Échale guindas al pavo
…Échale guindas al pavo
Que yo le echaré a la pava
Azúcar, canela y clavo,
Que yo le echaré a la pava
Azúcar, canela y clavo…
“Échale guindas al pavo” es una canción gitana creada en Málaga a tres manos por Ramón Perelló y Ródenas, Juan Mostazo y Sixto Cantabrana, inicialmente popularizada por Imperio Argentina en la película “Morena Clara” de 1936 y más tarde por Lola Flores en una nueva version del filme casi veinte años después. Y como dentro de muy pocos días, el 16 de mayo, se cumplen 27 años de la muerte de esta gran artista, desconocida para la mayoría de los cubanos hoy en día, vale la pena abundar un poco este simpático dicho español y recordar a la jerezana conocida como “La Faraona”.
Cuando escuchamos ese dicho, ya bastante en desuso al menos en Cuba, al menos a mí, que no creo ni en mi sombra, parece que me posee el espíritu de Lola Flores y me vienen a la mente su estilo y su fuerza de interpretación junto con el origen de la expresión de “echarle guindas al pavo”.
La canción está relacionada literalmente con dos gitanos que tenían una cría de aves de corral, y como la costumbre de nochebuena en Andalucía es comer pavo, al que se le añade azúcar, canela y clavo. Los gitanos preparan un pavo y una pava para el festín y mientras al pavo macho lo rellenan de guindas (cerezas o cherrys), la pava es sazonada con azúcar, canela y clavo, mientras los guardias civiles reclaman su parte en la comida, aspirando a compartir el banquete y no solo las alitas.
El pavo en muchos países se come asado en Navidad y en otras fiestas, como por ejemplo en Thanksgiving en Estados Unidos y en fin de año en Cuba, con el guanajo en fricasé, en España existe una expresión que dice: “Échale guindas al pavo”, que significa asombro por la realización de algo que es complicado lograr.
Aunque las expresión ya no se emplea mucho, todos la conocemos por la popular canción y se usa para expresar admiración ante la facilidad con que alguien hace algo difícil y que lo hace digno de alabar.
De ello se han derivado otras expresiones en el mundo hispano, como son “echarle huevos”, que significa enfrentar cualquier adversidad con valentía y luchar por vencerla.
“Echarle flores” a alguien representa expresarse muy positivamente de una persona.
“Echarse a perder” es cuando un alimento se deteriora o cuando alguien se desvía hacia un camino torcido que puede llevarle a una mala vida, la cárcel o la muerte.
“Echarse atrás” es cuando alguien se arrepiente de lo que dijo, no cumple un trato o promesa.
“Echar una mano” es ayudar a alguien en cualquier sentido, auxiliar, socorrer
“Echar de menos”: la mejor explicación la tenemos en la canción de José José
…Me vas a echar de menos
Cuando veas la lluvia y no esté junto a ti
Y buscarás mi mano, para apretarla fuerte
Y vas a maldecir
Me vas a echar de menos
Cuando te sientas sola en brazos de otro amor
Y sepas que aún existo
Y que vivo mi vida o, a lo mejor, ya no
Y me estarás llamando cada veinte de abril
Y dirán que no hay nadie, que estoy lejos de aquí
Y te pondrás muy triste pensando en lo que hiciste
Y no podrás fingir
Me vas a echar de menos
Cuando tu suerte cambie y algo te salga mal
Y no me tengas cerca, para decirte: “calma
Todo se arreglará”
Me vas a echar de menos
Cuando llegue la noche y te acuerdes de mí
Y llorarás de rabia de pensar que fui tuyo
Y tanto que lo fui…
“Echar un vistazo” es dar una ojeada, revisar por encima sin mucho detenimiento.
“Echar la culpa” es una expresión muy propia de los políticos, en particular los comunistas y los populitas y otras personalidades cuya principal divisa es quitarse las culpas de encima y engañar reiteradamente.
“Echar en cara” es reprochar, aunque se haya empleado mil veces como forma de atenuar la graveda de cualquier hecho y que se puede relacionar con echar la culpa a otro.
“Echarle ganas” es una expresión que se usa mucho en México y su significado es variable. Puede ser útil para darle ánimo a alguien en un trance difícil, para estimularlo, que no pierda la esperanza y siga adelante o para que alguien alcance una meta u objetivo que se ha trazado. En resumen “Échale ganas” se puede identificar como “tú puedes” y un ejemplo muy claro podría ser el caso de un deportista que compite y pierde. No perdió por falta de ganas, sino por falta de preparación, insuficiente entrenamiento o adecuado estado de salud física y mental, lo que nos da la medida de que no es solo el esforzarse y la persistencia suficiente para lograr exito. Desafortunadamente ni en México, ni en Cuba, ni en casi ningún país latinoamericano “echarle ganas” no es suficiente para mejorar, ya que su origen define su destino, de ahí que solo le echen ganas al hecho de lograr irse a vivir a los Estados Unidos, donde “echarle ganas” sí tiene significado.
