¿Quién no es capaz de admirar la belleza de un mar esmeralda y una arena blanca y fina? Fray Bartolomé de las Casas, quien transcribió el diario de a bordo de Cristóbal Colón de su primer viaje al nuevo mundo, definió así la llegada a Cuba el 27 de octubre de 1492: “Dice el Almirante que nunca tan hermosa cosa vió, lleno de árboles, todo cercado el río, hermosos y verdes y diversos de los nuestros, con flores y con su fruto, cada uno de su manera. Aves muchas y pajaritos que cantaban muy dulcemente (…) Dice que es aquella isla la más hermosa que ojos hayan visto, llena de muy buenos puertos y ríos hondos, y la mar que parecía que nunca se debía de alzar porque la hierba de la playa llegaba hasta casi el agua, la cual no suele llegar donde la mar es brava”.
Cuba tiene más de 300 playas ubicadas entre las mejores del Caribe y el Mundo. Una parte de ellas cuenta con instalaciones turísticas en las diferentes regiones. Atesoran arenas finas, de colores claros que se originan a partir de corales y moluscos que le confieren un atractivo singular. Los más de cuatro mil cayos e islotes que rodean la Isla constituyen un regalo de la naturaleza para bañarse en sus playas.
Pero hablemos de las playas de mi niñez, que estaban lejos de ser de las mejores pero para un niño de mi edad y sin conocer otra cosa eran una maravilla.
Jaimanitas, el pequeño poblado costero al oeste de la Habana, fue fundado en el siglo XIX como asentamiento pesquero. Su costa está limitada por el río y la bahía que llevan su nombre. En la margen opuesta del río se construyó en la década de los 50 la Marina Barlovento, hoy rebautizada como Marina Hemingway. En Jaimanitas no se por qué razón, supongo que por dos tíos que pertenecían a la Marina de Guerra, uno Capitán y el otro Teniente, pues era un club militar, íbamos en temporada de playa al Balneario La Conchita situada en dicho poblado, que estaba más allá de las Playas de Marianao y pasando el aristocrático Havana Biltmore Yacht and Country Club (hoy Club Habana, también aristocrático en un país donde se supone no haya aristocracia).
En Jaimanitas había cuatro balnearios y dos de ellos eran militares el Cabo Parrado y La Conchita. Más nunca he ido después de muchacho, pero aquello era toda una aventura. Levantarse bien temprano para aprovechar la playa, tomar una guagua hasta la Lisa, al lugar entonces llamado “El Café de Raúl” y de ahí tomar la ruta 50 hasta Jaimanitas, un viaje que se me hacía interminable pero ameno, pues pasábamos por todas las avenidas, que por suerte hoy mantienen, un follaje exhuberante y árboles que dan a las calles una sombra permanente.
La Conchita, si tengo que evaluarla hoy en día como playa, no servía para nada. Arena bastante gruesa, el declive de la arena no era suave, entrabas al agua y ya en unos pocos metros ésta te daba por la cintura. Algunas piedras, quizás algún día un erizo y sí recuerdo unas grandes piedras rectangulares dentro del agua, bien misteriosas y llenas de algas donde muchos se sentaban.
Ya mayorcito mi destino eran las playas de Marianao. Marianao se convierte en el centro de reunión de las familias de La Habana que iban allí atraídas par la excelencia de las aguas del Pocito, un manantial del río Quibú (actualmente una zanja insalubre que por suerte fue entubada para evitar enfermedades y desbordamientos) cuyas aguas servían para el tratamiento de enfermedades del estómago, y también por los bailes y fiestas que se daban en la temporada de verano.
Las playas de Marianao devinieron centros de diversión espontánea e intenso,sobre todo a partir de la rotonda de Quinta Avenida y 112 y la rotonda del antiguo Habana Yacht Club. Los puestos de fritas cubanas se hicieron imprescindibles para los noctámbulos que asistían a diario a la espectacular playa de Marianao y no a bañarse precisamente. Estos puestos de fritas vendían pan con bistec, chicharritas, tamales, albóndigas de carne con pan y otros alimentos. Todos estos puestos emulaban con la calidad y por tanto sus productos resultaban exquisitos, existiendo vida para todos pues como se dice en Cuba: “la playa da hambre”. Muchos años después, ya en la Revolución, el sitio se hizo famoso por haberse detectado que un vendedor de panes con bisté muy exitoso, utilizaba carne de tiñosa. Sin comentarios.
