Blue Monday
“La eternidad por fin comienza un lunes/ Y el día siguiente apenas tiene nombre”
Eliseo Diego
“Blue Monday how I hate Blue Monday
Got to work like a slave all day
Here come Tuesday, oh hard Tuesday
I’m so tired got no time to play
Here come Wednesday, I’m beat to my socks
My gal calls, got to tell her that I’m out
Cause Thursday is a hard workin’ day
And Friday I get my pay
Saturday mornin’, oh Saturday mornin’
All my tiredness has gone away
Got my money and my honey
And I’m out on the stand to play
Sunday mornin’ my head is bad
But it’s worth it for the time that I’ve had
But I’ve got to get my rest
Cause Monday is a mess
Saturday mornin’, oh Saturday mornin’
All my tiredness has gone away
Got my money and my honey
And I’m out on the stand to play
Sunday mornin’ my head is bad
But it’s worth it for the time that I had
But I’ve got to get my rest
Cause Monday is a mess”
Escuchando mis memorias de cuando la música era tal cosa, disfruté otra vez a Fats Domino, ese negrito gordo de New Orleans (lugar donde junto a Louis Armstrong es casi un dios) que no pasará nunca de moda, con uno de sus grandes éxitos “Blue Monday” o Lunes Triste. En definitiva la letra tiene que ver con el lunes, al que califica como un desastre que odia mientras glorifica a los sábados y domingos por la mañana, por supuesto porque no hay que trabajar, pero para nada se refiere a lo que se conoce en Estados Unidos como Blue Monday, que se celebra el tercer lunes de enero y que algunos relacionan con un estado psicológico, pero que en el fondo es solo un producto más de la mercadotecnia y el imperio de las relaciones comerciales.
Y haciendo una disgresión válida, no entiendo por qué se considera racista decirle negros a los negros, solamente a los africanos, mientras a los blancos se les puede seguir diciendo blancos y no tiene ninguna connotacion discriminatoria. Es una estupidez de marca mayor la definición de afroamericanos, entonces a los blancos como habría que decirles, europeoamericanos o algo así. Emplear un término en forma discriminatoria en cualquier sentido, es fácil de detectar y comprender, como cuando el aprendiz de presidente, por suerte ya fuera de ese cargo, al que desprestigió, calificó a algunos países del tercer mundo o subdesarrollado como “países de mierda” y cuando igualó a los defensores de la democracia con los supremacistas blancos diciendo que en ambos bandos había gente buena. El racismo y la discrimación van mucho más allá de un término empleado, al menos en Cuba, históricamente sin un sentido segregacionista o excluyente.
Quizás basado en esa política racista del aprendiz, logró obtener el voto de muchos Baby Boomers criados dentro de esos conceptos retrógrados que comparten con él, porque como dijera Gandhi: “si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados”. Si alguien trata a los demás como si fueran una mierda, sin duda esa persona tiene problemas, porque la gente normal no va por ahí destruyendo a otros seres humanos, ni se debe considerar superior a otros, porque eso denota que realmente se sienten inferiores.
Y ello no tiene nada que ver con el conservadurismo, sino con un pensamiento muy pasado de moda y condenado por la historia. Al final los africanos fueron traídos a la fuerza a América, mientras de Europa vino al nuevo continente no precisamente lo mejor, a la par de que los verdaderos dueños de este hemisferio fueron exterminados o subsisten en pequeñas cantidades en reservas en donde han sido confinados. ¿Cómo se sentirían los europeos si una avalancha de indios americanos, africanos o asiáticos hubiera, con el mismo rasero que ellos aplicaron en el resto del mundo, conquistado e impuesto su cultura en esas tierras?. No empleen para justificarlo el que su sociedad estaba más desarrollada porque no fue eso lo que mostraron en sus guerras de conquista, sino todo lo contrario: deshumanización, abuso, explotación y una conducta comparable al holocausto de los judíos por el nazismo.
Sin duda alguna hay que llegar a dos conclusiones con lo que ha ocurrido muy recientemente en Estados Unidos: lo que no se puede solucionar pasando página, se arregla cambiando de libro, de ahí los resultados abrumadores de la última elección y la otra, que tiene un viso más filosófico, que nos ratifica que la estupidez se basa en que conociendo la verdad y viéndola, los estúpidos aún siguen creyendo las mentiras.
Cuando yo era joven, en los años cincuenta y sesenta, al lunes se le conocía indistintamente como el día del zapatero, el día del albañil, y otros títulos. El que más recuerdo es el del zapatero porque en mi familia había unos cuantos.