De todas maneras, echarle ganas es algo positivo que inspira a alcanzar una meta, o de reconocer un momento de dolor o angustia para el cual es mejor enfrentarlo que evadirlo. En resumen, hay que recordar la frase de Billie Jean King, campeona mundial de tennis: “Los campeones siguen jugando hasta que lo hacen bien”, o la de Walt Disney: “Es muy divertido lograr lo imposible”.
Pero lo significativo es que nos asombramos con la facilidad con que otro resolvió un problema difícil o venció una meta casi imposible y ante ello decimos: ¡se la comió!, ¡qué bárbaro! u otras, pero ya casi nadie dice ¡échale guindas al pavo!, aunque los mas viejos, cuando conocemos con la impunidad con que los políticos se roban los fondos públicos y toman medidas que afectan a los más desvalidos para favorecer a los más ricos, ante tanta facilidad y exención decimos “¡échale guindas al pavo!
La Tarasca
Pero la expresión original era “Échale guindas a la Tarasca, y verás cómo las masca”, algo muy complejo de entender para el que no conozca las antiguas antiguas procesiones del Corpus de Madrid, Valencia, Toledo, Granada, Barcelona, Galicia y otras ciudades durante las fiestas del Corpus Christi, el carnaval de febrero y otros festivales.
La Tarasca es una criatura mitológica relacionada con la leyenda de Santa Marta, un dragón parecido a un buey, con un caparazón de tortuga, terminado en una cola con aguijón y con cabeza de león y cuyo nombre viene de la localidad de Tarascón en la Provenza francesa (me trae a la mente a Tartarín de Tarascón, esa maravilla literaria escrita por Alphonse Daudet).
En su versión más popular La Tarasca era una especie de monstruo de cartón con forma de dragón o serpiente cuyo cuello se podía mover, algo parecido a los dragones chinos de los desfiles del Año Nuevo Lunar, pero mucho más burdo y en cuyo interior iban los portadores que lo hacían moverse y que hacían que la boca del monstruo se abriera y cerrara para tragarse todo lo que le echaran.
Tradicionalmente su plato favorito eran las boinas de los campesinos que miraban asombrados al monstruo y a los que le arrebataban como forma de diversión la boina o el sombrero que llevaban de un bocado. Mientras tanto, los niños le echaban por la boca a la Tarasca cerezas o guindas, lo que comían avidamente los portadores y encima de la Tarasca iba un maniquí de mujer representando a Ana Bolena vestida por los mejores sastres y que implantaban la moda de primavera
El pavo de América
Si fuéramos a traducir la frase, sonaría algo así como “échale cerezas al guanajo” en Cuba, o “échale cerezas al guajolote” en Mexico.
El pavo americano proviene de una especie salvaje abundante en América del Norte, que los mexicas domesticaron y llamaron “guajolote”, aunque existía otra especie, el pavo ocelado, muy común en América Central, que fue el primero de los descubiertos por los españoles y que Colón llevó a su regreso a España. Los colonizadores crearon granjas de cría de pavos en Cuba y La Española y de ello surgió la orden de que cada buque que regresara a la penísula, lo hiciera con diez pavos, la mitad machos y la otra mitad hembras para lograr su proliferación.
Los grandes y rollizos guajolotes le quitaron el puesto a los capones, los pavos reales y otras aves, convirtiéndolos en el manjar preferido de los ricos y las cortes.
Los habitantes autóctonos del actual México lo consideraban un manjar divino relacionado con Chalchiuhtotolin, el dios de las enfermedades y las plagas, por lo que sacrificar un guajolote al dios Chalchiuhtotolin lo convertía en alimento divino, algo que sustenta no sólo el cuerpo, también el espíritu también el alma, por lo era algo habitual en la mesa de los nobles y su cría y consumo sobrevivió a la conquista y su explotación se hizo universal.
Las guindas
Ya vimos que lo más aceptado como origen de la expresión “échale guindas al pavo” es que viene de la procesión del Corpus Christi, pero otros dicen que viene de la costumbre de la cría de gallinas y pavos alimentándolos con numerosas guindas, adicionales a sus alimetos de semillas, insectos, otros frutos silvestres y como decimos en Cuba “de lo que pica el pollo”, es decir, todo lo que se encuentren en el suelo. Pero se afirma que las deliciosas guindas ayudan a hacerlos engordar y crecer espectacularmente.
Como expliqué anteriormente, en Cuba el pavo o guanajo se comía mayormente en fricasé y picado en piezas, y algunas veces relleno (“Ay qué bueno, que bueno, un guanajo relleno…”), mientras que en Estados Unidos es el plato estrella de la celebración del día de Acción de Gracias o Thanksgiving, pero en España, aunque se cocina muchas veces en piezas y con salsas propias de la cocina regional, lo más tradicional, que se remonta al siglo de Oro, la época comprendida entre 1492 y 1659, fue donde se impuso, a partir de los cocineros de la Corte, la receta de pavo bañado en vino tinto y jugo de granadas y condimentado con azúcar, canela y clavos.
