Yenyere Gumá la buena noche

Yenyere Gumá la buena noche

Ya que hablamos de Celia Cruz, la Sonora Matancera y la popular canción de música afrocubana “Burundanga”, vale la pena recordar otra no menos famosa y de la autoría de uno de los más destacados músicos cubanos: Cachao.

No solo el haber publicado el artículo sobre “Burundanga” me lo trajo a la memoria, sino también al escuchar a Carlos Santana, el gran guitarrista, interpretando “Havana Moon”, donde al inicio y al final se muestran compases de “Yenyere Gumá”.

Por supuesto que al que no conozca la influencia de las voces africanas en la cultura cubana, en particular en la música, le puede parecer primitiva o muy extraña esta combinación fonética, pero era de uso común entre los ñáñigos como un saludo o despedida entre los miembros de esa secta o juego. Es decir que “Yenyere Gumá las buenas noches” tuvo un origen práctico relacionado con las tradiciones afrocubanas, una expresión muy corriente en ese ambiente y para nada producto de la imaginación.

A pesar de que al interpretarla suena como “yenyere gumá” (yenyere sin acento), se le conoce como “Yényere Gumá”.

Otras fuentes mencionan que en Puerto Rico hay una canción que aborda el mismo término pero con otra connotación, como es: “Yenyere, que bueno usted toca la bomba, d’se ritmo la clave la tiene usted”. Pero esto parece una combinación de lo ya creado anteriormente con la canción de Cachao y la de Benny Moré con “Castellanos que bueno toca usted”.

Pero hay un personaje que proviene de una familia de tradición musical muy fuerte, casi cuarenta de ellos se han dedicado muy exitosamente a la música, que fue el autor de esta canción: Israel López, más conocido por Cachao.

Cachao

Israel López, nacido en La Habana en 1918 y fallecido en Miami en 2008, es una leyenda de la música cubana, no solo por ser uno de los bajistas más reconocidos mundialmente, sino por su autoría de números musicales y ser el creador del mambo y el jazz afrocubano.

No es que ganara dos premios Grammy en 1995 por “Master Sessions Volumen 1” y en 2005 por su álbum “¡Ahora Sí!”. un Grammy Latino en 2003 por el Mejor Álbum Tropical Tradicional Latina junto con Bebo Valdés y Patato con “El Arte Del Sabor”, posea una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood (al final algunos mediocres han logrado esto también), así como un título de Doctor Honoris Causa del Berklee College of Music, la Universidad Privada de Boston, sino porque su aporte a la música, incluyendo la descarga (improvisaciones en vivo), lo han llevado a ser considerado no solamente uno de los imprescindibles de la música cubana, sino mundial.

La familia Valdés

Cachao proviene de una familia de músicos, donde al menos 35 de ellos tocaban el contrabajo. Enumerando a unos pocos nos daremos cuenta de que de casta le viene al galgo.

Oscar Valdés (Maño) gran percusionista, multiinstrumentista y compositor; Alfredito Valdés miembro del Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, fundador y voz líder; Vicentico Valdés, uno de los más grandes boleristas cubanos; Bebo Valdés, uno de los más destacados directores, arreglistas, compositores y pianistas cubanos; Oscar Valdés, “El viejo”, excelente percusionista; Oscar Valdes (hijo) gran percusionista y cultivador de la música afrocubana en la Orquesta Cubana de Música Moderna y en el grupo Irakere como vocalista y percusionista y en otros grupos jazzistas; Alfredo (Pupo) Valdés Jr., pianista y productor de conjuntos tales como la Orquesta de Benny Moré, el conjunto de Arsenio Rodríguez, y fuera de Cuba con Tito Puente, Rey Barrero y Machito & the Afro Cubans, un momento recordado es cuando fue invitado especial del violinista Federico Britos en su álbum de danzones “Elegante”, y ser el autor de números que se han convertido en clásicos como “Se te cayó el tabaco”, que llegó a la fama con Benny Moré y “Oye como va”, el gran éxito de Santana; Chucho Valdés, uno de los más grandes pianistas cubanos de jazz; Marcelino Valdés, cantante; Lazaro Valdés, pianista de la Banda Gigante de Benny More; Lazarito Valdés Jr. director musical, pianista, compositor y productor; Rolando Valdés, percusionista; Bernardo Valdés-García, baterista, Orlando “Cachaíto” López se convirtió en uno de los pilares del famoso Buena Vista Social Club,
y otros y no sé si Guillermo García Valdés, músico y tumbador de la emblemática Orquesta Aragón, conocido como Guillermito Cabecita, tendrá parentesco con ellos.