Pero volviendo al Blue Monday, el creer que el tercer lunes de enero es el día más triste del año tiene tanta lógica como pensar que rezarle a la Virgen de la Cueva va a traer lluvia, o que San Isidro Labrador va a quitar el agua y poner el sol, es ponerlo al mismo nivel que el pensamiento místico imperante en muchos países, pero sobre todo en los más atrasados.
“Azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa:, había dicho Voltaire, el que afirmaba que el azar realmente no existía, y yo estoy de acuerdo con él.
Pero vayamos por partes, esto no tiene nada que ver con que sin lugar a dudas el lunes es el peor día de la semana. Se termina el fin de semana, el ocio y el disfrute y hay que empezar a trabajar. Y si hablamos, concretamente, del tercer lunes de enero cuando se quedaron atrás las vacaciones navideñas y arrecia el frío y está presente la llamada “cuesta de enero”, donde normalmente se suceden subidas de precios y tarifas que afectan a la capacidad de compra y al nivel de vida, a lo que se suman los gastos no acostumbrados de fin de año. sin duda alguna vamos a estar un poco deprimidos. Pero volvamos a nuestro tema, el Blue Monday, no el de Fats Domino, sino el actual.
La confluencia anual de estas coyunturas fue el origen del llamado Blue Monday, que se puede traducir como el Lunes Triste, o el día más triste del año, lo cual no tiene mucho sentido real, aunque sin duda nos veamos afectados por el clima, la insuficiencia del salario para pagar las deudas, el adiós a las festividades y el acomodarnos a nuevas situaciones con el consabido recelo (o la certeza negativa) de poder cumplir los propósitos para el nuevo año.
El mes de enero y el comienzo del año es, lo pensemos o no, un momento de reflexión y evaluación de nuestra vida. Los psicólogos estudiosos de los mecanismos de mercado, aprovecharon este momento para darle sentido a una campaña para aumentar las ventas de viajes, cortos o largos, como una forma de olvidarnos un poco de la situación, recuperar el aliento y trazarnos nuevas metas al margen del clima y las deudas y cualquier otra adversidad.
El Blue Monday, el día más triste o el lunes más triste, tiene que ser considerado como una forma adecuada de resiliencia, esa palabrita tan de moda y que no es más que nuestra capacidad de afrontar momentos difíciles y adaptarnos a las nuevas circunstancias y acostumbrarnos a que esa sea nuestra nueva realidad.
El Blue Monday no es un término negativo absoluto; puede ser que ese día consigas un mejor trabajo, un ascenso, conozcas a alguien que te interese, o hasta te ganes la lotería, porque dentro del abanico de probabilidades, por remotas que sean, no hay nada definido.
Pero además Fats Domino, el gran músico que nos dejó maravillas como Blueberry Hill, Kansas City, I’m Walking, Ain’t that a Shame, Walking to New Orleans y tantas otras, con las que puso a New Orleans en el mapa musical de Estados Unidos y del mundo, no pudo referirse al Blue Monday del que hablamos porque este concepto surgió a comienzos de este siglo cuando Sky Travel, una compañía británica de viajes impulsó el concepto de que al ser uno de los días más oscuros y fríos del año, sumado a los factores de que hemos hablado, los niveles de motivación caían a niveles bajos, por lo que había que estimular lo contrario tomando acciones agradables.
Hasta los psicólogos de la NASA estudiaron el tema y lo relacionaron con las depresiones resultantes de la soledad y aislamiento de los astronautas, por lo que determinaron que plantearse nuevas metas, nos regenera completamente.
Aparte de Domino, hay otra referencia a los lunes en la canción Monday Monday (Lunes Lunes) del cuarteto The Mamas and the Papas.
“Monday, Monday
So good to me
Monday mornin’
It was all I hoped it would be
Oh Monday mornin’
Monday mornin’ couldn’t guarantee
That Monday evenin’ you would still be here with me
Monday, Monday
Can’t trust that day
Monday, Monday
Sometimes it just turns out that way
Oh, Monday mornin’
You gave me no warnin’ of what was to be
Oh Monday, Monday
How could you leave and not take me?
Every other day (every other day)
Every other day
Every other day of the week is fine, yeah
But whenever Monday comes (but whenever Monday comes)
But whenever Monday comes
You can find me cryin’ all of the time…”
Que dice más o menos en español”
“Lunes, lunes, tan bueno para mí
Lunes en la mañana, era todo lo que esperaba que fuera
Oh, Lunes por la mañana, Lunes por la mañana no podía garantizar
Que ese Lunes por la noche todavía estarías aquí conmigo
Lunes, lunes, no puedes confiar en ese día
Lunes, lunes, a veces solo resulta de esa manera
Oh, lunes por la mañana, no me diste ninguna advertencia de lo que ibas a ser
Oh lunes, lunes, ¿cómo puedes irte y no llevarme?