EL CHORI Y MARLON BRANDO EN LA PLAYA DE MARIANAO.
Existían varios cabaret de segunda categoría como “El Pensilvania”, “El Flotante”, “Mi Bohío”, “El Panchín”, “Los Tres Hermanos”, “La taberna de Pedro”, “La Choricera” y otros, construidos casi todos de madera, con piso de cemento y techos de zinc y que lindaban con lo marginal, pero que eran visitados por todas las clases sociales. El cabaret “El Rumba Palace” o Palacio de la Rumba, cabaret de segunda al igual que los demás, poseía un poquito más categoría que el resto. Algo muy especial de esta playa consistía en el uso exagerado de anuncios lumínicos.
Pero había alguien que se destacaba en la Playa de Marianao: Silvano Shueg Echevarría, “El Chory”, experimentado percusionista y rumbero cuyo anuncio de Chori estaba escrito creo que en cualquier parte. Para su actuación se valía de sartenes, cazuela, pomos de agua con distintas cantidades del líquido, hierros con sonidos, sus tambores y un ritmo imperturbable.
Las visitas de personalidades y turistas para ver al peculiar músico eran numerosas. Lo visitaron entre otros el gran Marlon Brando, admirador de la percusión, Agustín Lara, María Félix, Pedro Vargas y el percusionista Tito Puentes.
El Coney Island Park, (¿qué niño habanero no lo recuerda?) es uno de los primeros parques temáticos de Cuba y América, contaba con las más novedosas atracciones mecánicas de la época, aunque sin lugar a dudas la principal atracción era la montaña rusa. Yo nunca fui tan arriesgado, solo una vez monté la montaña rusa y puesto y convidado. Lo mío eran los carros locos, que estaban más cerca de la tierra.
Por entonces la única playa pública era La Concha, balneario de principios del siglo XIX, después de la Revolución todos los antiguos centros o sociedades se convirtieron en círculos sociales administrados por los sindicatos. Fueron feneciendo y muy pocos tienen buenas condiciones sobre todo de playa que ha ido perdiendo arena y haciéndose cada vez más peligrosa para los niños y más adecuada para ir a tomar cerveza a granel y ron baratos. Del antiguo esplendor de la Playa de Marianao no quedan ni los anuncios lumínicos y donde estaba el Coney Island hay ahora un parque llamado la Isla del Coco del cual dicen que a veces funciona algún aparato.
Las playas del Este
Antes nadie decía playas del este, sino se hablaba sobre todo de Guanabo y Santa María o el barrio de ésta llamado Boca Ciega, y menos de otras playas más pequeñas y poco agraciadas, pero más cercanas a La Habana como Bacuranao o Celimar.
Guanabo es reconocido como una de las zonas de playas más populares de la ciudad de La Habana y es visitada por decenas de miles de personas en los meses veraniegos de Julio y Agosto.
La playa de Santa Maria en el este de la ciudad de la Habana es la playa mas popular de los habaneros. Santa María tiene una extensión aproximada de 10 kilómetros de muy buenas playas de arena fina. A finales de los años 50 Guanabo era un pueblo con mucha vida en verano y Santa María una playa con algunos clubes privados como el Bancario y unas cuantas mansiones y casas de vacacionar de personas adineradas, pero como playa era casi virgen y eran escasos los servicios.
Es a principio de los años 60 que se edifican círculos y hoteles y comienza a cobrar una mayor vida y también a deteriorarse la playa, a partir de políticas erróneas de siembra de pinos casuarina que provocaron la erosión de la arena. Pero a Santa María fui cuando muchacho, después con Finita mi entonces novia y ahora esposa y con mis hijos pequeños y casi siempre la pasamos bien.
Recuerdo que casi inauguramos el hotel Marazul, ahora Tropicoco, y no es mejor que entonces, pero siempre recordamos los tiempos pasados allí, donde el cubano podía disfrutar sus vacaciones con el dinero ahorrado de su salario. Recuerdo que a mi hijo mayor, entonces de unos 6 o 7 años, le ofrecimos en la cafetería una hamburguesa (no las de ahora ni las de McDonald’s o algo parecido, sino hamburguesa real de carne pura y limpia y bien gruesa) que venía con papitas fritas y mucho catsup por encima. Dijo que no le gustaba y no la comió, pero después comentaba que él no iba a comer carne con mermelada de guayaba…cosas de los niños.