Cachao el músico

Comenzó a aprender a tocar distintos instrumentos, hasta que se decidió por el contrabajo, el que aprendió con su hermano, Orestes López, que dominaba varios. A los trece años de edad, en 1931, ingresó a la Orquesta Filarmónica de La Habana, donde tocaban su padre y su hermano mayor y en la que permaneció por tres décadas. Antes había sido integrante de la Orquesta de Marcelino González, donde todos eran adolescentes o niños, el Conjunto Casino con Roberto Faz, la orquesta de Bola de Nieve que daba fondo musical a las películas silentes, las Orquesta de Arcaño y sus Maravillas, esta última donde trabajó doce años, hasta 1949 y más tarde con Fajardo y sus Estrellas.

Inauguró el cabaret del Hotel Habana Riviera, en 1957 donde estuvo cinco años, hasta su partida de Cuba.

El mambo y el jazz latino

Junto con su hermano Orestes López, compuso más de tres mil canciones y fueron de los más influyentes en la música cubana en las décadas de 1930, 1940 y 1950, sobre todo por haber creado un nuevo ritmo, modificando el estilo del danzón, de lo que surgió el mambo, que llenó toda una época mundialmente.

Ambos hermanos, Orestes y Cachao, son considerados los creadores del mambo introduciendo ritmos africanos en el danzón, al que le dio más fuerza, lo que dio origen a la pieza “Mambo”. Hasta ese momento el danzón, ya modificado durante su estancia en Arcaño y sus Maravillas, sentó las pautas en la manera de tocarlo, ya que el tradicional tenía una introducción donde predominaba la flauta, seguido de una parte románticas donde entraban los violines y ese momento se aprovechaba sobre todo para enamorarse, pero al introducir un ritmo más rápido, que hubo que reducir su ritmo y todo el mundo comenzó a bailarlo.

Damaso Perez Prado modificó y arregló la fórmula del mambo original, lo que hizo al nuevo ritmo bailable y famoso universalmente y por eso muchos piensan que fue el inventor del mambo, realmente fue el Rey del Mambo, pero el ritmo no lo creó él.

Mientras tanto, ante la asimilación de las jazz band cubanas de la música afrocubana, Cachao aportó también a esa fusión con sus descargas y sus composiciones, una variante que mantiene vigencia muchas décadas después.

La descarga

En 1957 creó lo que se ha dado a llamar como “descarga”. Si vamos a su concepto, descarga es el acto y consecuencia de descargar y se puede considerar como aliviar o eliminar una carga, ya sea librarse del mal humor, del estrés, el nerviosismo, disparar un arma de fuego y hasta su acepción más moderna, transferir datos digitales. Todos sabemos lo que significa descargar una película, una foto, un número musical, un videojuego, un texto o un libro hacia un dispositivo electrónico, pero la descarga creada por Cachao es otra cosa.

La interpretación musical consiste en ejecutar en un instrumento o varios, obras musicales, conjugando el dominio técnico con la comprensión de la obra y el dominio de las técnicas de forma precisa de acuerdo con la obra. Cachao revolucionó ese concepto, dando rienda suelta a la improvisación de cada ejecutante, de forma artística y acorde con la melodía, pero con plena libertad de improvisación de cada solista. Se dice que surgió cundo en horas de la madrugada, después de haber trabajado en los cabarés o night clubs donde tocaban, dígase el Capri, el Riviera o el Nacional, se reunían varios músicos, en particular Cachao en el contrabajo, Richard Egües en la flauta, Generoso Jiménez en el trombón, Orestes López en el piano, Guillermo Barreto en la batería, Gustavo Tamayo en el güiro, Tata Güines en la tumbadora y Alejandro “el Negro” Vivar en la trompeta, todos estrellas, los que dieron comienzo a este nuevo estilo donde se acostumbró a grabar hasta media mañana.

