EL MUNDO ENTERO.
El mojito es un popular cóctel originario de Cuba, compuesto de ron, azúcar, limón, menta o hierba buena y agua mineralizada. Cuentan que a finales del siglo XVI, el afamado Corsario Sir Richard Drake, subordinado del Capitán Sir Francis Drake (corsario de la corona inglesa) preparó la primera versión conocida de una bebida que llevaba aguardiente (ron crudo, sin envejecer) de baja calidad, con azúcar, lima, menta y otras hierbas. El aguardiente aportaba calor, el agua diluía el alcohol, la lima combatía el escorbuto (deficiencia de vitamina C, enfermedad típica de los marineros de entonces que pasaban meses en la mar sin tomar fruta fresca), la menta y las hierbas refrescaban, y el azúcar permitía digerir esa mezcla.
En la década de 1860, la producción de ron ya era mucho más refinada y se añejaba, lo que daba un ron de mejor calidad. Entre los pioneros de aquella época surgió Don Facundo Bacardí, quien en 1862 creó el excelente y reconocido hoy en día, Ron Bacardí, a partir de las mieles obtenidas de la caña de azúcar de la región de Oriente de Cuba, donde tenía sus fábricas. Éste sustituyó al aguardiente por el ron y lo que ya en Cuba se conocía como Draquecito se rebautizó como “Mojito”, antes aún de su popularidad por ser una de las bebidas preferidas del escritor Ernest Hemingway quien lo bebía diariamente en La Bodeguita del Medio y donde primero se empezó a comercializar.
La hierba buena surge del cruce entre distintos tipos de menta, de manera natural, dando lugar a una nueva, con un mejor aroma y robustez distinta.. En Cuba en los años 1930 el hielo lo servían en piedras, entero. Más tarde, al universalizarlo se empezó a usar el hielo picado, entre otras cosas para que funcionase como filtro y que las hojas se mantuvieran al fondo y no molestaran en la boca. Por cierto la mayoría mastican la hierba buena para mejor deleite. La planta que en Cuba se conoce como hierbabuena no tiene nada que ver con la hierbabuena europea y no es una menta. Pero con el paso de los años y la confusión de nombres el mojito se prepara en muchos lugares con variedades de menta.
Ahora que vivo en México y después de haber tomado muchísimos mojitos hechos con el Bacardí entonces producido en Cuba, me doy cuenta de que el Bacardí actual, hecho en Puerto Rico y otros lugares no tiene nada que ver con aquel de mis memorias. Es mejor la calidad de cualquier ron cubano actual, sobre todo con los producidos en la antigua fábrica de Bacardí en Santiago de Cuba, como el ron Santiago o Matusalén (Hoy alegre, mañana bien, como rezaba su propaganda) o con el exquisito Habana Club.
EL DAIQUIRI, OTRO COCTEL CUBANO CONOCIDO INTERNACIONALMENTE
El daiquirí es un tipo de cóctel hecho a partir de ron blanco y zumo de limón criollo o lima. Existen otras variantes, pero la que verdaderamente ha ganado fama internacional es la mezclada en uno de los bares más famosos del mundo, Floridita, en La Habana.
El Daiquirí tiene sus orígenes en las soleadas playas cubanas, para ser más exactos en Santiago de Cuba, por lo que suele ser preparado con ron cubano. En las inmediaciones de Santiago de Cuba existía una mina de hierro donde trabajaba un ingeniero estadounidense, llamado Jennings Cox. Este es conocido por ser el padre del cóctel Daiquirí. El ron era la bebida que se encontraba con facilidad en la zona. Cuando un día el ingeniero Cox recibió visitas de su país no encontró la ginebra entonces tomó ron añadiéndole un poco de zumo de limón de la zona y un poco de azúcar, para que este no fuera tan fuerte. Así creando un sour de ron (igual cantidad de ácido, en este caso el limón, que de azúcar). En un principio este cóctel no tenía un nombre propio, algo que define exactamente cualquier tipo de combinado alcohólico.