Cualquier otro día, cualquier otro día
Cualquier otro día de la semana estaría bien, si
Pero cuando llegue el Lunes, pero cuando llega el lunes
Me puedes encontrar llorando todo el tiempo…”
Y The Bangles, el exitoso cuarteto femenino nos trajo un popular número: Manic Monday, Lunes maníaco, deseando que en lugar de lunes fuera domingo otra vez:
“It’s just another manic Monday (Woah, woah)
I wish it was Sunday (Woah, woah)
‘Cause that’s my fun day (Woah, woah, woah, woah)
My I don’t have to run day (Woah, woah)
It’s just another manic Monday”.
Y el grupo británico Cream nos dio Stormy Monday (Lunes tormentoso) que dice que no solo los lunes son malos, sino también los otros días de la semana y donde todos finalizan arrodillándose en la iglesia para rezar.
“They call it stormy Monday, yes but Tuesday’s just as bad
They call it stormy Monday, yes but Tuesday’s just as bad
Wednesday’s even worse; Thursday’s awful sad
The eagle flies on Friday, Saturday I go out to play
The eagle flies on Friday, but Saturday I go out to play
Sunday I go to church where I kneel down and pray”…
Como vemos, de una u otra forma, todos satanizan al lunes como un día detestable, por lo que hay que ir más allá y ver de donde sale la definición del lunes.
La palabra “Lunes” viene de la expresión latina “Lunae”, o sea la luna, por lo que corresponde al Día de la Luna y desde que se impuso el calendario gregoriano, es el primer dia de la semana y el primero laboral después del domingo, según las normas que se siguen en la mayoría de los países del mundo, aunque litúrgicamente pueda existir otra forma.
Gracias al emperador romano Constantino, que como político astuto buscaba un equilibrio entre la religión y la economía, organizó la semana acudiendo a las experiencias históricas creadas en Mesopotamia milenios atrás, donde por primera vez se dividió el tiempo en períodos más cortos, acomodándose a la rotación de la Luna alrededor de la Tierra, que era de 29 días y medio y que se acomodó a 28, surgiendo la semana de siete días organizando matemáticamente la vida cotidiana, nombrando los días honrando a los dioses y creando el dia de descanso, el domingo, todo lo cual empezó el 7 de marzo del año 321. Después del descanso, había que volver al trabajo, y eso recayó en los lunes.
En la medida en que el hombre fue desarrollando la civilización y adquiriendo conocimientos científicos, se fue asumiendo el ciclo solar y las estaciones, las que se dividieron convencionalmente en cuatro períodos anuales, apareciendo los calendarios solares y lunares como el helénico, el romano, el juliano y el actual gregoriano.
Y respecto a las semanas estaban la egipcia de siete días, la romana de ocho, que fue desestimada y asumida la pagana de siete por Constantino I el Grande en el siglo IV.
El Sistema Métrico Decimal aplicado al calendario
Siglos más tarde la revolución francesa quiso implantar una semana de diez días, lo que fue abolido después por Napoleón. Vale la pena que nos detengamos en esta curiosidad.
Los revolucionarios franceses quisieron adaptar el calendario al sistema decimal y eliminar de él todas las referencias a religiones o misticismo, convirtiendo las semanas de diez días de duración, con días de 10 horas, las horas con duración de 100 minutos y los minutos con 100 segundos. Pero estas décadas o semanas de diez días tendrían solo un día de asueto, un domingo cada diez días. Esto fue considerado una división más científica del año, a tono con el movimiento de los astros, las estaciones y fue instaurado durante 13 años desde 1792 hasta 1805 y es conocido como el “Calendario Revolucionario Francés”.
Este es un tema que hay que analizarlo con detenimiento: cada mes tenía 30 días, divididos en tres semanas o décadas de 10 días cada una, por lo que las décadas encajaban perfectamente en los meses y como todos los años eran iguales, a excepción de los bisiestos, no había que cambiar anualmente el calendario. Los días se llamaban primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi y décadi y este último era el dia de descanso del trabajo y como doce meses con sesenta días cada uno implicaba 360, por lo que faltaban cinco días, los que se colocaban al final del año y eran días de fiesta: les Fete de la Vertu (virtud), de la Génie (talento), du Travail (trabajo), de l’Opinion y des Récompenses y bisiestos tenían fiesta adicional, la Fete de la Révolution.
A su vez los meses harían referencia a las estaciones y se llamarían: vendimiario (de vendimia), brumario (de niebla), frimario (de escarcha), nivoso (de nieve), pluvioso, ventoso, germinal, floreal, pradeal (de pradera), mesidor (de cosecha), termidor (de calor), fructidor (de fruta).
