Rompiendo un mito: la conquista de América por los españoles.

Rompiendo un mito: la conquista de América por los españoles.

“Ahora es Cuba
Y luego fue la sangre y la ceniza.

Después quedaron las palmeras solas.

Cuba, mi amor, te amarraron al potro,
te cortaron la cara,

te apartaron las piernas de oro pálido,
te rompieron el sexo de granada,

te atravesaron con cuchillos,
te dividieron, te quemaron.

Por los valles de la dulzura

bajaron los exterminadores,
y en los altos mogotes la cimera

de tus hijos se perdió en la niebla,
pero allí fueron alcanzados

uno a uno hasta morir,
despedazados en el tormento

sin su tierra tibia de flores
que huía bajo sus plantas.

Cuba, mi amor, qué escalofrío
te sacudió de espuma a espuma,

hasta que te hiciste pureza,
soledad, silencio, espesura,

y los huesitos de tus hijos
se disputaron los cangrejos.”

Pablo Neruda

Hace más de medio milenio, Cristóbal Colón, viajando hacia lo desconocido en busca de una vía marítima para llegar a Asia, llegó por equivocación a lo que después se conocería como América, el Nuevo Mundo. Sin saberlo encontró un verdadero paraíso. El plebeyo del que se dice que tenía origen judío, ambicioso, de muy mal genio, desconfiado y receloso hasta de su sombra y obsesionado con el oro, cumplió con creces la encomienda de los Reyes Católicos, y se puede considerar el responsable de lo que los conquistadores trajeron a nuestras tierras, de lo que se llevaron y de la herencia que nos han dejado.

Otras fuentes dicen que Cristobal Colón era realmente de apellido Colom de Cataluña y se lo cambió porque tenía problemas con la justicia y lo sustentan en que aunque se asegura que había nacido en Génova, solamente hablaba castellano y portugués, otros aseguran que su apellido, en lugar de Colombo era Colonna. Hay que recordar que en esos tiempos ni Italia ni España existían como países, que la mitad de la península italiana era territorio del reino de Aragón y que Castilla dominó a casi todo el territorio italiano poco después de Colón, por lo que los romanos conquistaron a la península ibérica y después los ibéricos conquistaron a toda Italia. Pero además Colón vivió veinte años en Madeira, una posesión portuguesa y realizó expediciones en el norte de Islandia para la Corona de Portugal, la que se negó a financiar su aventura en busca de las Indias y por eso se acercó a los Reyes Católicos.

Al final la versión más aceptada es que Colón era un marino genovés que pudo convencer a Isabel la Católica, entonces reina de Castilla para en su nombre hacer un viaje de exploración para llegar a Catay (China) con una ruta de navegación desconocida hacia el oeste.

Por el temor a lo desconocido y como solución idónea para comenzar una nueva vida, América se convirtió en el refugio de judíos, árabes, gitanos, criminales, aventureros en su gran mayoria jóvenes y analfabetos que venian a arrasar con todo lo que se encontraran. Junto a ellos militares desocupados y curas, se erigieron en los jefes de esa tropa indeseable y fueron los que pasaron a la historia como grandes conquistadores, pero también como grandes depredadores.

No solo se llevaron el oro y la plata de América, acabaron con buena parte de entre 50 y 100 millones de habitantes nativos, algunos como los Aztecas y los Incas con civilizaciones muy diferentes a la europea, pero más desarrolladas en otros aspectos. El oro, sin valor comercial para los indígenas, fue el centro de su desgracia. Los españoles no encontraron, como pensaban, monstruos, dragones, gigantes, sirenas y otras fantasías, sino un mundo que les ofrecía todo lo que para ellos era riqueza: el oro, la plata, las piedras preciosas. Por ello mataron, saquearon templos y tumbas y de paso nos dejaron las ratas, los piojos, las pulgas, la viruela, el sarampión, la gonorrea, la tos ferina, las paperas y la lepra. Por suerte nos dejaron la gallina, el caballo, el cerdo, y se llevaron tesoros como la papa, el maíz, el tomate, el aguacate, el ají y el cacao y cambiaron para siempre la gastronomía mundial y una enfermedad terrible: la sífilis.

Y América se llama así porque Américo Vespucio defendió y demostró que aquellas tierras eran un continente y no Asia como decía Colón. Lo que debía haberse llamado Colombia tuvo otro nombre por la tozudez de Colón, el que llamó “indios” a los nativos del nuevo mundo.