De ahí la letra de la canción:
“Huyendo de los civiles,
Un gitano del perchel,
Sin cálculo y sin combina,
¡Que dónde vino a caer!
En un corral de gallinas,
¿Y qué es lo que allí encontró?,
Pues una pavita fina
Que a un pavo le hacía el amor
Saltó la tapia el gitano,
Con muchísimo talento
Y cuando se vino a dar cuenta,
Con un saco estaba dentro
A los dos los cogió,
Con los dos se najó,
Y el gitano a su gitana
De esta manera le hablo:
Échale guindas al pavo,
Échale guindas al pavo
Que yo le echaré a la pava
Azúcar, canela y clavo,
Que yo le echaré a la pava
Azúcar, canela y clavo
Estaba ya el pavo asao,
La pava en el asador
Y llamaron a la puerta,
Verá usted lo que pasó:
Entró un civil con bigote,
¡Ozú, qué miedo, chavo!,
Se echó el fusil a la cara
Y de esta manera habló:
A ver dónde está ese pavo,
A ver dónde está esa pava,
Porque tiene mucha guasa
Que yo no pruebe ni un ala
Con los dos se sentó,
Con los dos trajéelo
Y el gitano a la gitana
De esta manera le habló:
Échale guindas al pavo,
Échale guindas al pavo
Que yo le echaré a la pava
Azúcar, canela y clavo,
Que yo le echaré a la pava
Azúcar, canela y clavo…”
Lola Flores: un ícono español del siglo XX
Yo creo que al final he escrito este artículo no solo para recordar este dicho español de plena vigencia cuanto a lo que representa, sino también para rememorar a esa gran artista que hoy es casi una desconocida y que fue uno de los mas grandes íconos de la cultura española y mundial del siglo XX: Lola Flores.
La Zarzamora, Ay Pena, Penita, Pena…, El Lerelé, Con el Dorrefá. Bulerías del Corregidor, A tu vera, Siete Puñales, Salero, Limosna de amores, Dolores, ay mi dolores, Al verde limón, Tanto tienes, tanto vales, La Guapa de Cádiz y muchos otros son canciones que los de mi generación no olvidan.
La Faraona no solo fue una cantaora y bailaora, sino también un genio del folklore español, el cual defendió y divulgó de forma tal que lo llevó a todo el mundo gracias a su innato talento lo que lo llevó a convertirse en una de las más grandes artistas del siglo XX, una espectacular y única personalidad que no solo cantaba con particular maestría, sino que dramatizaba sus interpretaciones de tal manera que los espectadores se quedaban asombrados ante tal capacidad histriónica. Fue una recitadora talentosa, de forma tal que se afirma que nadie ha declamado los versos de García Lorca como ella.
Su baile no era académico, sino que interpretaba la música y sobre el escenario hacía salir lo mejor de la cultura gitana y flamenca de forma verdaderamente auténtica.
Cuentan los que la vieron actuar en vivo en más de una oportunidad, que cada noche era distinta en el mismo espectáculo, y en todos los casos sorprendía y llenaba completamente el escenario con su arte, era un verdadero volcán de talento, un huracán de energía y una maestría e inspiración inigualable.
Lola Flores siempre fue temperamental, desde cuando en la taberna de sus padres, cañí él y gitana ella, comenzó a taconear sobre el mostrador y a los diez años se hizo famosa como niña cantautora en las tabernas de Jerez, hasta que en 1940 pasó a Madrid y al estrellato.
Así triunfó en América, en particular en México y en Estados Unidos, y en Cuba ni se diga. Una propaganda de su actuación en el Madison Square Garden de New York decía: “No canta, no baila…. no se la pierda”.
El estilo de Lola Flores fue único, creó tendencias con sus excesos y sobre todo puso de moda el folclore español y la cultura gitana en todo el mundo
Lola en Cuba
Y La Faraona, estuvo en Cuba en tres ocasiones. Mis suegros siempre hablaban de que no se perdieron sus presentaciones, y quedaron muy impresionados por haberla visto actuar en vivo, donde destacaba su encanto y u excelencia. En 1952 actuó en los teatros Payret y América, a lleno completo y en 1956 estuvo en La Habana en dos ocasiones en las que se presentó en el cabaret Montmartre.
Ella había dicho: “si me pierdo, que me busquen en La Habana. Adoro esta ciudad porque me siento en ella como en Sevilla…y porque me pagan mi cariño con la misma monea”.
Ya de Lola solo quedan sus grabaciones, sus películas y sus numerosas imitadoras, pero nos dejó dos joyas: sus hijas Lolita y Rosario, en las que queda todavía algo del efluvio de aquella mujer maravillosa.
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