Fue un ingeniero italiano, Giacomo Pagliuchi, colega de Cox, quien lo bautizó con el nombre de “daiquirí”. En honor a las minas donde trabajaba su amigo y a una playa de igual nombre cercana a Santiago de Cuba. Ellos mismos lo trasladan al bar del desaparecido hotel Venus en Santiago, conocido como bar Americano, y allí se lo comentan al cantinero, quien inmediatamente comienza a hacer Daiquirí para los presentes.
El cóctel se hizo popular en Santiago de Cuba y de allí se trasladó a la Habana en la mente de Emilio González, el genial y popular Maragato, cantinero de origen español que trabajaba en el hotel Plaza. Este lo populariza en la Habana y a su vez se lo da a conocer a su amigo Constantino Ribalaigua (Constance), para entonces propietario del Floridita. Este se entusiasma y comienza a transformar el coctel creando varias combinaciones hasta que finalmente sale el Daiquiri Frappé. Constantino trabajó sobre una receta conocida pero en realidad creó un nuevo cóctel, pues cambió las proporciones de sus ingredientes, la forma de elaboración y servir, así como agregó el marrasquino y sustituyó el limón criollo por la lima, pero en cambio mantuvo intacto el nombre de Daiquirí.
Se dice que existen más de 20 clases de cócteles daiquirí en todo el mundo. También en este caso Hemingway hace mención del cóctel daiquirí en alguna de sus novelas, donde dice que era asiduo del bar llamado La Floridita, que abrió en 1817 con el nombre de La Piña de Plata, en la que mojaba sus letras con este colorido cóctel. Gracias a Hemingway este combinado adquirió aún más glamour e importancia a nivel internacional. Actualmente en la barra del Floridita existe una escultura que presenta al afamado escritor tomando un daiquirí.
EL FLORIDITA, EL DAIQUIRI Y HEMINGWAY. TRES INSEPARABLES.
CERVEZAS CUBANAS DE ANTES DE LA REVOLUCION.
La cerveza “reúne todas las condiciones estimulantes que hacen deseable las bebidas alcohólicas, y no tiene ninguna de sus condiciones destructoras”. Escribió José Martí en La Opinión Nacional, Caracas, el 23 de febrero de 1882.
La primera cerveza entró a la Isla por Oriente y venía de contrabando desde Jamaica. No es hasta 1762, con la toma de La Habana por los ingleses, que se importaría de manera legal.
Con la instauración del libre comercio entraría en grandes cantidades. Unas 130 marcas, casi todas inglesas, se ofertaban en tabernas, cafés, bodegas e incluso en boticas. Había cervezas que se anunciaban como adecuadas para la familia, incluso se llegó al extremo de recomendarlas para niños y mujeres en el período de lactancia. Las damas, según la prensa de la época, se inclinaba por la marca británica “Ale”: suave, clara y beneficiosa, decían, para los males del estómago. De cualquier forma, era de las cervezas de mayor demanda, junto con la “Cabeza de Perro”, también inglesa.
La famosa cerveza Irlandesa Guinnes que en Cuba se le llamaba “Cabeza de Perro” tiene una interesante historia. Guinness era en el siglo XVIII un cervecero mayorista de Dublin que proporcionó a los embotelladores británicos e irlandeses una gran cantidad de cerveza en pipas de madera. En el siglo XIX la cerveza Guinness será encontrada en venta en todo el mundo. Estas compañías embotellaron Guinness y varias otras cervezas para la exportación como Bass Ale (cerveza inglesa) y Pilsner (tipo alemana) y cada uno empleó su propio color y logotipo para las marcas de fábrica, que a menudo tenían pictografías de animales, para reconocer la cerveza, ya que la mayoría de los bebedores eran analfabetos, para ello utilizaron gatos, perros, lobos, mono, elefante, cerdo, jabalí, etc.