La intención era hacer variaciones sobre la música que más les gustaba y dar rienda suelta a la imaginación. No esperaban otra cosa sino divertirse y sin embargo, tuvo mucha aceptación, sobre todo entre los musicólogos y conocedores, aunque no tuvo mucha aceptación comercial.,

Cachao puede que no haya sido el primero en desarrollar las descargas, pero sí el mayor impulsor y el más reconocido, sobre todo con su disco “Cuban Jam Sessions in Miniature” grabado en 1957 en la disquera Panart y en la que destaca de su autoría la composición “Descarga Cubana”. A ello le siguieron otras grabaciones de descarga en Radio Progreso donde también participaría Chico O’Farrill y otros.

La descarga tuvo gran influencia y después sería ampliamente empleado por virtuosos como el pianista Frank Emilio y otros, cuyas descargas fueron famosas, de las cuales recuerdo la participación del violinista uruguayo Federico Britos.

Yenyere Gumá: la canción

Cuenta Cachao en una entrevista, menciona que entre su hermano y él compusieron alrededor de tres mil danzones, mil quinientos cada uno, a razón de 28 por semana, que era la demanda de Arcaño y sus Maravillas. En esos tiempos fumaba cinco cajetillas de cigarros diarios mientras componía y tenía la costumbre de ponerse el lápiz en la boca y el cigarro en la oreja, ante lo que su hermano le decía que un día se iba a equivocar y quemar la boca.

Normalmente componía sin ningún instrumento, entonces había que tener la melodía en la mente porque no había grabadoras, por lo que había que registrarla rápidamente pues la inspiración podía irse y no regresar. Pero normalmente componía con el contrabajo o el piano. Y eso me trae a la memoria a un compositor tan prolífico y excelente como José Alfredo Jiménez, que al no saber música, tenía que llamar por teléfono a un arreglista y tararear la melodía antes que se le fuera de la mente, y así desarrolló una carrera impresionante.

Hizo excelentes arreglos de temas de Chopin, Mozart, Tschaikovski y Gershwin adaptándolos a los ritmos cubanos, así como crear danzones para los clubes de la sociedad cubana, algo en lo que también fue exitoso Enrique Jorrín, y además adaptó melodías populares norteamericanas y varió la composición rítmica del danzón dando lugar al mambo y otros ritmos derivados de él como el cha cha chá.

Al irse a Estados Unidos se hicieron famosas sus composiciones: “Chanchullo” y el arreglo estilo rock de “Oye como va” interpretada por Carlos Santana, así como “El Guapachoso”, “El tiburón”, “Bailalo si puedes”, “Lluvia, viento y caña”, “El timbalero travieso”, creó música para películas y videojuegos, pero lo había precedido el éxito de “Yenyere Gumá”.

“Yenyere Gumá” tiene todo su peso en el coro más que en la percusión, comienza con una voz solitaria a la que poco a poco se le van sumando otras voces hasta completar un coro potente que convierte el saludo de buenas noches en una celebración y un impresionante ritual, para después ir haciendo “fade” o irse bajando el tono hasta desaparecer. Todo un espectáculo coral, tal es así que en muchas escuelas de música del mundo esta canción está dentro de las principales piezas de Dirección Coral y Técnica Vocal como de las principales del repertorio que se deben dominar junto a clásicos como “Las mañanitas”, “Cisne Blanco”, “La Pastora”, “Guajira Clásica”, “Como mi ritmo no hay dos” y otras.

La leyenda

Ya Cachao era un músico muy reconocido en nuestro país y se sabía que era el creador del mambo, un ritmo que hizo furor internacionalmente, y el impulsor de la descarga como expresión del jazz cubano, pero su salida de Cuba fue el detonante para que el bajista se convirtiera en leyenda.

Salió de Cuba en 1962 hacia España, donde vivió dos años y trabajó con la Orquesta de Ernesto Duarte hasta que se asentó en Estados Unidos, donde vivió en New York, Las Vegas y finalmente en Miami.

En Estados Unidos tocó con Tito Puente, Tito Rodríguez, acompañó durante dos años a Libertad Lamarque con sus conciertos de tango, con Miguel Aceves Mejía con su mariachi, con las orquestas de Charlie y Eddie Palmieri, con Johnny Pacheo, Tito Quijano. Compartió funciones con Celia Cruz, Generoso Jiménez, Gloria Estefan y la española María Dolores Pradera.

Interpretó toda clase de música, incluyendo la griega, considerada muy compleja de ejecutar pues se basa en compases de 10×8, que no los entiende nadie salvo los griegos, según entendidos. Después trabajó nueve años en Las Vegas hasta que se asentó en Miami para sentirse más cerca de sus raíces.