La religión católica se implantó por la fuerza de la espada y la lanza, miles fueron torturados, cortados en pedazos, decapitados o quemados y casi todos esclavizados y obligados a trabajar en las minas. Cuando entre el trabajo esclavo, los asesinatos y las nuevas enfermedades acabaron con los indigenas, trajeron negros africanos arrancados de su tierra violentamente para convertirlos en esclavos, los que eran vendidos como un caballo o un objeto.

Esa es la triste historia de la conquista de América, que de paso desangró también a África. Me pregunto: ¿vale la pena celebrar el hecho como algo que se conmemora con alegría?, soy de los que piensan que no, que si hubiera sido a la inversa y una expedicion azteca hubiera llegado a España y la hubiera dominado a la fuerza y sacrificado a sus habitantes para ofrecerle el corazón palpitante a Quetzalcoatl, lo hubiéramos visto como un hecho aborrecible. Por eso no puedo compartir y celebrar la masacre más grande que ha existido en las historia de la humanidad.

Lo ocurrido en América no fue un descubrimiento, sino una invasión. ¿Día de la raza?. ¿Qué raza?.

Las venas todavía están abiertas

Las Venas abiertas de América Latina es una obra de Eduardo Galeano que establece puntos de comparación entre las culturas americanas precolombinas y las de los colonizadores, un acercamiento a la realidad de lo que se ha llamado el descubrimiento de América.

¿Pero quién descubrió a quién?, diría más tarde Juan Luis Guerra en “El Costo de la Vida”:

“Somos un agujero
en medio del mar y el cielo
quinientos años después.
Una raza encendida
negra, blanca y taína
¿pero quién descubrió a quién?”.

Es por eso que al cumplirse quinientos años del hecho se levantan muchas voces devaluando lo ocurrido por las crueldades que trajo consigo, y sobre todo a quién benefició, de ahí que se cuestione quién descubrió a quién, que cese de hablarse de descubrimiento lo que debía llamarse encuentro entre dos culturas.

La llegada de Cristóbal Colón a estas tierras, porque en vida no supo siquiera que era un continente, está considerada como uno de los hechos más importantes de la historia universal por las consecuencias que tuvo para el mundo entero, y abrió la puerta para la conquista mundial por las potencias europeas.

Según Galeano “En 1492 los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y el vestido y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.

Esa es la cruda realidad de la conquista, al igual que haría el comunismo siglos después, los conquistadores, trastocaron toda su cultura para ajustarla a lo que se acercara y respondiera a sus intereses y borrara el pasado.

La conquista tuvo un solo trasfondo, hallar nuevas tierras para apropiarse de sus riquezas a toda costa, beneficiar a la corona española y personalmente a los conquistadores. El trabajo esclavo, la obtención de tesoros y la justificación de inculcarles la fe cristiana a cómo tocara, eran los objetivos de esa empresa y a consecuencia de ello América fue sometida durante siglos al robo de sus riquezas y el sojuzgamiento, abuso y muerte de gran parte de sus habitantes autóctonos.

Se calcula que solamente en el primer siglo y medio de conquista más de 17 mil toneladas de plata y 200 toneladas de oro llegaron a España, convirtiéndola en el imperio más rico de la época, todo lo cual en lugar de ser empleado para el desarrollo, fue despilfarrado. Eso sin hablar de otros tesoros mayores, como son los alimentos encontrados en el nuevo mundo, que se considera hoy constituyen las tres cuartas partes de lo consumido mundialmente.

Si pudiéramos preguntarle a cualquier habitantes de los pueblos originarios del continente qué fue la conquista española, respondería sin dudar que fue la invasión y saqueo total de sus tierras y la esclavitud y sufrimientos de sus habitantes.

Mientras tanto los cronistas de la conquista la describen como una heroicidad, pero lo cierto es que fue uno de los hechos más abominables de la historia que acabó con poblaciones completas, como fue el caso de Cuba, y conllevó la matanza y tormento de los pueblos indígenas, que se vieron privados de su libertad y sus costumbres, imponiendo la religión católica a la fuerza.