Hacia 1850, tal arraigo tuvo entre los consumidores la marca “Tennet Lager”, que dio origen a que los cubanos llamen “laguer” a esa bebida.
La cerveza cubana nace en 1841, cuando Juan Manuel Asbert y Calixto García empezaron a producirla en una fábrica en la calle San Rafael esquina a Águila. Trataron de elaborarla con el jugo de la caña de azúcar, que sustituiría a la cebada europea, pero el intento fue un fracaso y a partir de ese momento los criollos se contentaron con embotellar el líquido que llegaba en barriles desde el exterior.
Es en 1883 que se instaló en la ciudad matancera de Cárdenas una fábrica para producirla, porque el alza de los impuestos sobre las importaciones aconsejó a los negociantes del patio su elaboración en Cuba. Surgía así en Puentes Grandes, “La Tropical”, primera cerveza cubana, con un producto de baja calidad. No demoraría en mejorar cuando maestros cerveceros franceses y alemanes, contratados especialmente, terminaron dándole a la cerveza el “toque” necesario. En 1888 se fundó en La Habana la llamada “Nueva Fábrica de Hielo”, en el barrio de Palatino al que he hecho referencia, articulada poco después a la fábrica de cerveza en Puentes Grandes.
Allí comenzó a elaborarse “La Tropical”, bajo propiedad de Ramón Herrera Sancibrían, bisabuelo de Julio Blanco Herrera, quien con su tesón logra posteriormente producir el cincuenta y ocho por ciento de la que se elaboraba anualmente en el país durante los años 50. En sus inicios, las marcas en el mercado eran la cerveza clara “La Tropical”, la Tropical Oscura “Excelsior”, la cerveza clara “Cristal Palatino”, cerveza tipo Munich oscura “Tivoli” y la “Maltina Tivoli”. La exquisitez de la marca transcendió las costas de la isla para ganar premios en Europa y Estados Unidos, los más significativos fueron los Grandes Premios en las Exposiciones Internacionales de Londres, en 1896, y Bruselas en 1897; Diploma y Gran Premio en la Exposición Internacional del Progreso, París, 1912; Medalla de Oro en la Exposición de Agricultura e Industrias de La Habana, en 1909 y 1911; Medalla de Bronce en la Exposición de San Luis, 1904, y sus medallas se exhibieron en la antigua etiqueta.
ETIQUETA DE LA CERVEZA GUINNESS “CABEZA DE PERRO”
Había otras muy populares, como “Hatuey”, “Cristal” y “Polar”. La primera traía un aborigen cubano en su etiqueta, y la segunda una palma y su invariable botella verde y la tercera un oso blanco. Se promocionaban así: “La cerveza del pueblo y el pueblo nunca se equivoca”. Por su sabor exquisito, sus magníficas condiciones digestivas y sus resultados tonificantes. La otra marca afirmaba: “Pida Hatuey. La gran cerveza de Cuba”, mientras que la publicidad Cristal insistía: “¡Cómo anima! ¡Cómo alegra! ¡Cómo estimula! Una cerveza extraordinaria”. Todo era cuestión de preferencia. Había cervezas importadas, pero no tuvieron demasiada aceptación, pese a que algunas marcas de procedencia norteamericana se presentaban en latas; toda una novedad en la época. Antes de 1919, el “Santiago Brewing Company” fue fundada por el Sr. Eduardo Chibás. Durante este año, bajo la dirección de Don Enrique Schueg y Chassin, las instalaciones fueron adquiridas por la “Compañía Ron Bacardí S.A.”.
