El cliente y el marchante: frases y vocablos en desuso II.
El lenguaje popular, según algunos académicos, es la verdadera forma de hablar del pueblo, con palabras llenas de vida, de colorido e ingenio que permiten de cierta forma librarse de la rigidez del idioma académico oficial y que hace que muchos nuevos vocablos, por su uso intenso y extensivo, se infiltren en el diccionario de la academia.
El tiempo se encarga de dejar atrás las voces que quedan en desuso y por ende se van olvidando. En ello incide no sólo la gracia, el gusto y la originalidad, sino que en su mayoría están influenciadas por voces de otros idiomas, giros deportivos, tecnológicos y sobre todo por letras de canciones que al final fijan tanto cosas originales y bellas como detestables y vulgares.
Muchas de esas palabras que eran usadas en Cuba eran producto de omitir o alterar el orden de las consonantes, las vocales o sílabas, gran parte eran regionalismos que se usaron solo localmente y otras de mayor alcance, que fueron modificándose en el léxico de una generación a otra, por lo que me voy a referir a las que eran más comunes durante mi infancia y juventud y que ya casi no escucho.
Los que fueron nuevos giros del idioma entonces, ahora son vocablos que pasaron y se olvidan, los artistas populares sobre todo inventan modismos y barbarismos que se hacen de uso diario como jerga popular, pero que con el tiempo son sustituidos por otros. Aquí tenemos algunos:
Pero lo cierto es que el mundo cambia y nuestro vocabulario se tiene que adaptar y formar parte de esos cambios, los que en definitiva, nos guste o no, enriquecen y actualizan el idioma.
A
¡Abur!: una despedida cortés, adiós.
Acabóse (el): algo que no se esperaba, que llega al extremo con un final trágico.
Adré: es apócope de adrede, a propósito
Agua bomba: agua del tiempo, especialmente en verano.
Aguinaldo: al prohibirse la navidad en Cuba, esta palabra, tan asociada a esas fechas, también pasó al olvido. Es un regalo, retribución especial o gratificación que se da por Navidad para hacerle frente a los gastos de esas fechas. Era usual encontrar una alcancía en forma de Santa Claus en los establecimientos comerciales para que los clientes depositaran allí su aguinaldo.
¡Alabao!: Interjección de asombro.
Alantico: diminutivo de alante.
Ampanga (de): Fulano es de ampanga, significa que es una persona conflictiva, difícil.
¡Anjá!: interjección de aprobación.
B
Babia (estar en): estar despistado, ensimismado en un pensamiento y sin importarle nada.
Barrenillo: insistencia que causa molestia.
Bejuco: el telefono.
Berocos (los): los testículos, ¡no me sale de los berocos!
Berro: no es la planta que comemos en ensalada, sino significa disgusto, molestia.
Bledo: me importa un bledo, se refiere al escaso valor de esa planta y se identifica como alo despreciable.
Bomba (una), pecuña, tapa, es una peseta, una moneda de veinte centavos.
Boruga: requesón con azúcar que se toma como refresco que por su saber mi padre siempre usaba la frase “es mas malo que boruga”.
Botija verde: uno de los mayores insultos con una expresión muy usada “le dije hasta botija verde”.
Brava (a la) o a la cañona: por la fuerza.
Bruja: estoy bruja, estoy sin dinero.
Bofe, Chorro e’ plomo: un tipo pesado.
Buti: muy bueno, de buena calidad o apariencia.
C
Cachimbo: cosas de poco valor o también una pistola.
Cachumbambé: columpio o balancín, un tablón apoyado en el centro para subir y bajar alternativamente. (Cachumbambé, la vieja Ines, que fuma tabaco y toma café).
Cagua: sombrero.
Caja: (estar en caja) es cuando algo está ajustado y como uno lo quería.
Caja del Pan: el estómago (¡le dió por la caja del pan!), se decía que los boxeadores negros no llevaban por la caja del pan (cuando les daban por el estómago eran nocaut).
Cajetilla: es la dentadura haciendo un símil con las cajetillas de cigarros.
Calambuca: una beata muy apegada a la iglesia pero con falsa o exagerada devoción.