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Hay una figura controvertida de la cual nos dijeron cuando niños que era el protector de los indios, Fray Bartolomé de las Casas, pero éste dijo que la conquista de América había sido una de las maravillas de la historia. No importa que Neruda, que como ser humano también se equivocaba como le ocurrió con Stalin y Fidel Castro, hubiera dicho de de las Casas: “Pocas vidas da el hombre como la tuya, pocas sombras hay en el árbol como tu sombra”.
El padre de Bartolomé, quien estuvo en el tercer viaje de Colón, fue de los que trajo 600 indígenas esclavos, de los cuales le regaló uno a su hijo. Se embarcó hacia la Española, donde por sus servicios a Nicolás Ovando recibió su propia encomienda. Regresó a España, donde se ordenó sacerdote y volvió a la Española, ahora bajo el mando de Diego Colón, quien le dio otra encomienda y seis años después se dirige a Cuba, donde con otra encomienda explota el poco oro que quedaba en la Isla.

Es durante esos años que se dice que va ganando conciencia del abuso con los verdaderos dueños de las tierras “conquistadas”, pero su reputación fue dudosa; unos lo consideraban un sacerdote piadoso y otras un asesino ambicioso, porque durante muchos años fue dueño de encomiendas, y sus esclavos. Pero aparentemente al final renujncio a sus encomiendas, pero a su vez propuso traer negros de Africa como esclavos para sustituir a los indígenas. Fue tan malo el remedio como la enfermedad.

Lo cierto es que el protector se arrepintió de todo lo malo que había hecho, y a lo mejor por eso las citas de Neruda, quien también nos recuerda que el hombre que construye es luego el humo de lo que construyó.

Dejó de existir Bartolomé de las Casas y otros que pensaban parecido a él, pero siguió el abuso, el saqueo y el dolor y ahora, dos siglos después de que los países se fueron independizando, todavía muchas venas están abiertas en América Latina.

La religión.

“Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: “cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.”
Eduardo Galeano.

En el Siglo XV Cuba estaba habitada por indios Guanahatabeyes, Siboneyes y Taínos; estos eran pacíficos y tenían una organización que se conocía como comunidad primitiva. Otro tanto ocurría en el resto de Latinoamérica con diferencias notables, pues había civilizaciones de mucho mayor desarrollo como eran los Aztecas, los Mayas y los Incas.

Esos otros no eran tan pacíficos y se habían constituido en imperios poderosos gracias a sus adelantos y al uso de la fuerza, y todos tenían sus creencias religiosas muy arraigadas y que formaban parte inseparable de su cultura.

Pero en los barcos que llegaron a América vinieron juntas la espada y la cruz, al final la Corona y la iglesia eran una misma cosa con un único interés: obtener riquezas a costa del sufrimiento ajeno.

El mejor ejemplo de lo que representó la religión para los habitantes autóctonos del nuevo mundo, fue el caso del cacique Hatuey. Después de encabezar varias rebeliones, fue finalmente capturado y condenado a ser quemado vivo. Ya en la hoguera, un franciscano le habla del cielo y de la gloria y que si no se convertía al catolicismo iría al infierno, donde sufriría tormentos para siempre. Hatuey le preguntó si los cristianos iban al llamado “cielo” y ante la respuesta afirmativa, le dijo que prefería ir al infierno para no compartir con gente tan mala y cruel como los que profesan esa fe.

Esa es la fama que Dios, Jesucristo y la religión católica ganaron entre los pueblos indígenas. No importa que aparentemente todos se declaran cristianos y que en cualquier parte apareciera una cruz, la que se constituyó en un símbolo de dominio y de miedo, en el fondo los que predicaban y se decían fieles de esa religión todo lo que hacían era explotarlos y esclavizarlos, obligarlos a pensar como ellos quisieran y llevar un estilo de vida que no era el que conocían.

Por eso era tan importante que la fuerza de la espada fuera de la mano de la cruz, de otra forma era más difícil reproducir el escenario político, social y religioso de España en los territorios conquistados con los indígenas en el papel de trabajadores forzados, los que se vieron amenazados por la fuerza de las armas y la intimidación religiosa.

La religión no dejó de cumplir su malvado papel, como tantas veces en la historia, se puede decir que sin excepciones dondequiera que ha habido sufrimientos y muerte ha estado presente el papel de alguna religión.

 Christopher Columbus Cuba – https://upload.wikimedia.org

La conquista de Cuba

Cuba, la mayor de las islas del Caribe, fue el segundo lugar a donde llegó Colón tras el pequeño islote al que llamó San Salvador en el archipiélago de Las Bahamas. Fue el 27 de octubre de 1492 en Bariay, la zona oriental de Cuba que el Almirante dijera:

‘Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto jamás”.