La fábrica de cerveza “Hatuey”, situada en el barrio San Pedrito de Santiago de Cuba, fue comprada con el único propósito de construir una nueva destilería Bacardí. La nueva destilería fue inaugurada el 4 de febrero de 1922. En sus primeros 21 años, la producción y las ventas en la fábrica de cerveza San Pedrito en Santiago de Cuba aumentó cinco veces. A fin de atender la creciente sed de Cuba por la Cerveza “Hatuey”, la Cervecería Modelo fue creada en 1947. Esta cervecería se construyó a quince kilómetros de La Habana en “El Cotorro”.
Todavía recuerdo al noticiero estelar de la televisión, conducido por el fabuloso locutor Manolo Ortega, y patrocinado por la Cervecería Hatuey, en la cual, Ortega se tomaba una cerveza en una copa alta propia para esa bebida, de un solo trago (ahora le dicen “a cuncún”). Recordemos que la televisión era totalmente en vivo, así que no había truco posible.
La calidad de la cerveza cubana fue tal que las similares extranjeras no lograban penetrar el mercado interno. Nadie podía competir en precio y calidad de las cervezas cubanas a pesar de que algunas firmas foráneas lo intentaban. En 1958, Cuba poseía cinco fábricas de cerveza que producían cerca de 30 millones de litros anuales para una población aproximada de 6 millones de habitantes. Si se tiene en cuenta el reducido consumo que del producto hacían las mujeres y los menores de edad, se puede inferir el alto consumo per cápita del producto entre los bebedores. El cubano de siempre ha sentido predilección por esta bebida. El mayor consumo de cerveza tenía lugar en bares y cantinas y algunos preferían hacerlo en la “bodega” de la esquina. Allí, en un ambiente “familiar”, conversaban con el dependiente saboreando una cerveza espumosa, un vaso de ”laguer” con un “saladito” de jamón y queso o con algunas aceitunas, chicharrones o anchoas, mientras en la victrola sonaba el bolero del momento y se jugaba un juego de cubilete.
No se puede olvidar que las cervecerías, como tal, las fábricas, poseían jardines propios para fiestas, encuentros o banquetes y campos deportivos, y el precio de la cerveza en las mismas era muy inferior a lo que costaba en los comercios. Además si usted no tenía suficiente dinero se tomaba un vaso y no una cerveza entera en cualquier parte.
EL SLOPPY JOE´S FAMOSISIMO BAR DE LA HABANA ANTES DE LA REVOLUCION.
En los años 1950 se libró ésa que han dado en llamar “la guerra cervecera”. Por aquellos días comenzaba a tomar auge mundial un fenómeno socioeconómico de consecuencias definitivas: la publicidad.
Las hostilidades alcanzaron el clímax cuando Hatuey desató una campaña basada en un argumento al parecer convincente: la cercanía geográfica.
La firma acababa de completar sus tres plantas productoras, y fábricas suyas producían en Santiago, Manacas y Cotorro. El reclamo publicitario era elemental: “La Hatuey viaja menos desde la fábrica hasta sus labios”. Se exponían los efectos nocivos de una transportación prolongada. Y, sobre todo, se insistía en lo pernicioso que al líquido ambarino le resultaba el batuqueo, el meneo durante el traslado.
Los dirigentes de la compañía Cristal convocaron de inmediato a sus publicitarios, quienes, tras exprimirse los sesos, hallaron la solución salvadora. El contragolpe se basaba en una corista, con un mínimo de vestimenta, cuyo contonearse era prueba tangible de que no, de que el meneo no era dañino. El reclamo se completaba con una tonadita según la cual “Si no tiene meneíto, cerito. ¡El meneíto que tiene la Cristal!”.
PLATILLO VOLADOR EN LA CIUDAD DEPORTIVA, AL FINAL FUE UN SHOW TELEVISIVO AUSPICIADO POR LA CRISTAL CON LA PRESENCIA DE MENEITO.