Después vinieron los años en que se hicieron famosas las casas en la playa, donde alquilabas una casa en Guanabo o Santa María y tenías que cocinar y seguir pasando el trabajo como si estuvieras en casa, o yo digo que peor, porque a esa hora se colaba toda la familia y amigos, nada, solamente había que pasar la experiencia una vez y si te caía un tipo como un medio pariente que comía por cuatro, como cuando se compraban paleticas de helado para todos y el individuo se engullía la de él y la de unos cuantos más, así que la “casa en la playa” la alquile otro.
Después hablaré de Cienfuegos, que es otra cosa y no es precisamente playa, pero no se puede dejar de hablar de la que hasta entonces pensaba que era la mejor playa de Cuba, Varadero. El cubano es muy absoluto y siempre sus experiencias son en los mejores lugares, sea playa, restaurante o lo que sea, pero la vida me ha enseñado que lo mejor siempre va a estar por descubrirse.
Varadero.
La playa de Varadero se caracteriza por poseer arena finísima y olas suaves, lo que permite disfrutar de su mar, que es tibio y delicioso para nadar. Playa Varadero es la más famosa del país, con 20 kilómetros de arena blanca y que conocí por primera vez en una excursión a la que fuí en una cómoda y climatizada guagua Camberra de la General Motors en el verano de 1960 y me costó la exagerada suma de 2 pesos cubanos ida y vuelta.
Por supuesto Varadero no es ni remotamente el Varadero actual que puede haber crecido no sé cuántas veces, pero sin duda no han cambiado sus bellezas naturales y han crecido los servicios que debe tener una playa de primera categoría.
Ya después de casado, Finita y yo y después con los niños, nos íbamos en fecha adecuada (nunca en julio o agosto porque había mucha gente y todo se hacía más difícil) pero sí entrando el verano, a Varadero cada año. Creo que invariablemente íbamos al Hotel Internacional o al Hotel Kawama, todavía no sabemos cuál nos gustaba más, aunque yo casi me inclino por el Kawama.
El Internacional era la instalación de más fama en Varadero. Aparte de ser un hotel tipo americano de grandes comodidades y situado al pie de la playa, contaba además con muy buen servicio gastronómico y un cabaret de primer nivel. Allí estaba “sancionado” en ese entonces el popular Meme Solís y el show era fabuloso.
Una vez fuimos a cenar y al vernos el capitán del salón a un matrimonio y dos niños, todos blanquitos y bien coloraditos (nos habíamos pasado cogiendo sol), pensó que éramos extranjeros y tuvimos un trato excelente….hasta que se dieran cuenta que eramos paisanos.
Pero así y todo la pasamos bien. Mi hijo más pequeño, Alexander (todo lo contrario del mayor, Carlitos) bien hiperquinético, cogía incesantemente la bolita de ping pong de unos extranjeros que allí jugaban, hasta que uno no pudo más y le dijo: tu ser niñito fastidiador… Pero esa no fue la única travesura que hizo, recién vestido los dos niños con una guayaberita muy bonita hecha por su abuela, duró poco la elegancia, pues la guayabera y la cara de Alexander se llenaron de arena muy rápidamente por sus juegos. Y ahí no para el cuento, nos llevan en el restaurante y nos ubican y Alexander, el pequeño, se toma el agua de un vaso que habían dejado unos usuarios en otra mesa, lo justificó diciendo que tenía mucha sed. Son cosas que no se olvidan.
Como no olvido que en el año 80, en el mes de mayo, estábamos los cuatro en el hotel Kawama, fuimos a almorzar y pedí una copa de vino blanco. Me la traen y Carlitos mi hijo mayor, me pide probarla y cuando vengo a ver se la había tomado toda. Llamé al camarero y le dije: Tráigame una botella y dos copas una para él y otra para mí. Por supuesto que la amenaza de ahí no pasó y la botella me la tomé yo completa. Nos fuimos a reposar y a disfrutar de la novedad: un salón donde habían ubicado un televisor en colores. El programa no era nada atractivo, los sucesos de la embajada del Perú que ocurrían en esos momentos y la tensión política que había. Eso sumado al vino y al calor hizo que me quedara rendido como una piedra y por poco me cayera de lado, moraleja: cuando hay calor no se puede tomar mucho vino.