Calimbar: es marcar a los animales con un hierro ardiente pero era más empleado para castigar a alguien.
Cambia casaca o maromero: es el político que se acomoda a lo que le conviene.
Camisa de once varas (meterse en): meterse en un problema sin necesidad.
Campana: (estar) es sentirse bien.
Cañangazo: tomarse un trago de bebida alcohólica.
Cantúa: es un dulce de boniato, coco, ajonjolí y azúcar prieta, pero también se refiere a masturbarse.
Canuto: alguien muy bruto; mientras más viejo más bruto.
Carañuela: es hacer trampa en un juego.
Carijo, sinónimo de carajo más bien en el habla del campesino.
Catibía: es un dulce hecho de yuca rallada y seca, pero se refiere a estar bobeando (no comas catibía).
Cayuco: un tipo rudo y tosco.
Cien (el número): se refiere a ir al excusado.
Ciro, Cirilo: sí, afirmativo.
Crápula: alguien que está en una organización criminal o se reúne con delincuentes.
Cuerazo: golpe dado con un látigo de cuero u otro instrumento de castigo.
Cundango, Cherna, Ganso, Pato, Yegua, Loca o Pájaro: distintas formas de nombrar a un homosexual o maricón. Así se les identificaba a los que ahora conocemos como “gay” que en inglés significa alegre o divertido, cuando muchos de ellos no lo son.
Chayote: persona poco hábil o ignorante.
Cheche: alguien que quiere darle la brava a todo el mundo porque se cree mejor que los demás.
Chinchín: una llovizna fina.
Chiquear: dar un trato familiar o afectuoso.
Chiringa: hermano menor del Papalote o Cometa construido de forma rudimentaria que vuelan los niños.
Chiripa: casualidad, azar, carambola. Se salvó de Chiripa.
Choricera: es un tumulto, un desorden o un caos.
D
Desfrutabombao: que está mal de la cabeza.
Desguabinao: cansado, muy fatigado.
Destimbalarse: desbaratarse, sufrir un accidente.
Durañón, Codofredo: agarrado, tacaño., que camina con los codos.
E
Empacho: una indigestión, un dolor de estómago.
Encartonado: muy pálido, débil, desnutrido, se aplicaba a enfermos de los pulmones o tuberculoso.
Enyerbar: la solución de algún problema presenta muchas dificultades.
Equelecuá: viene del italiano eccolo qua, es una exclamación que se usa cuando se descubre, encuentra o confirma algo o tenemos una respuesta o solución. Equivale a eso es, lo encontré, aquí está.
Escarrancharse: separar o abrir en exceso las piernas.
Esqueleto rumbero: alguien muy delgado.
F
Fá: al detergente en sentido general se le llamaba Fá, un apócope de una marca popular: FAB.
Féferes: tarecos, menudencia, trastos.
Ficha: alguien de baja condición moral.
Fletera: prostituta.
Flus o Flux: un traje de hombre.
Forro: trampa, engano.
Fotingo: un carro viejo (viene de foot in and go, los llamados tres patás de la Ford).
Fricandó: frio.
Fuácata: estar en la pobreza, la miseria, no tener dinero, estar en quiebra y fuácata es también la onomatopeya de un golpe o caída.
Futibarse: escaparse de la escuela.
G
Galúa: una bofetada.
Gandío: alguien haragán, vago, comelón y que lo quiere todo para sí.
Gocho: define a la persona que come como un cochino, un puerco, un cerdo, sin modales.
Grillo, Lagartija: una mujer muy fea, sin atractivos.
Guabina: es aquel que quiere estar a bien con todo el mundo para no buscarse problemas y nada en cualquier agua sin tomar posiciones.
Guacarnaco, Guanajo, Sanaco, Zonzo o Zanguango: maneras de llamar a un bobo o mentecato.
Guacho: un campesino, un guajiro.
Guanajote: tonto o menecato, aumentativo de Guanajo.
Guano: representa el dinero.
Guaniquiqui, Féferes, El Gallo: el dinero.
Guiso: (dar), echarse al pico, eliminar, romper con alguien o matarlo.