Su gran problema es que la gente tuvo muchos problemas para adaptarse al nuevo calendario, representaba tres días más de trabajo sin descanso y sustituye las festividades tradicionales por otras, incluyendo los días de mercado y ferias, alterando toda la vida de la población. Por lo que esto implicaba desde el punto de vista religioso, que dejaba a un lado y aunque no le importaba, Napoleón para congraciarse con el Vaticano, lo suprimió y volvió a lo anterior, lo tradicional. Más tarde Napoleón rompió con el Vaticano pero también le convenía eliminar los vestigios de la democracia republicana que quiso implantar la revolución, así que siguió adelante con el regreso al calendario gregoriano. Pero este no fue el único intento, más tarde vendría otro igualmente asombroso.
El calendario revolucionario soviético
Poco más de un siglo después, la revolución rusa cambió a una semana de seis días, cinco laborables y uno de descanso, lo que perduró hasta 1940.
El llamado calendario revolucionario soviético tuvo como objetivo incrementar la producción industrial, buscando que el descanso semanal no fuera simultáneo para todos los trabajadores y a su vez poner trabas a las celebraciones religiosas. Rusia había sido prácticamente el único país europeo que no había abandonado el calendario juliano, por lo que la llamada Revolución de Octubre, en 1917 ocurrió realmente en noviembre y Lenin al frente del gobierno soviético entre las primeras medidas que tomó fue asumir el calendario gregoriano.
Tras la muerte de Lenin, el gobierno de Stalin consideró nocivo para la economía que todos tomaran el mismo día de descanso, por lo que se instauró el calendario revolucionario soviético que consistía en dividir el año en doce meses iguales de treinta días y los cinco restantes se añadían al finalizar cada trimestre sin pertenecer a ninguno y ellos eran:
-La conmemoración de la muerte de Lenin y el Domingo Sangriento, el 22 de enero
-Los días de la Internacional Socialista, que incluía el día de los trabajadores, dos días después del 30 de abril
-Los días de la revolución proletaria, dos días seguidos al 7 de noviembre, aniversario de la Revolución de Octubre.
-En los años bisiestos se sumaba un día después del 30 de febrero.
A partir de 1929 la semana pasó a ser de cinco días, o sea que cada mes tenía exactamente seis semanas. El domingo dejó de ser festivo o no laborable y los trabajadores se organizaron para su descanso en grupos con un día diferente cada uno. Lo cierto es que con este sistema había más días de descanso, pasando a ser de 72 al año en lugar de 52 anteriormente. Pero todo esto hizo más difícil la vida social y familiar, trajo consigo problemas de coordinación entre las diferentes ramas de la economía y al final no se consiguió incremento alguno de la productividad y la burocracia se complicó en forma extrema.
Por eso a finales de 1931 se implantó una nueva semana, ahora de seis días con una jornada común de descanso que serían efectivos los días 6, 12, 18, 24 y 30 de cada mes, hasta que en 1940 se volvió a la normalidad porque aquellos inventos habían tenido más complicaciones que resultados favorables.
Es por ello que los intentos de cambios y reformas del calendario en todo el mundo nunca lograron interrumpir definitivamente el ciclo de siete días.
Calendario Azteca
Y todavía no ha sido entendido a cabalidad el Calendario Azteca, que con la Piedra del Sol, muestran un verdadero mapa basado en un sistema trigesimal, el número trece. Los meses contaban con veinte días y el año con 18 meses que no corresponden a un ciclo natural de tiempo sino a sucesos, acontecimientos cósmicos, naturales y humanos interrelacionados, y que más bien se ve representado en el período de gestación de las mujeres, asociado al acto de concepción, gestación y nacimiento. Al final el Calendario azteca no es un calendario como tal, sino un símbolo del tiempo y la representación del mito de los Cinco Soles, del cual el símbolo del quinto es la llegada de Quetzalcóatl, identificada con la aparición de los españoles.
Cada día estaba regido por un dios azteca, así como existían deidades para los años, los meses, las semanas y hasta para las horas del día y de la noche, y los días tenían una fuerte simbología: Xóchitl (Flor); Quiahuitl (Lluvia); Tecpatl (Cuchillo); Ollin (Terremoto); Coxcacuauhtli (Zopilote); Cuauhtli (Águila); Ocelotl (Jaguar); Acatl (Caña); Malinalli (Hierba); Ozomatli (Mono); Itzcuintli (Perro); Atl (Agua); Tochtli (Conejo); Mazatl (Venado); Miquiztli (Muerte); Coatl (Serpiente); Cuetzpallin (Lagartija); Ehecatl (Viento); Cipactli (Caimán).
Cada uno de los veinte días representa los atributos que el ser humano debe desarrollar dentro
de su interior.