Si hablamos de Varadero no podemos dejar de hablar de Xanadu, o la casa de Dupont o la Mansión Las Américas como se ha llamado indistintamente. La historia de ésta ha sido narrada por pescadores del área cuyos padres habían sido empleados de la familia Dupont antes de 1959. La mansión fue terminada el 30 de diciembre de 1930, después que el millonario estadounidense de origen francés Alfred Irenee Dupont por 90 mil pesos compró 180 hectáreas de tierra en la Península de Hicacos, larga y estrecha franja de tierra que se adentra en el mar y donde se encuentra Varadero. La propiedad incluía ocho kilómetros de terrenos vírgenes, pero él escogió las colinas rocosas de San Bernardino. En 1927, el millonario estadounidense entonces de 49 años, se retiró de la presidencia del imperio químico que en 1802 había creado su abuelo Éleuthère y comenzó a buscar un lugar tranquilo donde pasar su jubilación. Al igual que muchos norteamericanos de aquella época lo encontró en Cuba.
El diseño de la casa le fue encomendado a Govantes y Cabarrocas, una de las firmas de arquitectos más prestigiosas que ha tenido Cuba. La construcción costó un millón 300 mil dólares, toda una fortuna para esa época y estuvo a cargo de la Frederick Snare Corporation, la misma que años más tarde construyera el emblemático Hotel Havana Hilton, hoy Habana Libre, y que desarrolló la
urbanización Country Club, la actual Cubanacán incluyendo el Laguito y que fue idea del ingeniero norteamericano Frederick Snare.
Snare llegó a Cuba en 1899 y acometió obras en la ciudad de Matanzas, luego fundó en New Jersey la empresa constructora que operó bajo su nombre y contó con filiales en Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Puerto Rico, Venezuela y por supuesto Cuba, donde ejecutó algunas de las obras más importantes que se acometieron en la Isla durante la primera mitad del siglo XX, como las instalaciones de la base naval norteamericana en Guantánamo, el acueducto de Santiago de Cuba, el puerto Tarafa, en Camagüey, y las plantas de níquel de Nicaro y Moa, entre muchas otras, así como la inspección a pie de obra de la construcción del túnel de la bahía de La Habana.
Para la construcción de Xanadu se trajeron de Santiago de Cuba maderas preciosas como caoba, cedro, sabicú y jiquí para los techos, puertas, barandas y columnas, así como mármoles cubanos, italianos y españoles para los baños. También creó un campo de golf en el terreno frente a la casa. Dupont había domesticado varias iguanas que como perritos venían a comer de su mano”. A finales de 1949, se inicia la construcción, a un costo de tres millones de pesos, del famoso hotel “Internacional”. El terreno en donde se construyó este hotel de unos 14 mil metros cuadrados, fue vendido por Dupont, a través de la Compañía “Peñas de Hicacos S. A” en 150.000 pesos, a unos 120 pesos el metro cuadrado (él lo había pagado a 4 o 5 centavos).
En el verano de 1957, Mr. Irenee Dupont salió una tarde de la Mansión Xanadú, al cesar la lluvia, y al bajar una de las escaleras resbaló y se partió una pierna. Fue traslado a los Estados Unidos y nunca más regresó a Varadero. Falleció en ese país el 12 de diciembre de 1963 a los 86 años de edad. Curiosamente, este mismo día se inauguró, en la mansión construida por él en Varadero, el restaurante “Las Américas”.
A este exclusivo restaurante concurrimos en varias ocasiones, la comida era buena pero yo no diría que excepcional, lo que si era fuera de serie era el ambiente de la casa y su entorno. Actualmente es un hotel de lujo de seis habitaciones, conjuntamente con el exclusivo campo de golf y a su lado está otro lujoso hotel de categoría cinco estrellas: el Meliá Las Américas. La casa se mantiene en excelentes condiciones y hay que ver como las maderas preciosas mantienen su vitalidad, sobre todo en el bar.
Después hemos seguido yendo a Varadero, tanto en auto en visitas de un día para bañarnos y comer sabroso, como para quedarnos en hoteles con la modalidad de “todo incluido”, de los cuales se puede asegurar que el mejor es el Meliá las Antillas, pero no la hemos pasado mal en otros como Los Delfines, Tuxpan o Club Tropical, todos tienen su encanto.