Güititío o huititío: un alfeñique, alguien diminuto y muy delgado. El mejor ejemplo era la propaganda de Charles Atlas que decía: ¡No sea un alfeñique de 44 kilos!. Angelo Siciliano fue un niño pequeño y débil que se convirtió en el fisicoculturista más importante de su época.
H
Habitante: sinónimo de vago, un tipo despreciable, que vive de los demás.
I
Invertida: tortillera o lesbiana. Cuando uno era pequeño se preguntaba qué cosa tendrían invertida.
J
Jacarandosa: alegre, simpática, desenvuelta. El nombre sirvió para un anuncio de la cerveza Hatuey.
Jaiba, Jutia, Penco, Zopenco o Cucaracha: un tipo cobarde.
Jalao, juma o curda: una borrachera.
Janazo: un golpe dado con una estaca o palo puntiagudo que se usa para sembrar llamado Jan (dar jan).
Jarretúo: Alguien que se comporta como si fuera más joven que la edad que tiene. Ingenuo.
Jeremiquear: gemido o llanto sin verdadero motivo para ello.
Jeringar: molestar, jorobar, fastidiar, irritar, una forma mas educada de decir joder.
Jolongo: saco de tela o yute con una cuerda en la boca para cerrarlo.
K
Kikimbol: un juego mezcla de softbol, béisbol y fútbol, porque se juega en un terreno de béisbol, juego al que más se asemeja y donde se patea, se coge y se tira una pelota grande. Se consideró un juego imperialista después de la revolución. Las nuevas generaciones no tienen idea de qué cosa es.
Kilo Prieto: era la moneda norteamericana de un centavo, muy utilizada para brujerías.
L
Lea: una mujer.
Lipidia: lipidioso, es alguien majadero, fastidioso, molesto, que siempre busca problemas.
Luna de Valencia (estar en): Alguien despistado, distraído o rezagado.
M
Magua: representa engaño y también dinero (la magua).
Majomía: insistencia extrema.
Mamalón: el que vive de lo ajeno.
Manganzón: un tipo vago, perezoso.
Marchante: es el cliente de un comercio.
Maruga: es el tipo que no paga sus deudas o también se usa para señalar cosas inservibles.
Matrero: alguien engañoso en quien no se puede confiar, un marañero.
Matul: es un bulto con ropa. ¡Recoge los matules y vete!
Matungo: se refiere a caballos viejos con muchas mataduras y a personas débiles y delgadas.
Mediotiempo: una persona de la edad madura.
Merequetén: es excelente, muy bueno, exitoso. ¡Le zumba el merequetén!.
Mingo: es el que sirve como objeto de burla de otros, alguien fácil de manipular, igual que la bola blanca del billar.
Moreno: se refería a una persona de la raza negra.
Moro: era empleado para designar a las personas de origen árabe, en particular los de mayor presencia en Cuba, los sirios y libaneses, de tez oscura, facciones finas y cabello negro lacio. Un buen ejemplo es: “La Mora” de Eliseo Grenet, un clásico de Barbarito Diez con la orquesta de Antonio María Romeu:
“Allá en la Siria hay una mora
que tienen los ojos más lindos
que un lucero encantador,
¡Ay, mora! acabame de querer
que mi corazón está
que se devora
por quererte tanto mora…”
Moropo: la cabeza.
Morrocoyo: alguien que es duro para entender, poco inteligente.
Murumacas: es gesticular a otra persona.
N
Narra: se refería a los chinos o más bien a los asiáticos en sentido general, los que también eran llamados “paisano” o “capitán”. Y la “jaula del narra” era la fonda de chinos.
Negrada: es un grupo de negros; despues de la revolución se consideró una expresión racista.
Nichardo, niche: una persona de raza negra.
Níquel: (un) era una moneda de cinco centavos y si era americano se le decía un búfalo (y como se podían comprar cosas con él).
Ñ
Ñame, cayuco: es alguien torpe, rudo, sin inteligencia ni capacidad, alguien bruto e inepto.
Ñao: miedo.
Ñáñara: una lesión en la piel.