Los lunáticos.
Todo este movimiento alrededor del lunes tuvo también un sustento pseudocientífico asociado con la Luna.
Recordemos que lunático es aquel que padece locura, pero no de forma continua sino por intervalos, respondiendo a las fases de la luna, lo que se cree que influye en el comportamiento humano. De manera que los pueblos primitivos adoraban a la luna y los poetas la hicieron suya.
Solo hay que remitirse a esa magnífica interpretación de los Chalchaleros, Sapo Cancionero:
“Sapo de la noche, sapo cancionero
Que vives soñando junto a tu laguna
Tenor de los charcos, grotesco trovero
Estás embrujado de amor por la luna
Tenor de los charcos, grotesco trovero
Estás embrujado de amor por la luna
Yo sé de tu vida sin gloria ninguna
Sé de las tragedias de tu alma inquieta
Y esa tu locura de adorar a la luna
Es locura eterna de todo poeta
Y esa tu locura de adorar la luna
Es locura eterna de todo poeta…”
Lo cierto es que la luna influye en las mareas, y por ende algunos sabios, en la era temprana de la ciencia, pensaron que si el océano, tan vasto, podía ser alterado por su acción, cómo a los fluidos de nuestro organismo no le podría ocurrir lo mismo.
Quizás por eso de cierta forma se ha asociado a los mitos de vampiros, hombres lobo y zombis. La luna pasó de ser adoración de los enamorados y contemplación de los científicos a símbolo terrorífico.
Por eso la luna de hoy lanza su luminosidad sobre un mundo oscurecido por el miedo, la muerte y la incertidumbre, quizás con menos fuerza que antes. El hombre pudo posar sus plantas en ella, pero los inmensos avances tecnológicos no han ido a la par con el desarrollo de la sociedad humana, sino todo lo contrario. Por eso le seguimos teniendo miedo a la luna llena, que es la que vemos en esta fase lunar, porque llena siempre está.
Lunes de zapatero
Una de las frases que se me quedó grabada en mi infancia fue: “es lunes de zapatero”. Yo tenía dos tíos maternos zapateros, dos tíos abuelos zapateros y mi padre había también trabajado como tal, así que en la familia se sabía bien qué cosa era un zapatero, ya fuera remendón o fabricante de zapatos. Bigornia, costura, piel, suela, garrapata o bage, puntillas, martillo, contrafuerte, tacón, neolite, tapita, media suela, costura, chaveta, lezna, tenaza, escofina, manopla, mandil eran palabras que se usaban corrientemente en la era en que los zapatos se reparaban y los hechos a mano eran muy aceptados.
En un pequeño local junto al Canal del Cerro, en la calle Salvador, mis tíos tenían un taller de reparación y confección de calzado a la medida y gusto del cliente. Y tras ellos irse a vivir nuevamente a Bejucal, donde fueron por décadas los zapateros más reconocidos, en mi casa quedaron una máquina de coser y otras herramientas, por lo que al quedarse mi padre cesante a causa del golpe de estado de Batista en 1952, se dedicó a fabricar chancletas y venderla de forma ambulante, hasta en el tren de Hershey iba a Matanzas a venderlas.
Y la famosa frase del Lunes de zapatero, se refería a que a veces, porque la clientela no tenía otra opción a causa del trabajo, hacía que los zapateros tuvieran que trabajar hasta los domingos, día que además empleaban en limpiar y ordenar el área de trabajo, afilar y engrasar las herramientas y entonces se tomaban el lunes de descanso.
Algunos consideran este oficio pobre y que no trabajaban los lunes porque se emborrachaban o porque eran unos vagos, y nada más lejos de la verdad. Todos acudían al zapatero, un buen zapato, como eran todos de piel entonces, podía durar mucho más si lo llevaban al zapatero y la gente no tenía, como ahora, más pares de zapatos y ropa que la que necesitaban, como ahora que se vive en un derroche permanente y creciente.
El martes cuando reanudaban su labor, los zapateros tenían la chaveta bien afilada.
Pero el lunes no es la única fecha maldita, hay otras muy conocidas y más temidas.
Otros días malditos para entretenernos
Tanto el martes 13 para los latinos, como el viernes 13 para los americanos, franceses y portugueses, son consideradas fechas de mala suerte, con distintos orígenes, pero todos asociados a tragedias y sufrimiento.
Antes de entrar en el tema veamos algo relacionado con el número trece, sin duda tonterías sin fundamento alguno, pero al ser humano le gusta lo desconocido y en lugar de buscarle una explicación científica, algo que cuesta mucho trabajo, prefiere caer en el misticismo y la fantasía que se asimila más fácilmente pues no requiere de cuestionamientos ni respuestas.