Lo sorprendió la playa, el mar transparente, un río caudaloso, árboles frutales, flores, aves, verde por dondequiera, suaves montañas y habitantes y una población aborigen muy hospitalaria, laboriosa y pacífica, a los que llamó indios, por estimar que había llegado al Asia que era el objetivo de su viaje.

No fue hasta 16 años después que Sebastián de Ocampo,con su viaje de circunnavegación probaría con su bojeo, que Cuba no era un continente sino una isla. Ese fue el último paso para preparar las condiciones para la conquista, prefiero llamarla invasión, de Cuba.

La población nativa había sido el resultado de la huida a lo largo de todo el arco de las pequeñas Antillas hasta las mayores, como una manera de evitar a las tribus caribes, no tanto por antropófagos como por belicosos. Fue así que los taínos y siboneyes llevaban siglos viviendo en Cuba (se calcula que desde diez mil años atrás) y fueron relegando a los más atrasados, los guanahatabeyes, hacia el extremo más occidental de la Isla, pero todos vivían en paz en una especie de paraíso terrenal. Lo amable del clima y el suelo hicieron de Cuba un lugar donde “luchar la yuca”, un dicho muy de moda ahora, que se refiere a obtener los alimentos, era muy fácil.

Diego Velázquez, Hernán Cortés y Francisco Pizarro.  Tres personajes que en la escuela nos presentaron como héroes y no eran más que unos asesinos ambiciosos.

Hasta que aparecieron los españoles.

La invasión de Cuba comenzó en 1511 con Diego Velázquez, nombrado gobernador y quien se mantuvo en el cargo hasta 1524, tras haber fundado en 1511 a Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, en 1513 San Salvador de Bayamo, en 1514 a la Santísima Trinidad, Sancti Spíritus, La Habana, y Santa María del Puerto del Príncipe y en 1515 a Santiago de Cuba.
Las encomiendas se establecieron como modo de producción con sobreexplotación de la mano de obras en lavaderos de oro en los ríos, el traslado de minerales a grandes distancias, su empleo como remeros al servicio de los conquistadores y el cultivo agrícola. A ello hay que sumarle las matanzas de indígenas, rebelándose contra tanto abuso, como fue la de Caonao, sin dejar de mencionar que la crueldad imperante hizo crecer los suicidios hasta de familias o grupos poblacionales enteros ante tanto sufrimiento.

Esto trajo como resultado que de cerca de cien mil integrantes de la población aborigen cubana, tras los primeros cincuenta años del dominio español, solamente quedaban menos de cinco mil.

En cifras absolutas no es significativa, pero para nosotros representa la destrucción de nuestra cultura autóctona por efectos del trabajo esclavo, la pobre alimentación, los maltratos y las enfermedades traídas por los españoles.

  Baracoa: por donde comenzó la invasión de Cuba.

Esta es la triste herencia del genocidio a lo cubano.

Más tarde, teniendo en cuenta la privilegiada ubicación geográfica de Cuba, se determinó la organización política que se le dió a principios del siglo XVII en que la Capitanía General de Cuba tenía jurisdicción sobre la isla de Cuba, Jamaica, la Florida y la Luisiana. La Habana, capital de Cuba se convirtió en la Llave del Nuevo Mundo.

Pero ya los indios habían desaparecido y solamente quedaban algunos mestizos resultantes de la unión de españoles con nativos.

Sus experiencias en Cuba y en la Española, trataron de replicarla en el resto de América, donde ya los habitantes se contaban por millones y tuvieron que recurrir a alianzas y a convivencias, por lo que todavía los descendientes de los habitantes originales se cuentan por millones y en muchos lugares constituyen el grueso de la población o tienen una fuerte carga de mestizaje.

La deformada historia falsa del Thanksgiving o Acción de Gracias.

Los ingleses y otros colonizadores.

Inglaterra participó en la conquista con más de un siglo de retraso respecto a España. Además las numerosas tribus autóctonas de América del Norte, en los territorios a los que no habían llegado los españoles, eran de otras características que los hacían más difíciles de sojuzgar y limitar sus acciones, por lo que la conquista de ese territorio duró cerca de dos siglos. Los españoles habían dominado un territorio tres veces mayor (incluía gran parte de los actuales Estados Unidos) en menos de medio siglo, con una inferioridad numérica mucho menor y apoyados básicamente en alianzas con grupos indígenas.