Ñapa: una recompensa, algo que se añade gratis al comprador por el vendedor, la contra.
Ñinga: es el excremento de las personas: ¡que se vaya a la ñinga!.
Ñongo: un bobo.
P
Paluchero: el que habla mucha bobería para ganarse la simpatía de los demás.
Paraguayo: un machete recto de hoja larga que usaba la Guardia Rural.
Pardo: era así como se designaba a los mulatos.
Patato: una persona de baja estatura, había un pelotero famoso apodado Patato Pascual, Carlos Pascual, que no era tan bajito pero si comparado con otros (medía 5 pies 6 pulgadas o 1.68 metros) fue un pitcher, hermano del All Star de Grandes Ligas Camilo Pascual, y que también jugó para los entonces Senadores de Washington. Antes del apodo de Patato, le decían “el cañón de Luyanó”, por la potencia de su brazo y jugó en la liga cubana de Béisbol, tanto con el Almendares como con el club Habana.
Patiseca: una fruta que ha perdido su jugo, alguien muy delgado, famélico.
Pega: (la) es el trabajo, la tarea.
Pepa (¡Viva la Pepa!): situación de desorden, juerga o bullicio. Alude a la constitución española de 1912, promulgada el día de San José (Pepe).
Percha: es el saco de un traje.
Picador: es aquel que vive sin trabajar. Se aplicaba al que pedía cigarros pero que también pedía de todo mediante la picardía criolla y el cuento que podía ir desde la enfermedad o la muerte de un familiar hasta lo mala que estaba la situación.
Pío (no decir ni pío): conformarse, no protestar, permanecer en silencio.
Piruja: prostituta.
Pitiminí: un alfeñique, igual que un güititío.
Polacos: puede que algunos fueran polacos, pero así se les llamaba a todos los emigrantes de Europa Oriental, muchos de ellos judíos, que comerciaban de forma mayoritaria en la calle Muralla en La Habana Vieja y sus alrededores, dedicados a la venta de telas y mercería.
Popis: tenis de goma y lona o tela muy baratos como eran los US Keds y ahora los famosos y caros Converse. Es curioso que en México la palabra es sinónimo de mierda.
Porra (¡vete a la porra!): mandar a alguien a un sitio odioso, mandar al carajo o al infierno.
Pulirla: es trabajar mucho, con ahínco para sobrevivir.
Punto: un personaje (Tremendo Punto, un Punto Filipino); puede referirse a alguien travieso o atrevido, aunque también puede designar alguien noble e inocente, como el que se gana la lotería o juega a la bolita y obtiene un premio y entonces se dice: “el punto gana y se ríe, el banco pierde y se va”. Recordemos la canción de la Orquesta Aragón, de la autoría de Richard Egües, “Tremendo Punto”, cuyas letras parece que venían de las conversaciones de los bares y barras de las bodegas.
Q
Quimbambas: en casa de las quimbambas significa muy lejos, un lugar impreciso, en casa del carajo.
R
Real: (un) realito Roosevelt era la moneda de diez centavos norteamericana que durante mucho tiempo tenía un por ciento de plata.
Rebambaramba: una confusión o alboroto, una bronca ruidosa, un altercado sonado, sobre el cual Amadeo Roldan compuso la suite “La Rebambaramba”.
Relambío: un tipo fresco, que se las da de gracioso y atrevido con las mujeres.
Revencúo: alguien intransigente o muy porfiado, que no cede.
Reverbero: una estufa de alcohol de poca eficiencia. Probablemente todos los menores de cuarenta años no sepan de qué se trata, si acaso conocerán el dicho “reverbero, calienta pero no cocina”, un chiste de tipo sexual aludiendo a ese artefacto de la cocina que podía servir solamente para platos muy poco elaborados.
S
Sambenito: echar públicamente la culpa de algo (le colgaron un sambenito), significaba una deshonra para la persona y sus descendientes.
Sangrón: alguien molesto, impertinente, pesado.
San se acabó, se acabó lo que se daba: se terminó, algo llegó a su fin o se completó.
Sapingo: es un insulto extremo que define a un estúpido, un comemierda.