Primeramente en la Biblia, en su capítulo 13, el Apocalipsis, corresponde al anticristo y a la bestia o diablo. De ahí deriva que sea un número que hay que evitar por su carácter maligno, y por ello Aerolíneas como, Air France, Iberia, United, Aeroméxico, Avianca, Ryanair, Alitalia y Lufthansa, por mencionar algunas, han optado por prescindir de estas filas de asientos para evitar el mal augurio del número 13. También muchas edificaciones de Estados Unidos, México, y otros países no tienen piso 13 ni aparecen en el elevador registrados, simplemente no existen. Esos pisos se renombran como 14M, o 12B. En realidad es solo una respuesta a un proceso supersticioso, pues de hecho existe físicamente, es igual que si nos saltamos una letra del abecedario o un número según su ordenamiento. En algunos países asiáticos llevan el tema más allá, pues aunque cuatro es un número relacionado con la muerte, no hay un solo edificio que tenga piso 4, ni tampoco el 13, pues su suma da 4.
Todo esto demuestra que las supersticiones son algo tan serio que provoca que la lógica se vea alterada por la debilidad de la mente humana.
Y a ello le podemos añadir, como también dijera Voltaire: “La civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó e hizo más cruel y bárbara, de ahí que en la medida en que la sociedad se desarrolla, crece una mayor maldad”. Y las supersticiones solo hacen que nos hagamos la vista gorda de esa triste realidad.
Martes 13 y Viernes 13 son lo mismo
Martes 13 (ni te cases, ni te embarques, ni de tu familia te apartes) está vinculado a mala suerte, aunque su origen podemos hallarlo en historias de terror, supersticiones y películas y sustentado en creencias religiosas y leyendas, no en basamento científico alguno. El martes está regido por Marte, el dios romano de la guerra, a su vez identificado con sangre, violencia y desastres.
Y mientras el 13 es considerado un símil de Judas, que traicionó a Jesucristo y sumado a los 12 apóstoles. En la Cábala judía, el 13 se relaciona con espíritus malignos, en el tarot o lectura de cartas el 13 es la carta de la muerte y para los egipcios en el ciclo de la vida, el 13 representa la muerte. El martes 13 de abril de 1204, (según el calendario gregoriano) durante la Cuarta Cruzada, cayó Constantinopla en mano de los otomanos.
Pero para los países anglosajones esa misma representación de días malditos, está asociada al viernes 13. Como el viernes fue el día en que crucificaron a Cristo, esa creencia religiosa se convirtió en una aversión a la fecha y representaba no hacer algo importante ese día porque saldría mal. La tradición sobre el viernes 13 se remonta a la época de los caballeros templarios, que fueron arrestados el viernes 13 de octubre de 1307, cuando fueron juzgados por un Tribunal de la Inquisición por herejía.
En la mitología nórdica, durante una cena entre los dioses, Loki, el dios maligno, fue el invitado número 13. El viernes 13 de agosto de 1521 supuso el final del Imperio azteca, después de que el conquistador Hernán Cortes conquistara a México.
En el siglo XVIII, un buque de la marina británica fue bautizado como Friday o Viernes para burlarse de la superstición asociada a ese día de la semana y hasta su capitán se apellidaba Friday. Partió un viernes y no se supo más de él. A partir de la última cena de Cristo y sus apóstoles, se consideró que reunir 13 personas era de mal agüero, lo que fue reforzado porque se decía que se necesitaban 13 brujas para hacer un aquelarre, pero la era Victoriana en el Reino Unido, con sus creencias y su moral retrógradas, reforzaron la mala fama que traían los viernes 13.
Y por supuesto, en nuestros tiempos la saga de películas tituladas Viernes 13, junto a su pariente de la saga Halloween, hicieron resaltar esta alucinación colectiva para que nos sintiéramos más aterrorizados aún cuando llegara un día considerado maldito como el viernes 13.
Pero a pesar de todos los argumentos de que el viernes, el día dedicado a la diosa Venus, voluble y caprichosa, para muchos es efectivamente un día diferente, el mejor día de la semana porque le sigue el descanso.
Algunas curiosidades relacionadas
Volvemos a Voltaire y su concepto de que el azar es algo sin sentido, y que nada puede existir sin una causa.
Sin embargo, para algunos todo en la vida es suerte. Yo soy de los que piensan que en primer lugar está la causalidad y en segundo la casualidad. Si luchamos por algo lo más probable es que lo logremos, aunque pueden existir casualidades que nos ayuden o nos perjudiquen, pero no todo se le puede dejar al azar, la suerte o la mala suerte es relativa y ella depende del nivel de creencia que tengamos en la misma.