Hay una narración de que en el bar de un aislado pueblecito de Cuba, los parroquianos gastaban níqueles y más níqueles en la victrola, para que Panchito Riset y Vicentico Valdés los aliviaran, o los terminasen de desbaratar, en lo referido a sus penas de amor. Entró un desconocido joven, apuesto, elegantemente vestido, con la orden impartida por el ejecutivo de una firma cervecera: “¡Gánense la confianza de la gente!”. Después de unas cervezas, invitó a acercarse más a sus compañeros de barra. Y, adoptando un tono de confidencia, les susurró: “Caballeros, las cosas que se ven en este mundo. Ya hay como veinte o treinta muertos. Figúrense que las cervezas Hatuey y Cristal están dando unas diarreas… ¡que no se trancan ni con un tapón!”. Fue una jugada de La Polar, firma menos poderosa entre las productoras de cervezas, algo así como el pariente pobre de la familia. Además era francamente una cerveza mala.
No obstante Hatuey y Cristal siguieron en la cima de la popularidad, seguidos de Tropical, para mi la mejor cerveza que había, pero un tanto fuerte y amarga para el gusto de la mayoría, que eran tomadores de laguer o cerveza clara. Después vendría la Pilsener o simplemente cerveza tipo Pilsen, que es el tipo de cerveza pale lager elaborada originalmente en la ciudad de Pilsen, al oeste de Bohemia (antigua Checoslovaquia y actual República Checa). Tiene un proceso con materias primas especiales sobre todo malta y lúpulo, y durante muchos años en Cuba fue lo máximo en calidad de cerveza y en realidad era bien sabrosa.
LAS INFALTABLES VICTROLAS, ARRIBA UNA BODEGA CON SU BARRA Y SU VICTROLA.
Los bares.
Los bares eran numerosísimos y por mi suegro, entonces carrero de la Canada Dry, conocí los inmensos consumos de ginger ale, tónico de quinina y agua para highball, que tenían los mismos. Que lástima haber perdido sus memorias y revistas corporativas de la compañía Canada Dry; aseguro que eran cifras sorprendentes. Mi suegro fue escalando posiciones por su laboriosidad y honradez y en los años 50 tenía a su cargo uno de los mejores recorridos o zonas de venta que incluían Tropicana, Sans Souci, Comodoro, bares y centros sociales de Playa de Marianao y numerosos cabarets, restaurantes y hoteles en esa zona.
De más está decir que trabajaba de 7 de la mañana hasta 10 o 12 de la noche dando viajes continuamente para suplir mercancías a esa zona, ganando solo 2 centavos por caja. Cuantos millones de cajas se requirieron para que ganara más que un médico o un abogado de la época y pudiera hacer su ansiada casa en un exclusivo reparto de entonces, el Fontanar. Es difícil de calcular y más difícil de lograr.
CAMION DE LA CANADA DRY. MI SUEGRO PRIMERO A LA IZQUIERDA EN LAS DOS FOTOS.
REVISTA DE LA CANADA DRY CON ASCENSO DE MI SUEGRO EN EL 1945.
Y hablando de victrolas, una estadística indica que a finales de los años 50 había más de 20,000 victrolas en la Isla.
Aunque algunos le llamaban vitrola, sin C, lo que era un error porque la palabra procedía de la R.C.A. Víctor, pero lo importante es su presencia indiscutible en nuestros recuerdos y su importancia tanto económica como social como promotor de muchos de nuestros mejores cantantes y de nuestra cultura. Muchos famosos a ella debieron su popularidad. Lo cierto es que la victrola constituyó un símbolo de cultura popular y una de sus más significativas vías de expresión.
Para tener una idea de su relevancia, baste con decir que dichos artefactos obraron como decisivos voceros de la música popular, manifestación que posee un peso gigantesco dentro del espectro cultural cubano. Si hay un tipo de música que podemos relacionar sin dudas a la victrola es el bolero. El llamado “bolero de victrola” era el que se escuchaba en bodegas, bodegones e incluso en bares de mala muerte junto a una cerveza, ya fuese celebrando un nuevo amor o sufriendo un desengaño… pero siempre con música. El desarrollo tecnológico de los equipos reproductores de música ha hecho que el modo de escucharla haya cambiado mucho, también han cambiado las estéticas, los estilos de vida, las modas, los giros del lenguaje y nuestras propias vidas.