Se armó la de Pancho Alday: una fajazón que termina en tragedia.
¡Sió!: es una voz para mandar a callar.
Sirimba: un desmayo, un desvanecimiento’.
Socotroco: seboruco, es sinónimo de bruto.
¡Solavaya!: cuando uno no quiere tener nada que ver con alguien o con algo, se usaba esta palabra. Los muchachos decíamos así cuando veíamos venir al policia de ronda o pasar a un carro fúnebre. Los mayores la decían cuando se hablaba de un enfermo, la muerte, el anuncio de un ciclón o un desastre natural.
Subuso: ni hablar, de eso nada monada.
T
Tacos: los zapatos; un experto en el juego de billar. También un juego parecido al béisbol pero jugado con un pedazo de palo de escoba como bate y una pelota de papel forrada con “teipe: o cinta aislante, o hasta con un corcho o una tapa de botella.
Tapiñao: algo que está oculto.
Tarimaco: cualquier objeto que no sirve para nada.
TItingó: una bronca o revuelta, un pleito multitudinario, una reyerta, un molote.
Toletazo: golpe dado con un tolete o palo que usaban los policías.
Torombolo: un tipo gordo y barrigón.
Tralla: la cadena del reloj de bolsillo conocida por leontina; tralla identifica también a los delincuentes o gente de malvivir.
Tránsfuga: alguien que siempre está huyendo por llevar mala vida o que cambia constantemente de bando.
Trompetilla:el sonido de cerrar la mano en forma de trompeta y soplar con la boca, con el fin de desaprobar o burlarse de alguien. Era toda una institución cubana que ya apenas se usa.
V
Verraco es alguien majadero, impertinente e idiota.
Ventrecha: ¡le partió la ventrecha!, es la zona del pez próxima a la cabeza, el mismo vientre.
Vigueta: algo muy sonado, tremendo (cogió una borrachera vigueta).
Viyaya: identifica a alguien muy vivaracho, travieso, dinámico y alegre. En el patio central de la desaparecida Plaza del Vapor en La Habana, se organizaban juegos de pelota donde entre los hombres había una mujer que jugaba la primera base, Eulalia González, conocida por “Viyaya”, que desplegaba un juego contagioso y travieso y los pitchers rivales no tenían paz con ella, por lo que le arrimaba la bola, dando pie a muchas broncas. Era el ejemplo vivo de lo que era una “Viyaya”, lo que hizo que la contrataron para jugar en Estados Unidos en la liga femenina. Pero en realidad se aplicaban a niños muy traviesos.
W
Warandol: es una de las telas más empleadas para hacer sábanas. “Como warandol de a peso”, significaba algo bueno y barato.
Z
Zambeque: alguien tonto y majadero.
Zambullo: una persona pequeña y sucia. No sé por qué empleamos la voz: zambullo, suelta lo que no es tuyo, que quiere decir que no te apropies de lo ajeno.
Zoquete: alguien irrespetuoso.
Y así habrá muchísimas otras que ahora ni recuerdo ni encuentro. Si mi abuela estuviera todavía entre nosotros, seguramente me hubiera dicho decenas más.
Añoranza por el lenguaje
Muchas palabras quedan en el olvido, surgen otras que las sustituyen o que responden a los cambios en el mundo, las nuevas tecnologías y las nuevas modas, costumbres o funcionamiento de la sociedad. Esas palabras pueden desaparecer y olvidarse, pero no la Cuba donde las conocimos.
Cuba no se olvida, no es una bandera o una guayabera, una comida o un paisaje, una playa o el cielo azul, o las palabras que escuchamos durante nuestra niñez y juventud, sino el conjunto de todo eso que al final es una herida abierta en el alma y que nos acompaña hasta el final.
Por eso habrá siempre palabras nuevas, pero estas, algunas de las que eran el hablar popular de nuestra juventud, son parte importante de nuestra existencia y de nuestra cubanía. No importa que ahora no las entiendan ni siquiera los cubanos más jóvenes y mucho menos nuestros descendientes que nacieron en otros países. Pero para nosotros siguen significando mucho.
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