Hay quien le otorga una carga emocional a una fecha o a un objeto o hecho específico, pero eso es actuar como si uno fuera una pluma en el viento. La suerte la llevamos dentro de nosotros mismos si luchamos lo suficiente y aprovechamos las oportunidades, que muchas veces valoramos inicialmente como algo negativo. Ninguna pata de conejo nos va a dar buena suerte y un ejemplo es el cuento que leí una vez y no he olvidado.
“Un campesino era muy pobre pero otros le envidiaban que tenía un caballo que le ayudaba con las tareas del campo. Un día el caballo se escapó y los vecinos le decían ¡Qué mala suerte!.
Al ir a ver si encontraba al caballo, el campesino regresó con varios caballos salvajes además del suyo, a lo que los vecinos le dijeron ¡Qué buena suerte!.
Al intentar domar uno de los caballos salvajes, el hijo del campesino se cayó y se fracturó una pierna y los vecinos se lamentaban diciendo ¡Qué mala suerte!. A los pocos días vinieron oficiales de reclutamiento para llevar a los jóvenes al ejército, pero el hijo del granjero fue desestimado por su pierna rota, por lo que los vecinos exclamaron ¡Qué buena suerte!.
Ante todos estos sucesos, el campesino siempre respondía con la misma expresión: ¡Buena suerte, mala suerte, quién sabe!. Y tenía toda la razón, todo es relativo, tanto lo que consideramos buena como mala suerte.”
No obstante lo gráfico de la moraleja del cuento, hay cosas que la tradición recomienda no hacer un martes 13 como es cortarse las uñas, porque si lo haces saldrán padrastros o algo peor, y tampoco es bueno pelarse ese día..
“Superstition” o Superstición es una canción de Stevie Wonder donde dice: “Un bebé de 13 meses rompió el espejo. Siete años de mala suerte, buenas cosas en tu pasado. Cuando crees en cosas que no puedes entender, entonces sufres. La superstición no es la forma de hacer las cosas”. Y es totalmente cierto, la superstición solo aporta sentimientos negativos.
Hechos ocurridos en días malditos
Mark Twain, el humorista por excelencia, cuenta que una vez fue invitado a una cena en la que sería el invitado número 13. A pesar de que su amigo era muy supersticioso y le advirtió que no fuera porque era un número de malos presagios, el escritor fue y a su regreso le contó al amigo: Tenías razón, fue mala suerte, solo tenían comida para 12 personas.
El 13 de diciembre de 1939, los llamados “incendios del Viernes Negro” comenzaron en Australia, duraron hasta el 20 de enero y dejaron 71 personas muertas, mil heridos y más de tres mil sin hogar, siendo uno de los mayores incendios forestales de la historia
El conocido accidente del vuelo 517 de la Fuerza Aérea Uruguaya que cayó en los Andes y que transportaba un equipo de fútbol de ese país, ocurrió el viernes 13 de octubre de 1972. Los accidentados, rescatados dos meses después, sobrevivieron comiendo carne humana. El accidente ocurrió por un error del piloto y no por mala suerte.
Y el viernes 13 de enero de 2012, el crucero Costa Concordia se quedó varado en la isla de Giglio, Italia, y murieron al menos 32 personas por negligencia de su capitán. El día de su botadura, la típica botella con la que se debe romper el casco del barco, no se rompió, por lo que algunos dicen que la mala suerte acompañaba al Costa Concordia desde un inicio, pero no se manifestó hasta ocho años después y después de haber recorrido los mares todo ese tiempo. Y al final el naufragio del buque de mayor tonelaje de la historia fue resultante de la negligencia de su capitán y no de mala suerte.
Pero para remachar lo que trae consigo la superstición, esto es nada comparado con los decenas de miles de hechos catastróficos ocurridos a lo largo de la historia, por lo que podrían haber sucedido cualquier otro día.
Famosos nacidos viernes 13 o martes 13
Christopher Plummer, Steve Buscemi, Alfred Hitchcock, son algunos de los nacidos en un día fatídico como este y seguramente habrá millones que no sabemos quiénes son, pero al menos veamos algunas pinceladas sobre estos.
Alfred Hitchcock, uno de los más influyentes directores, productores y guionistas de cine con más de medio siglo de exitosa carrera y murió a los ochenta años. En tanto, se dice que los niños nacidos en estas fechas serán desgraciados, tendrán una vida corta y su ideal será la guerra. Ni Plummer, ni Buscemi ni Hitchcock fueron guerreros, todo lo contrario y Plummer murió recientemente a los 91 años, Buscemi con 63, está en su plenitud y Hitchcock ya vimos murió a los ochenta tras una fructífera vida.