Hoy cada cual, de forma individual, escucha la música que quiere y la lleva consigo a donde vaya en su celular o en un reproductor mp3, pero la victrola tenía el encanto de que hacía posible que compartiéramos socialmente, en grupo, una misma melodía y su mensaje. Me alegra mucho ver que en México se mantiene la tradición victrolera, por llamarla de alguna forma, no hay fiesta en la que no se alquile una, aunque ya no sean viejos discos de vinilo sino una computadora dentro del armastoste, que rememora en su aspecto a las viejas victrolas (rockolas, belloneras o como las quieran llamar), pero que también nos toca el alma con la música. Y como era entonces, la victrola siempre está asociada a la bebida que uno guste, pero con muchísima fuerza tiene un lazo irrompible con la cerveza.
Su relación con la melancolía o el desengaño la expresó claramente el novelista inglés radicado en México Malcolm Lowry cuando dijo: “Sin tiempo de pararse a pensar, la única esperanza es el próximo trago”.
PROPAGANDA DE CERVEZA TROPICAL.
Y si hablamos de cerveza no se puede dejar de hablar de la malta. La malta también llamada cerveza para niños, aunque también las hay sin alcohol, es una bebida que existe en muchos países del mundo, en particular se consume mucho en el caribe y en Cuba en particular es un vicio hasta para los tomadores de cerveza aunque su graduación alcoholica es pobre y tiene sabor dulzón. Pero se considera muy reconstituyente y existe mucha costumbre de tomarla con leche condensada, que es deliciosa. Había un famoso boxeador cubano de peso completo, llamado el Niño Valdés. El Niño Valdés fue el Heavy Weight profesional cubano más notable de los años 50. Peleó con los mejores de la época y no pudo llegar a pelear por un título mundial (en algunos reportes dicen que nunca le dieron la oportunidad). Se retiró en 1959. Pero antes de ello Geraldo Ramos Ponciano Valdez debe haberse comido y tomado miles de bistés filete y maltas Hatuey que anunciaba.
En Argentina y en México no conocen la Malta como la malta cubana, por lo que de verdad que junto a la malanga y la yuca están a cada rato en mi pensamiento y deseos.
En Cuba se tomaba por razones obvias del clima, relativamente poco vino de uva comparado con el resto de las bebidas, pero la influencia de los peninsulares y sus descendientes hacía que no fuera
despreciable la ingestión de grandes cantidades de brandy español, sobre todo Fundador, Tres Cepas y Terry Malla Dorada y uno cubano de inferior calidad llamado Peralta, otras bebidas como Anís del Mono, Manzanilla Pochola, Viña 25 de Domecq y todo tipo de vinos españoles, tintos y blancos, así como la inevitable sidra, si era El Gaitero o Cima, pues mejor. Y el cubano todo lo tenía que cocinar con vino seco y si era una paella con cerveza.
No se puede dejar de hablar de la famosísima Crema de Vie, producto casero hecho a base de azúcar, canela, nuez moscada, huevos, leche condensada y ron. Muy parecida al eggnog norteamericano, a la crema catalana o al rompope mexicano, es delicia para mujeres y la más gustada es la hecha en casa. Tampoco el famoso ponche cubano a base de frutas, azúcar y ron alargado con jugo de naranja y mucho hielo, especial para las fiestas y que pone curda al pinto de la paloma. O también el menos conocido pero no menos exquisito Aliñado.