Hay muchísimas otras playas en Cuba, como las de Cayo Coco, isla en la región central de Cuba de 370 km² lo que la hace la cuarta isla más grande del país. Es un lugar paradisíaco con playas de fina arena y aguas turquesas, protegidas por formaciones coralinas. Hogar de numerosas especies de flora y fauna, en especial de una colonia de flamencos rosados.
El célebre autor Ernest Hemingway quedó cautivado por las imponentes dunas de Playa Pilar, en la parte alta de Cayo Guillermo enclavado al oeste de Cayo Coco. Estos cayos están unidos a Cuba por un pedraplén de 35 km de longitud y he conocido alguna de sus playas por motivos de trabajo y me parecieron muy buenas, pero no las mejores.
Cayo Santa María es una isla ubicada al norte de la parte central de Cuba donde se han construido un grupo de grandes hoteles, en la orilla norte, donde hay extensas playas. La isla está unida a la tierra, cerca de Caibarién por una calzada 48 kilómetros de pedraplén y es donde considero están las mejores playas de Cuba, aparte de los servicios hoteleros que son de Cadenas internacionales de mucho prestigio. Es un paraíso.
Tuvimos la suerte de reservar en el hotel Sol Cayo Santa María de categoría cuatro estrellas. Cuando llegamos allí nos remitieron por falta de capacidad hotelera hacia el contiguo Meliá Cayo Santa María, de cinco estrellas. Increíblemente hubo turistas que se quejaron por el cambio, parece que padecían de algún tipo de deficiencia mental. El hotel todo un sueño y lo más sorprendente, aparte de que todo era fantástico, el restaurante tipo ranchón situado muy cerca de la playa donde toda la comida era hecha al carbón, para qué acordarme.
MELIA CAYO SANTA MARIA.
Las playas de la costa sur no son nada comparadas con la de la costa norte, la costa sur es un mar más tranquilo y menos movido, pero a diferencia de las del norte, sus aguas son más cálidas. Creo que Playa Ancón cerca de Trinidad es la mejor en la costa sur de Cuba, según dicen. Quizás le sigue en importancia Rancho Luna en Cienfuegos y pare de contar. Las playas orientales y sobre todo las de Santiago de Cuba son infames a pesar de la propaganda que dice lo contrario.
Como dije hay más de 300 playas naturales inmaculadas que se extienden a lo largo de 588 kilómetros de línea costera. Nadar y bucear en sus tranquilas y cristalinas aguas son actividades que se pueden disfrutar durante todo el año gracias al agradable clima subtropical, aunque para el cubano, aunque haya calor, bañarse fuera de temporada de playa, la cual es de mediados de abril a septiembre, representa que el agua esté unos grados por debajo y la considere muy fría o le busque otros defectos como que hay aguas malas, sargazos, etc. El extranjero que va a Cuba en los meses del llamado “invierno” cubano encuentran el agua siempre bien caliente. Una anécdota al respecto: En el año 1995 o 96 me correspondió atender a un ingeniero alemán que había vivido en Uruguay y El Salvador y hablaba muy bien el español. Era experto en asuntos de tecnologías informáticas aplicadas a la Radio y la Televisión, donde trabajaba entonces. Así que después de jornadas de trabajo, le ofrecí llevarlo un fin de semana a Varadero.
Recuerdo que era el mes de enero, había para los cubanos un frío que pelaba y adicionalmente acababa de entrar un frente frío, lo que hace que las condiciones del tiempo sean malas, lluvioso y con mucho viento. No obstante camino a Varadero quiso ver una playa y nos acercamos a Santa María. Las olas eran de 2 metros y no había nadie en la playa. Me pidió bañarse ya que llevaba una trusa debajo, accedí con temor, pero regresó un buen rato después de tenerme en vilo y mojado por la salpicadura de las olas y me dijo: ¡nunca me había bañado en un mar tan caliente!
Pa’ su madre, ¿cómo estaría el mar en su natal Hamburgo? Después en Varadero repitió la hazaña. ¡Hay que verlo para creerlo!