Pero para rematar y desgraciar mi teoría, apareció Fidel Castro, que nació el viernes 13 de agosto de 1926. Voy a dejarlo ahí porque si algo aprendí de chiquito es que la excepción de la regla es una forma de confirmarla y no hay otro ejemplo más preciso.
Otros inventos con el calendario.
El hombre siempre está inventando y en esta epoca de consumismo extremo surgieron algunas fechas destinadas a levantar las ventas y llevar los números de rojos a negros. Entre ellas están el Black Friday y el Cyber Monday.
Black Friday
“Black Friday” o Viernes Negro, surgió como una forma de incentivar las ventas con supuestas grandes rebajar el último viernes de noviembre, el día posterior a la celebración de Thanksgiving y que con el tiempo se ha alargado a todo el fin de semana y hasta se ha extendido más. De Estados Unidos se ha extendido a otros países y en particular en México se conoce como el Buen Fin.
Se dice que hay grandes rebajas y facilidades para las compras de navidad, y hasta se han vuelto aglomeraciones peores que las colas en Cuba. Pero en mi percepción personal, al menos en México vi como un artículo, que se había comprado en un precio dado, éste le era aumentado y en el momento en que llegaba el Buen Fin era nuevamente llevado a su valor original, para que pareciera que estaba rebajado, todo un truco porque detrás de ello no había ninguna oferta especial. No puedo dar fe de Estados Unidos, pero esa fecha me recuerda tanto a Cuba con sus matazones y peleas que ni quiero saber del tema.
Y como el comercio electrónico sigue imponiéndose, surgió el Cyber Monday o Lunes cibernético, la compra en línea el siguiente lunes a Thanksgiving o Día de Acción de Gracias. El Ciber Lunes probablemente tenga más éxito que el Black Friday que para mi que ya consumió su frescura, aunque igual que en política y en religión, abundan los que se lo creen todo y asumen como realidad las mayores mentiras de tanto repetirlas.
El verdadero Lunes
El lunes verdaderamente no es un día para amarlo. Los lunes se producen las mayores congestiones de tráfico, es el día que todo el mundo ha esperado para ir al médico, aunque algunos pensando esto van el martes y se encuentran con todos los que pensaron igual que él, el día que la gente va al banco o a cualquier gestión de cualquier tipo porque estuvieron preparándose y pensando en ello todo el fin de semana y a todo esto le podemos sumar que es precisamente el día en que todos tienen menos ganas de trabajar.
Y otra cosa interesante, y que no tiene nada que ver con el azar, para los que crean en él.
Los lunes y los infartos según el American Heart Journal
Un estudio del American Heart Journal, llegó a la conclusión de que a principios de mes, a principio de semana (los lunes) y en las primeras horas de cada día la gente está más afectada por el estrés. Todos los que llegan a ver al médico con opresión en el pecho, aseguran que han estado en situaciones estresantes los últimos días u horas antes del episodio. A esto se le pueden sumar momentos excepcionales como la actual pandemia de Covid-19, eventos políticos o deportivos o circunstancias familiares, todas las cuales generan inestabilidad emocional y aumento de las afecciones cardiovasculares.
Este estudio se basa en que a comienzos de mes está presente el pago de las facturas a las que hay que hacerle frente, que por las mañanas hay que levantarse más aceleradamente para llegar a tiempo al trabajo y es cuando se producen tardanzas por aglomeraciones en el transporte. A ello se le suma un componente importante del lunes, cuando se ha dejado atrás la relajación del fin de semana, donde hemos disfrutado probablemente de excesos en comidas y bebidas, lo que hace que arrastramos ese abuso con mayor fuerza..
Por eso no nos gustan los lunes, porque regresamos a las actividades de rutina, tenemos que asimilar con más vigor las presiones del trabajo y de la vida moderna, lo que hizo que el estudio concluyera con que el día donde se producen más infartos son los lunes, mientras que el sábado es cuando menos casos se manifiestan. El lunes no solo es el día más rechazado, sino también el de mayor riesgo para el corazón.
Pese a todo ello, al final cualquier día puede ser tu día de suerte, inclusive un lunes. Y aunque no todos los días son soleados, hay veces que los rayos de sol tienes que crearlos tú mismo.
Por si fuera poco, Georges Simenon, con su personaje del comisario Maigret, nos explica que, según dicen en el Quai des Orfèvres, la dirección de la Policía Judicial de París, los lunes no suelen ocurrir asesinatos.
Y los religiosos, o más bien los cristianos, que aseguran que Dios creó al mundo y todo lo que en él existe en siete días, aseveran que Dios dijo que el lunes no le quedó muy bien, pero fue a causa de ser el primer día que fabricó. Si eso fuera cierto, yo voy a dar mi opinión: no le quedó bien ninguno.
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