El aliñado es una tradición que ha trascendido hasta nuestros días. Es una práctica regional que se ubica en la zona oriental de la isla de Cuba, aunque lo conocí en la occidental y contradictoriamente al hecho de que las embarazadas no deben consumir bebidas alcohólicas, esta tradición se realiza cuando hay una embarazada en la familia. Inmediatamente que se conoce la gran noticia se disponen todos a preparar el preciado licor. Se comienza por reunir una gran cantidad de frutas que se lavan y cortan en pequeños trozos. Entonces se elabora un almíbar a base de azúcar y agua que se calienta hasta alcanzar una consistencia similar a la miel. Se toma un frasco grande y en él se sumergen las frutas y la almíbar, entonces se procede a añadirle aguardiente de caña. Se mezclan y los más conservadores se encargan de enterrarlo haciendo un hoyo en la tierra y luego cubriéndolo.
Nueve meses después, cuando ya el bebé ha nacido, se saca el Aliñado. El objetivo: brindar con este licor para festejar la llegada del nuevo miembro de la familia. Se le ofrece entonces a los visitantes que acuden a conocer al recién nacido. Durante los nueve meses que dura este proceso las levaduras presentes en las frutas fermentan parte del azúcar contenida en la almíbar y también la que propiamente contienen las mismas. Este proceso se ve algo detenido debido a la alta concentración de alcohol, sin embargo, a la vez las frutas absorben gran parte de este alcohol y pasan al líquido los aromas y sabores característicos de estas.
En resumen se obtiene un licor excelente de envidiable sabor y aromas diversos, pero de mucho contenido alcohólico. La “madre” de dicha fermentación, hay quien dice que la viene utilizando de forma reiterada por más de 50 años. Vaya usted a saber si es cierto, porque el guajiro cubano es bien fantasioso. Si no, lean “El Cuentero” de Onelio Jorge Cardoso y verán lo que es un guajiro con imaginación y de pico fino para contar cosas.
Se habla mucho de alcoholismo en Cuba y siempre se ha hablado de lo mismo en México, ¿cuánto de verdad hay en esto? Los países con mayor consumo percápita de bebidas alcohólicas son: Moldavia (18.2 litros) de alcohol cada año, República Checa, Hungría, Rusia, Ucrania, Estonia, Andorra, Rumania, Eslovenia y Bielorusia.
Contrario a lo que pensamos, América Latina se mantiene como una zona de consumo medio. En mi cuenta estaba que Cuba era gran consumidor y ahora conociendo México, pensé que en este sería superior (tenía la influencia de las películas de la era de oro del cine mexicano, donde todo eran tequila y cantinas) y que erróneo estaba, Europa es el continente donde hay mas bebedores. Quizás sea para combatir la tristeza que dan sus días fríos y sin sol. Aquí se bebe por otras causas mas humanas. El destilado más bebido en el mundo es el vodka, del que se consumen 4.400 millones de litros al año, siendo Rusia su mayor consumidor, seguida por Estados Unidos y Ucrania.
El segundo licor más popular es el ron (1.470 millones de litros), del que la India, Estados Unidos, Filipinas y Cuba son los líderes de consumo. Sorprendentemente el estudio indica que el mayor consumidor de whisky escocés (del que se beben 860.000 millones de litros al año en todo el mundo) es Francia, seguida por Estados Unidos y el Reino Unido; mientras que el tequila se toma más en EE.UU. que en México. Filipinas lidera el ‘ranking’ de consumo de ginebra.
Pero eso no quita que se celebre todo en Cuba con Ron y en México con el tequila. Siempre existe o se busca la justificación para ello, sea para celebrar o para combatir la tristeza.
2 Comentarios
Shirley
March 14, 2020 at 4:38 amY pensar que en todas partes del mundo son conocidos el Mojito y el Daiquiri pero muchas veces no saben que son cubanos.
carlosbu@
March 14, 2020 at 4:38 pmen México alguien que se cree muy conocedor de las bebidas porque toma mucho me dijo que el mojito era cubano pero era una imitacion de la Margarita, la cual surgio muchisimos años despues de que ya el mojito era famoso en el mundo