Sus conciertos y giras por todo el mundo, convocaban multitudes, su virtuosismo estaba acompañado por su extensa carrera, su virtuosismo y la experiencia de haber tocado en más de 250 orquestas.

Cachao es una leyenda de la música cubana con su magistral manejo del contrabajo, siendo una de las principales figuras del jazz latino, un maestro de las improvisaciones en vivo y un incansable compositor.

Andy García

El gran actor cubano, nuestra máxima representación en Hollywood, menciona que cuando estaba en la filmación de El Padrino, supo que Cachao daba un concierto en San Francisco y fue a verlo para decirle cuánto admiraba su música. Lo que no sabía Andy es que Cachao y su padre se conocían y Cachao tampoco sabía que Andy era el hijo de René García, su gran amigo desde los años cuarenta..

Es así que Cachao, viviendo en Miami en un semirretiro, vuelve a la vida y sale del olvido cuando Andy filma el documental “Como su ritmo no hay dos”.
Juntos recuerdan los comienzos del mambo y su derivación en Cha cha chá, de cómo Jorrín y la Orquesta América se dedican a conquistar México, dejándole el terreno a un rival imposible de batir: la Orquesta Aragón, que además contaba con su amigo, gran compositor e inigualable flautista, Richard Egües, del cual recuerda que le grabó un número de su autoría llamado “Sorpresa de Flauta”.

Federico Britos

Federico Britos, el violinista uruguayo sobre el que próximamente escribiré, tiene una frase contundente: “Existe un antes y un después de Cachao”.

Britos dice que conoce a Cachao en La Habana, antes de que él saliera de Cuba para España, años después se encuentran en Nueva York y después fueron vecinos en el mismo conjunto residencial de Fontainebleau Boulevard en Miami, donde también vivió mi hijo al llegar a esta ciudad.

Habla de Cachao en términos concluyentes como todo un caballero, simpático, amable y educado, como alguien que siempre está haciendo chistes y anécdotas y compartió con Britos el haber sido ambos músicos de una orquesta sinfónica.

Cachao siempre estaba contento, simple con una sonrisa en el rostro, no hablaba mal de nadie y era del tipo de persona que evade el protagonismo, porque tenía una máxima: al mejor cantante del mundo lo ponen a cantar solo y no es nadie, por eso le daba mucho crédito a sus compañeros.

Britos asegura que Cachao marcó un antes y un después en el contrabajo, imponiendo un estilo para tocar los tumbaos.

Pero el tiempo que compartían hablaban muy poco de música, aunque la música clásica era un tema apasionante para ambos, y sobre la que debatían, conversaban más de grandes escritores cubanos, de los jugadores cubanos en Grandes Ligas, así como los boxeadores cubanos.

Y también era objeto de conversación las costumbres de otros pueblos, sacando a colación a cada rato que en Cuba era muy común comer tasajo uruguayo, a lo que Britos respondía que conoció el tasajo con boniato en la Bodeguita del Medio en La Habana y el Bisté Uruguayo, tal como conocemos los cubanos, también en la Isla.

Pero Federico y Cachao tocaron muchas veces juntos y eso va a quedar para la historia musical.

¿De dónde sale el nombre de Cachao?

Y ya que hemos hablado tanto de Cachao: ¿de dónde sale ese nombre y qué representa?.

Cachao y sus hermanos comparten una historia singular: todos nacieron y se criaron en la calle Paula 102 en el barrio de Belén, Habana Vieja. Los cubanos conocemos esa dirección, la aprendemos desde niños pues allí nació el apóstol de nuestra independencia, José Martí

Y el 28 de enero, fecha del natalicio de Martí, ocurría allí una peregrinación. Iban todos los alumnos y profesores de escuelas cercanas a rendirle honor al apóstol y la familia tenía que abandonar la casa y dejarla limpia y pintada para ese día.

Y fue en esa casa, donde su bisabuelo, Aurelio López, un andaluz que como tal siempre estaba bromeando, le explicó que cachondeo en España significa broma, así que lo bautiza como Cachao como si fuera otro nombre u otro apellido. Así lo asimiló desde niño y consideró, justamente, que artísticamente también sonaba bien.

Tan bien sonó que se convirtió en una leyenda.

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