Isla de Pinos o de la Juventud
En dicha isla, en la Ensenada de La Sigüanea, en la costa oeste central, a 45 kms. de la capital Nueva Gerona se encuentra ubicado el hotel El Colony, el mejor de la Isla, y al este se encuentra la dársena del puerto deportivo de dicho hotel. Su longitud puede tener dos kilómetros y se encuentra al borde de la misma Ciénaga. Es una playa de aguas cálidas por su poca profundidad, color turquesa y arena color crema claro, con mucho sedimento y con un muelle que ni recuerdo que longitud tendría pero me parecía bien largo y al final te tirabas al agua y dabas pie.
Allí fuimos Finita y yo de vacaciones y nos encontramos una sorpresa, estábamos prácticamente solos en el hotel. Sería finales de marzo o principios de abril de 1974 y los únicos otros huéspedes que había era una pareja de chilenos, supongo que exiliados políticos por el golpe de Pinochet, pero el hecho real es que comimos, tomamos cantidades industriales de vino chileno, abundante en Cuba entonces y comimos mucho pescado, mariscos y sobre todo caguama que no la habíamos probado y que parecía mas que un quelonio, carne de res. Y tuvimos la playa del Colony y su piscina para nosotros casi exclusivamente.
Playa las Tumbas
En Cuba aún quedan lugares poco explotados, y es allí donde apenas se asoman turistas. Pero tuvimos la suerte de ligar una excursión de fin de semana (viernes a domingo) en uno de los lugares más vírgenes de Cuba: El Cabo de San Antonio. Este queda en la parte más occidental de Cuba, la más cercana a México. El Canal de Yucatán separa la península del mismo nombre del extremo occidental de Cuba. Desde Punta Sur en la Isla de Mujeres hasta Cabo San Antonio hay 194 Km. La Villa Cabo San Antonio, se encuentra ubicada en playa Las Tumbas, Península Guanahacabibes, a escasos tres kilómetros del Faro que guía la navegación. En el año 1987 la UNESCO confirió a la Península de Guanahacabibes, la categoría honorífica de Reserva de la Biosfera.
Este centro turístico pequeño, con unas 16 cabañas y exquisita comida, está en plena reserva natural, La fauna lo rodea como si casi no existiera, puercos salvajes, venados, miles de aves, iguanas, pululan como por su casa. Por la noche se pueden ver a las tortugas desovando. Pero lo impresionante fue playa las Tumbas. No solo es virgen, es agua limpísima y arena finísima, como cuando Colón llegó a Cuba. Solo te das cuenta que no es así porque en el estrecho de Yucatán no hay un momento en que no se vea algún barco pasar.
En camino hacia la Playa las Tumbas en la península de Guanahacabibes, es paso obligatorio cruzar a pocos kilómetros de una de las playas ubicada en una ensenada de la Bahía de Corrientes, una de las más pintorescas del paisaje cubano: la de Maria La Gorda.
Su nombre se achaca a una leyenda. Cuentan que un grupo de piratas provenientes de Venezuela, llegaron hace siglos a esa zona de la costa sur de Pinar del Río, en el extremo más occidental de Cuba, traían consigo a una joven muy bonita y pasada de libras, a la que habían tomado como rehén durante un asalto a una cantina en aquel país sudamericano.Al llegar a ese rincón pinareño levantaron una casa de guano en la costa arenosa de la llamada Ensenada del Resguardo y tiempo después se marcharon para no volver jamás. María quedó sola y desamparada, comenzó a comerciar con agua potable y también con su cuerpo. Dicen que sus baños y rituales eran sorprendentes y aquel sitio pasó a llamarse Los Senos de María La Gorda.
Según versiones, ella murió en aquella playa, con mucha edad y más obesa que nunca, aunque nadie sabe donde está enterrada. La zona constituye un paraje con abundantes sitios idóneos para el buceo por la excelencia de sus multicolores fondos marinos, con aguas transparentes y resguardadas de las corrientes del Golfo.
Hay muchas playas famosas en el mundo, pero como las del Caribe y la de las islas del pacífico seguro no hay.
2 Comentarios
Rosa
February 27, 2021 at 6:26 amUn articulo muy bonito .gracias por la informacion .Descraciadamente esa fue la Cuba hermosa que nos robo fidel castro
carlosbu@
February 27, 2021 at 4:27 pmmuchas gracias por sus comentarios, efectivamente, esa es la Cuba que nos llena de nostalgia