Esa fue la gran diferencia de los ingleses respecto a los españoles, no integraron a su sociedad a los pueblos sometidos, sino que los exterminaron casi por completo para ocupar sus tierras, en las que implantaron la cultura y el modo de vida que traían del continente europeo, principalmente de religión protestantes que no eran tolerados en Inglaterra y otros países. Después aparecieron las fiebres del oro en California y Alaska y trajeron nuevos migrantes y aventureros, que junto con las guerra de rapiña hicieran que por la fuerza le expropiaran tierras a México o negociaran la adquisición de otras que eran propiedad de España o de Rusia a lo largo del tiempo, para llegar a constituir los actuales Estados Unidos, un país donde sus verdaderos dueños están confinados en las llamadas “reservas indígenas”.

Esa es la triste historia de la conquista de Norteamérica, por lo que todavía no se como la gente cree el cuento de Thanksgiving y de que los peregrinos decidieron compartir el pavo y los alimentos con los indios. Se ha vuelto una costumbre sin duda alguna, pero si vamos al origen de su celebración, es el genocidio de los habitantes originales de estas tierras.

Mientras tanto, al mejor estilo del imperio romano, los españoles crearon una nueva sociedad fusionando las culturas europeas con las indígenas y más tarde con las africanas. Los criollos fueron básicamente el resultado de españoles con indígenas porque durante las primeras décadas a América viajaban pocas mujeres.

Y en otros lugares como Australia y sus posesiones, de un millón de nativos que existían al llegar los ingleses, solamente quedaban noventa y tres mil hace un siglo. Ademas en lugares como Tasmania fueron totalmente liquidados y los niños que encontraban eran sometidos a esclavitud. El cambio de política mundial en este sentido ha hecho que los aborígenes y sus descendientes sean ahora 650 mil habitantes.

A partir de la llegada de Colón y comenzar la invasión española de la Española por Nicolás de Ovando, de Cuba por Diego Velázquez, de México por Hernán Cortés y del imperio Inca por Francisco Pizarro; le siguió la participación tardía en el reparto territorial de los ingleses, franceses y holandeses, los que a diferencia de España no estaban interesados en lo absoluto en civilizar o evangelizar a los nativos, ni en construir pueblos, caminos o iglesias con su participación, sino simplemente en acaparar territorios y comerciar con ellos, lo que elevó a niveles nunca antes visto el trueque de productos europeos por pieles de animales, causando una de las mayores catástrofes ecológicas de la historia, exterminando a muchas especies y afectando a otras.

Desgajando los mitos

Muchas de las cosas que aprendimos en la escuela sobre la conquista de América no son más que mitos sin más fundamento que el mismo basamento de cualquier religión, las que se sustentan en dogmas sin pruebas y que nos han repetido hasta el cansancio para que se instalen en nuestras mentes.

Para comenzar, Colón no sólo no fue el primero que llegó a América, sino que ni siquiera sabía a donde había llegado. Además se dice que el logro de haber llegado a estas tierras se debe a los hermanos Pinzón, unos andaluces a los que Colón les robó el protagonismo por ser el jefe de la expedición. Y por supuesto, todos sabemos que los Vikingos, procedentes de la península Escandinava, llegaron al nuevo mundo casi 500 años antes que Colón.

Otro mito es que pocos españoles derrotaron a ejércitos de cientos de miles de guerreros, lo que sabemos que es falso, ese triunfo es solamente el resultado de las divisiones entre las distintas tribus y culturas indígenas y el odio que sentían hacia los más poderosos como eran los Aztecas y los Incas, lo que hicieron posible el triunfo español, fundado en las conspiraciones e intrigas, en lo que sí fueron superiores a los habitantes autóctonos.

Hay un mito muy injusto, el que asegura que los españoles eran más inteligentes que los nativos y que estos eran mucho menos desarrollados culturalmente que los europeos. Los grandes avances de las culturas precolombinas en arquitectura, astronomía, ingeniería, medicina y otras disciplinas, desmienten totalmente esta afirmación. La ignorancia alimentada por los mitos religiosos, como las historias de Quetzalcoatl y Viracocha, hizo posible que los españoles pudieran someter a pueblos enteros.

También está el tema de las armas y los avances tecnológicos de los conquistadores. Lo cierto es que los cañones, arcabuces, pistolas, armaduras de hierro, y el uso de caballos no tuvieron un papel decisivo en nada, pues existían en cantidades muy limitadas y en poco tiempo se dieron cuenta los nativos de que ello no los convertía en invencibles. Además los indígenas estaban en su mayoría entrenados para la guerra y no eran para nada ingenuos o cobardes, además peleaban en su territorio y con el afán de proteger sus tierras y sus familias.

Pero si hubo algo que ayudó a los conquistadores españoles fueron las enfermedades que trajeron, desconocidas en América y para lo cual sus habitantes no tenían resistencia. Ese fue el peor enemigo de los nativos e hizo que muchos murieran por ellas. Un cálculo estimado con bastante sustento histórico, afirma que cerca del noventa por ciento de los habitantes del imperio Inca, murió en varias epidemias durante el siglo XVI, principalmente de viruela, tifus, sarampión y difteria. Historiadores aseguran que Hernán Cortés no hubiera vencido al imperio Azteca si Tenochtitlán no hubiera sido arrasada por la viruela, enfermedad por la que perdió la tercera parte de sus habitantes. En fin, el arma principal de los españoles fueron las enfermedades contagiosas que trajeron con ellos y probablemente sea la responsable del triunfo español en el nuevo mundo.

Otro elemento es que si se quiere atribuir a España el triunfo de la conquista, hay que decir que el ejército español no participó para nada en ella. El rey y las cortes contrataban a mercenarios o daban licencia a cualquiera para hacer lo que quisieran en América, siempre que les aportaran una parte significativa de lo que rapiñaron, sobre todo oro y plata.

La llamada conquista, o invasión de las tierras del llamado Nuevo Mundo no solamente fue un gran negocio, sino probablemente la mayor masacre de la historia humana. Ahora que el presidente argentino repite, como una muestra de superioridad racial, que “los argentinos bajaron de los barcos”, mientras que los mexicanos vienen de los indios y los brasileños de la selva, hay que definir que según estudios genéticos, el 66 por ciento de los argentinos tienen antecedentes indígenas, como ocurre en casi todos los países de Latinoamérica. Por eso, lo que bajó de los barcos fue un genocidio.

  https://lospocosfelices.blogspot.com

Hoy en día en España y en los territorios que colonizó, se habla el mismo idioma, pero un lenguaje muy diferente respecto a la significación del 12 de Octubre, con versiones totalmente opuestas.

Por una parte en las escuelas españolas se dice que los conquistadores llegaron al nuevo mundo afrontando numerosos peligros, descubrieron y civilizaron las tierras descubiertas y fueron premiados por los reyes por su valentía.

Mientras tanto el resto del mundo hispano considera que la conquista fue una invasión llena de violencia y crueldad cuyo principal objetivo fue la obtención de riquezas y que se puede considerar uno de los mayores genocidios de la historia.

Y ello está plenamente justificado. En Cuba éramos relativamente pocos, pero en medio siglo se extinguió casi completamente la población, mientras que en el extenso imperio Inca, en tiempo similar, su población de treinta millones disminuyó en un ochenta por ciento, y de doce millones de habitantes en México, en un siglo desapareció el noventa por ciento. Y en total se calcula la muerte de un total de sesenta millones de pobladores aborígenes, haciendo esta cifra de aniquilamiento la mayor de la historia en un evento, no superada siquiera por la Segunda Guerra Mundial.

Sin duda alguna se requiere de una reparación histórica del verdadero significado de lo que debía llamarse “encuentro de dos mundos” y no “descubrimiento”, porque no se descubrió nada, y al final somos descendientes de los vencidos y de los vencedores, un resultado evolucionado de ese encuentro.

No por gusto escribió Federico García Lorca una frase definitiva: “El español que no ha estado en América no sabe qué es España.” La magnitud de lo ocurrido, tanto en lo positivo como en lo malo, es la sangre de América Latina, y sus venas todavía están abiertas.

Mientras que los taínos cubanos de hoy, que no tienen ni una gota de la sangre taína autóctona, cantan sin cesar, como una forma de sobrevivir a estos tiempos:

“…Tú, tú lucha tu yuca Taíno, lucha tu yuca,
lucha tu yuca Taíno, lucha tu yuca,
que el cacique delira, que está que preocupa,
tú, Taíno tú, lucha tu yuca,
lucha tu yuca.

Que la jugada está apretá,
todo el caney lo sabe,
que no abunda el taparrabo
y no alcanza el casabe
que está cara la magia y más la medicina,
¡Ay! que se nos prostituyen las taínas.

Y que trabaja, trabaja como suda el indito
y la tribu vive al margen del delito,
que él no calla al cacique, no les sacia el apetito
que te está poniendo en fula el areito…”

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